Por Natalia Acosta |
Quiero contarles acerca de algunas experiencias de circuit bending en Tucumán, hace década y media, cuando arrancaba el 2000.Por esa época tuve la posibilidad de vivir de cerca la movida, así que en este escrito mi lugar es el de “testiga”, un tanto lateral a los hechos, con un puñado de data amasada para convidarles, cual bollo para acompañar el ritual del mate cocido en las tardes ardientes tucumanas.
Pero antes de arrancar ¿Qué cosa es el circuit bending? Pues bien, se trata de una noción del campo de las artes electrónicas, que refiere a la acción de desviar o torcer circuitos de un artefacto electrónico en general de baja tensión (un pianito de juguete, una radio a pilas, y otras cosas que funcionan a pila) para lograr efectos sonoros o luminosos nuevos. Y esto, ¿qué novedad vino a traerle al devenir de las artes en Tucumán? Vamos ahí.
Esos raros sonidos nuevos
Allá por diciembre de 2005 se realizaba en el centro de arte contemporáneo La Baulera (coordinado por Jorge Gutiérrez) una feria de arte de pequeño formato, acompañada de recitales en vivo. Un incipiente “Proyecto Dichosa” (Damián Miroli, Mariano Heredia, Mateo Carabajal, Antonella Aparicio y quien escribe) fue convocado, entre otros colectivos, para presentar su stand en ese evento. Para el evento llevamos una serie de propuestas heterogéneas y dudosamente vendibles: hojitas con poemas, fotocopiadas y abrochadas artesanalmente; una obra de arte digital en dvd y un video poema en el mismo formato, que reproducíamos desde un televisor. Pero también presentamos un desafío: “Sacale una melodía al Theremin”. ¿Y ésto, en qué consistía? El theremin de nuestro stand era un aparato sonoro- realizado por Mateo Carabajal- que consistía en un circuito alojado adentro de un tupper transparente que oficiaba de carcasa. Dicho aparato era una versión artesanal de aquél primer instrumento electrónico nacido en 1920 en la Unión Soviética, de la mano de León Theremin. Su particularidad radica en que es un instrumento que se toca sin tocar, porque consiste en osciladores y un par de antenas que detectan la proximidad de la mano, produciendo un sonido ululante, más agudo o más grave, de acuerdo a la cercanía o la lejanía de la mano del ejecutante con respecto a la antena.
Durante los días que duró la feria de la Baulera, algunes curioses se apersonaron a nuestro stand, y entre que miroteaban el videopoema, le daban una hojeada a las poesías en fotocopias y deliberaban internamente a ver si nos compraban algo o no, también se acercaban a jugar con el Theremin, que con sus ululantes sonidos se mostraba irrevente y poco predispuesto a que le saquemos alguna melodía inteligible. Este instrumento es el germen del proyecto Los Aparatos, de Mateo Carabajal. Pero faltaba aún un tiempo para la verdadera ebullición sonora.
Fervor bending
Año 2006: con la expansión de internet y la Web 2.0 está llegando con fuerza la cultura libre y la movida del “Hazlo tú misme” (traducción en español del Do It Yourself, noción que luego mutará a Do It Together) en el sentido de promover la realización artesanal y casera de lo que otrora estaba en manos de la industria. Esta movida impacta en diversos planos, por ejemplo, en el surgimiento de sellos de música independientes, en las prácticas editoriales con la emergencia de las editoriales artesanales independientes y, en el plano de las artes electrónicas, influirá en la denominada Electrónica Diyera.
Además de Reed Ghazala y Nicolas Collins que fueron los mentores de la cultura del circuit bending allá por los años 60 y 70 en EEUU, en el plano internacional detectamos a un referente que impacta directamente aquí en Tucumán – según lo testimonia nuestro circuit bender local Mateo Carabajal. Se trata de Olaf Ladousse. Este dibujante, músico y diseñador industrial belga-español modifica los circuitos y la forma de electrodomésticos con el fin de convertirlos en aparatos sonoros. Sus Doo-rags calan hondo en el corazón de Mateo y lo impelen a ir por ese camino de exploración y experimentación sonora y visual con chatarra electrónica a la mano.
Es así que Mateo diseña en 2006 su primer There rag. Su nombre contiene dos partes: There, en honor al Theremin de León Theremin, y rag en honor a los Doo rags de Olaf Ladousse. Este aparato fue el primero de la familia de su proyecto denominado Los Aparatos.
A partir de este aparato sonoro- y con las invenciones posteriores de Mateo- surge una red de interacciones en el multiverso indie artístico tucumano: eventos performáticos, talleres, recitales, participación en ferias, muestras en galerías de arte.
