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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

Libros Tucumán es una librería especializada en literatura de Tucumán ubicada en Lola Mora 73, Yerba Buena – Tucumán.

 

 

 

 

 

Aquí adentro. Gravitacional y periférico

Por Gustavo Caro |


“A veces voy donde reina el mal”


Federico Moura

Visitar Tucumán en vísperas de la primavera puede ser una experiencia futurista: la lluvia negra provocada por los ingenios sorprendería al visitante más curtido. La primera vez que la experimenté me entusiasmé con encontrarme a Roy Batty a la vuelta de la esquina, recitando un discurso épico sobre la vida y la muerte mientras libera una paloma blanca. Pero no pasó nada de eso. Sin mi escena de Blade Runner, solo había lluvia de hollín anticipando la pestilencia primaveral de las citrícolas. Y el bochinche monosilábico del tránsito. Y las noticias de la democracia tucumana. Y su rictus provinciano con aire de metrópoli. “Tucumán es esto”, me dijo una señora que pasaba corriendo con una bolsa de almacén, escapando de la policía. “¡No esperes más!”, gritó antes de doblar la esquina. Pero igual acepté el empleo y decidí quedarme. 

Así es como años después de aquella decisión, me cruzo con Pablo Donzelli en una cancha de fútbol cinco. Me minga la tarea de escribir sobre el libro de Tucumán Zeta, la revista digital de crónicas periodísticas. ¿Cuál?. El último. ¿El de Messi?. Si.

Donzelli me mira y se acomoda el pelo. De haber subido a Amaicha a ofrendar a la Pachamama, mi agosto habría empezado diferente. Donzelli está mirándome de una forma que no me gusta. Le pido que recite a Roy Batty. En lugar de eso, sale volando como la paloma blanca. 

Según recuerdo, el 8 de diciembre de 2018 cayó en sábado. Tal vez viernes. No importa. Fin de semana, calor y humedad es la combinación perfecta de insania que Tucumán precisa para sus noches. El Centro Cultural Eugenio F. Virla alojaba la presentación de Aquí adentro, el segundo volumen de crónicas de Tucumán Zeta. Rumbeé para allá. Entreverado con cuadros y fotografías en la sala de exposición, Miguel, el achilatero de plaza San Martín, servía achilata desde su carrito. Tan fucsia como la vestimenta de su servidor, el mayor invento tucumano refrescaba y maquillaba a los asistentes que iban llegando. También había pochoclo gratis que obligaba a acodarse en la barra del bar y pasarlos con una cerveza. Y estaba, claro, el Messi de Famaillá. Firme junto a la pila de libros cuyas tapas viste con su fotografía, la estatua que con su módica fealdad alcanzó fama internacional era la estrella de la noche. Antes que con los cronistas y fotógrafos del staff, la gente posa en sus fotos con el devaluado y querido falso Messi. Una bizarría digna de esta provincia que tiene en Tucumán Zeta al biógrafo indicado. En el preámbulo de su presentación, el libro mostraba de qué estaba hecho. 

¿Porqué contar la historia de un esperpento como el Messi de Famaillá? Tratándose de crónica periodística independiente, de los remanidos y frecuentados temas que marcan agenda se ocupan los diarios corporativos. Puede ser una respuesta. Pero Emilia Herrerías Martínez tiene mejores razones para volcar en su crónica Esto no es un Messi una verdad de fondo: algo que parece preocupar y ocupar mucho a los habitantes de esta provincia es la construcción de una identidad. Moldeada en cualquier materia y circunstancia, erramos en esa búsqueda permanente con tal convicción que hasta un equívoco, un pifie, es capaz de representarnos. La figura enclenque y rugosa del Messi de Famaillá -que no es Messi pero no importa- proyecta en su celebrada existencia, tal vez, una síntesis imperfectible de cómo Tucumán se siente y ve. De algún modo, Tucumán Zeta termina escarbando ese tipo de minerales en todas las historias a donde apunta con sus plumas y lentes. Los desempolva y revela el brillo de una verdad, una razón de ser o un misterio que existe a la sombra de las certezas públicas. Camina por la periferia para encontrar los centros de gravedad de las realidades tucumanas.

En las dieciséis crónicas que forman parte de Aquí adentro, una cuidada selección de sus publicaciones digitales, el Tucumán retratado destila urbanidad y suburbio. Conurbano y ruralidad contigua. Esparcidas con mano sagaz, las crónicas se ofrecen con buen flujo a la lectura. Como en un libro de cuentos. Empezar por cualquiera de los textos nos llevará siempre al origen: el desbocado universo que conocemos como “Tucumán”. Tucumán como un mundo de asfalto y miedo. Alteridad y contaminación. Violencia y deseos. Ese que atrapa en sus contradicciones. Por el que se pasea Gloria Oh, “la drag con concha”, impresionada en éxtasis por Ezequiel Svetliza. El Tucumán que amenaza con sus facas y tumberas a Pablo Toranzo, fotógrafo que documenta la vida en el penal de Villa Urquiza, experiencia que la prosa de Pedro Noli expone sin evadir la crudeza del miedo. O el que celebra cada sábado el ritual televisivo de Los elegidos, el popular programa musical que Alfredo Aráoz desentraña con la avidez y perplejidad de quien juega con una fantasía. Los tres autores son los redactores responsables de la revista, equipo que se completa con los fotógrafos Diego Aráoz y Nicolás Nuñez. 

Periodismo narrativo que se ubica en un estante cercano a la literatura, Aquí adentro amplía la apuesta en las historias de gatillo fácil que se llevaron las vidas de Facundo Ferreira y Miguel Reyes -colaboraciones de Maby Sosa y Franco Carletto, respectivamente-, en las peripecias de Máximo Chehin para llegar al famoso curandero Brizuela o en el fino y exhaustivo retrato de la Yaqui, la trans que sostiene un comedor para adictos en la Costanera, que aporta Martín Dziencczarski, entre otras contribuciones. 

Entre documental y profana, la narrativa de Aquí adentro seduce y provoca. Escritura de borde, es una alternativa para visitar Tucumán en sus pasillos estrechos, siempre acechados por la voracidad policial; en sus noches desbordadas o en sus personajes de cicatrices cromadas que se transforman para transformar lo que se pueda. Como se pueda. Sin disfraces ni uniformes, Tucumán Zeta alza vuelo en el formato libro con la seguridad de quien entiende que para las palabras las fronteras son cosas de animales sin alas.

*Imagen: Aquí adentro, segunda selección de crónicas de Tucumán Zeta, La Cimarrona, 2018.

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