Por Gabriel Amos Bellos | Hace ya once inviernos, a fines de julio del año 2009, participé –“profesional a cargo de la coordinación transdisciplinar”-, de una campaña arqueológica en cercanías de la localidad de El Alto, Catamarca. Se excavaría bajo un alero de un cerrito próximo a un riacho pedregoso cuyas márgenes estaban ocupadas por un tupido monte nativo con marcado predominio de cebil. La prospección preliminar, en la que