Electrónica Diyera
Algo destacable es que la práctica de la “electrónica diyera” en general viene de la mano con su enseñanza. Se promueve el “bendeo” (=bending) autónomo y colaborativo del aparato. Propaga así el deseo por echar mano a la tecnología desde un lugar accesible y experimental que depara como momento final el armado de un pequeño monstruito electrónico, al cual uno tiene que aprender a conocer y descifrar en todo su espectro sonoro.
El primer taller de circuit bending dictado por Mateo Carabajal se llevó a cabo en el año 2008 en la terraza de un piso noveno en pleno micro centro tucumano. La consigna fue intervenir un pianito de juguete modificando su circuito para transformarlo en un aparato sonoro cuyo sonido variaba de acuerdo a la luz que recibía. A este taller asistieron músiques y artistas, y todes salieron con su aparato sonoro armado y listo para ser tocado.
Thererag. Fotos: Blog Los Aparatos.
A partir de esta experiencia inaugural y socializadora de un saber nuevo, Carabajal dictó más talleres de circuit bending y armado de aparatos sonoros, tanto en Tucumán como en otros parajes (Salta, Bs. As., Sao Paulo, entre otras). No fue el único, claro está. También por esta época hubo charlas, talleres y workshops a cargo de músiques y artistas electróniques de diversos lares: desde Bs As recibimos a Leonello Zambón y Azucena Losana, a Margó Bazan y Franco Capozzolo, a Jorge Crowe; desde Chile a Claudia González Godoy; desde Córdoba a Ciro del Barco y a Valentín Basel, entre otres. Todes nos trajeron novedades alimentaban nuestras experiencias con la electricidad y sumaban más aparateadas a nuestras vidas.
Workshop de Leonelo Zambón en Dorkbot Tucumán, 2009. Foto: Damián Miroli.
Gran parte de esta red de lazos y acciones concretas que vincularon a Tucumán con el resto del país y con países vecinos fue propiciada por los Encuentros “Dorkbot, gente haciendo cosas raras con la electricidad, arte y tecnología”, organizados por el equipo homónimo (lo integran hoy Mateo Carabajal, Damián Miroli, Marta Salina y quien escribe, además de colaboradores locales de lujo en cada edición: Maxi Farber, Carla Grunauer, Juan Pablo Manson, Ana Claudia García, entre otres). Tales encuentros arrancaron en el 2009 y continúan sucediendo. En ellos confluyen la muestra interactiva de aparatos, la conferencia, el taller y el recital. Pero hay mucho qué contar de cada uno de los encuentros Dorkbot y ameritan un espacio aparte.
Muestra interactiva Dorkbot 2009. Foto: Blog de Los Aparatos.
Volviendo al ecosistema en el que se movía el circuit bending en Tucumán, músiques del indie y artistas visuales comenzaron a tocar aparatos sonoros caseros e incluso les más audaces, también a fabricarlos .
Hubo una época en que el sonido ululante y de ciencia ficción de los aparatos sonoros de Mateo y de otros benders estuvo presente en varios recitales en vivo de bandas como Estación Experimental, Gomas de Eva, Monoambiente, Maxy Lowrey, Sidecar, Dos Aparatos. Algo de esto quedó en grabaciones de la época. Así fue como los there rags, los subosciladores, los theremines ópticos y theremingos, atary punk console, el drumbo, aparecían como instrumentos no del todo identificados y por tanto impredecibles en el paisaje sonoro del pop.
Aquí una versión del tema Salí Dulce, del dúo Dos Aparatos:
Aquí sale aparateada en el show de Maxy Lowrey en Escena Pop
Aquí aparateando con la banda Sidecar
Dos Aparatos en vivo
También hubo performeada. En 2007 Mateo Carabajal participó en una muestra zarpadísima de artes sonoras, coordinada por la actriz , música y performer Qoqui Mendez. La muestra se denominó «Ame pájaros» y entre otras experimentalidades había un lugar para una instalación de teheremines ópticos, que el público ejecutaba en simultáneo y cuyos sonidos alienígenas se entrelazaban con todos los sonidos del ambiente de la muestra.
En el teatro también hubo aparataje. El actor, músico y director Maximiliano Farber (alias Maxy Lowrey) incorporó una bicicleta sonora en su obra premiada «4. 48 Psicosis». Una bicicleta intervenida con un dínamo por Carabajal, que al ser “pedaleada” por la protagonista emitía un sonido inquietante.
Además, los aparatos de Mateo fueron llevados a muestras de arte. Una memorable fue en 2009 en la galería Jardín Oculto, en San Telmo, Bs As, gestionada por Espacio Tucumán. Fue la primera muestra en la que los aparatos – hechuras que más bien se tomaban como “medio para” la realización musical y que además estaban armados con jaboneras y cajas plásticas de Colombraro- de pronto estaban ubicados en las tarimas en una galería, titilando en su simpleza, primos del ready made. En ese mismo año Los Aparatos también participaron en la muestra curada por Diana Aisemberg, denominada Kiosko de artista.
Y, si vamos a seguir exponiendo las redes que fue desplegando el circuit bending y sus derivas, no puedo dejar de mencionar la colección Inmundo Aparato que Dichosa Editorial inició en 2009, con una serie de fanzines-tutoriales para la fabricación casera de aparatos, con su respectivo kit de componentes electrónicos.
Fanzines de Dichosa Editorial. Colección Inmundo Aparato. 2009 a 2013.
Para ir cerrando…
Ya que he dejado planteadas – muy en general – ciertas experiencias de circuit bending en Tucumán y su onda expansiva en las prácticas artísticas contemporáneas locales, me parece bien señalar, para quien quiera seguir pispeando, algunos tópicos que trajo aparejados la movida, a saber: pensamiento en torno al conocimiento libre, el consumo/producción de tecnología (high tech y low tech) y el aprendizaje desde la «anti teoría». Y también subrayar esto: una intención prioritaria del circuit bending fue y sigue siendo democratizar el conocimiento en torno a la tecnología.
La propuesta es poner al alcance del público interesado no científico elementos para la experimentación tecnológica, con resultados no programados. Las derivas locales en relación a la fabricación de aparatos sonoros toman un poco esa lógica y la comparten con les audaces interesades.
Sea armando un aparato o tocándolo, la experiencia nos deja ese gustito por la experimentación sin temor al error. Abordar un aparato desde el diseño o desde la interpretación sonora es una oportunidad para dejarse sorprender y perder el miedo a equivocarnos. Torcer un circuito puede traernos un resultado fugaz y hasta fallido, pero quién nos quita lo bendeado. Lo mismo que lograr sacarle alguna melodía al Theremin. Quién nos quita lo tocado no tocado.
¿Y ahora qué pasa? ¿Qué hacen les torcedores de circuitos, hoy?
Mucha agua ha pasado por el puente. Muchas oscilaciones han pasado a través de los cables. Aparatos sonoros se siguen haciendo aquí y en el resto del mundo, y siguen sonando en la música pop experimental. Pero también hay otras búsquedas en les circuit benders hoy.
En estos días me he estado acordando de esos destellos de empoderamiento tecnológico, la pedagogía de la desobediencia y la predisposición al error, el conocimiento compartido, la dirección a contramano de esa alta tecnología siempre obsolescente que propicia el neoliberalismo.
Nuestres benders hoy siguen en ese camino, con nuevas herramientas y con nuevas cosas que pensar, Desde la exploración de los fenómenos hídricos naturales vinculados a lo sonoro, que lleva a cabo hoy la artista electrónica chilena Claudia González Godoy, pasando por la investigación y puesta en obra musical y objetual sonora de Jorge Crowe, hasta la exploración de interfaces que permitan fenómenos de traducción de lo sonoro a lo visual, de lo táctil a lo sonoro, llevada a cabo por Mateo Carabajal, tales “torcedores de circuitos” siguen fieles a sus primeras intuiciones, pero van por más. Hoy siguen explorando y difundiendo, desde una perspectiva integrada con otras manifestaciones del hacer, un acercamiento de lo humano y lo natural.
Algo que nos vuelve a recordar una y otra vez el circuit bending es que la tecnología o es para todes o de lo contrario seguimos acrecentando el privilegio para unes poques. Esta actitud de apertura sintoniza con otras luchas y reivindicaciones, hoy vigentes para los sectores menos favorecidos. Que esta actitud también impregne el mundo de las artes no me parece un detalle menor. ¿Acaso no es mejor para el statu quo que nadie intente torcer los circuitos de nada o que se haga “como si”, pero no?
Sobre Mateo Carabajal
El autor del proyecto Los Aparatos es el tucumano Mateo Carabajal, ingeniero electrónico, artista sonoro, músico guitarrista de la banda de rock Estación Experimental, además de docente de talleres de electrónica. Su actividad musical y su búsqueda artística visual se han interceptado con su afición por la electrónica, en especial la que atañe al armado de aparatos sonoros, y a esto se suma la vocación por la cultura libre, que despliega en la escritura de textos instructivos en su blog y en sus fanzines de “electrónica fácil”, además de la enseñanza cara a cara en sus talleres de armado de aparatos sonoros para la comunidad. En estos últimos años fue referente de Robótica del Ministerio de Educación y más cerca en el tiempo coordinó La Academia mundial de Hacedores. Si quieren saber más sobre Los Aparatos de Mateo, visiten su sitio:
Otros de sus proyectos son: Dichosa Editorial, Dorkbot Tucumán.
Es también docente (Letras, Filosofía. Editorial) en circuitos formales e informales.
Discografía: «Paisaje que reviente», 2018. — «Animal Dorado», 2020.– «Yungas», en 2019, (La Casa de los aviones).
PH: Pablo Masino
Que hermosos recuerdos y que épocas únicas que nos tocó vivir, muchas gracias a mis tucuamigos 🙂