Entrevista al escritor español Jorge Carrión acerca de su nuevo libro, un experimento literario co-creado con inteligencia artificial.
Por Leopoldo Silva |
Usar el Chat GPT está al alcance de un click. Basta con preguntar y que este modelo de lenguaje de inteligencia artificial nos responda un texto que a primeras podría ¿impresionar? Pero… ¿basta realmente con preguntar? ¿En qué viene a cambiar la inteligencia artificial las creaciones literarias y la forma en que escribimos? ¿Realmente cambia en algo?
Los campos electromagnéticos, Teorías y prácticas de la escritura artificial que acaba de editar Caja Negra es un texto incómodo. El nuevo libro de Jorge Carrión en coautoría con el Taller Estampa – un colectivo de programadores con base en Barcelona -, y también con GPT-2 y GPT-3, dos sistemas de inteligencia artificial, pone sobre la mesa cuestiones que parecen desequilibrar algunos de los cimientos de las producciones literarias tal y como las conocemos.
A cien años de la publicación de la obra surrealista Los campos electromagnéticos, de André Breton y Philippe Soupault realizada mediante escritura automática, el experimento de Carrión tiene como resultado el primer libro surgido de una colaboración entre humanos e inteligencia artificial en español.
Un libro que ayuda a entender el vínculo entre el oficio de escritura y las máquinas. Un ensayo, pero también un experimento literario que abre preguntas sobre cómo serán de aquí a un tiempo las colaboraciones entre escritores y las inteligencias artificiales.
En esta entrevista Jorge Carrión habla sobre su nueva publicación. Reflexiona, además, sobre sus obsesiones como escritor, los algoritmos y acerca del oficio de escribir en tiempos del giro artificial.
¿En el proceso del libro qué fue lo que más te deslumbró? ¿Te dio alguna especie de vértigo en algún momento?
Pues yo creo que lo que más me deslumbró es la inteligencia humana, es decir, como hemos sido capaces de diseñar, construir y mejorar las inteligencias artificiales.
En el libro trabajé sobre todo con el Chat GPT-3, como su nombre indica eran sólo chats. Lo que hice fue hacerle preguntas para contrapuntear un texto más ambicioso hecho con la opción playground, en el cual hicimos juntos un remake libre de Los campos magnéticos de André Breton y Soupault.
También usamos el GPT-2, que es un algoritmo que sí podés adiestrar. Y lo entrenamos para que supuestamente escribiera como yo. La verdad es que los momentos de vértigo que hay en el libro tienen que ver con la locura del GPT-3. Extrañamente bueno, enloqueció literalmente con una respuesta. Escribió un auténtico poema o monólogo interior surrealista precioso a partir de la idea del algoritmo ermitaño. Y también tuvo momentos muy de sandez el GPT-2, justamente en un punto de conexión inesperado con el surrealismo.
¿Creés que el nuevo realismo se va a jugar particularmente en nuestro vínculo con las pantallas?
Llevo ya años hablando de la ciencia ficción como el nuevo realismo. Tal vez desde que vi Black Mirror y me di cuenta que era una serie mucho más realista que muchas de las series realistas de esa misma época. Porque en Black Mirror sí que se habla de las pantallas y la tecnología. Cosa que muchas series eliminan de la ecuación. De modo que son más bien anti-realistas porque la tecnología es fundamental en nuestra época.
Sin duda las pantallas son el interfaz. Son el espejo negro, el vínculo que tenemos con tecnologías matemáticas, abstractas, algorítmicas, que no se pueden representar y que son realmente el núcleo duro de la humanidad. O la otra mitad de la realidad.
Una cita con la que inicias el libro de Marcus du Sautoy: “No se trata de reemplazar la creatividad humana sino de aumentarla”. En el caso de la literatura y dado que dirigís un máster en Creación Literaria, ¿por dónde creés que va a pasar la transferencia y la enseñanza en la escritura?
En el Máster este año hemos introducido el podcast y los algoritmos dentro de un programa que empieza con Homero y que llega hasta la actualidad, porque un escritor de nuestra época tiene que tener una visión amplia tanto de la tradición como de la actualidad.
En efecto se trata siempre de buscar diálogos para volvernos más creativos o más humanos. La tecnología forma parte de la identidad cultural de la humanidad. El fuego ya es inseparable de nosotros y siempre ha sido por motivo de luz y motivo de sombra, de oscuridad, de destrucción. Depende de nosotros y del uso que hagamos del fuego o del GPT-4
¿Va a ser posible distinguir qué escribió el Chat GPT y qué hizo un humano?
Ya es posible discernir entre lo humano y lo artificial a través de tecnologías forenses y de verificación. Y creo que este tipo de tecnologías cada vez van a ser más importantes y más necesarias. En algún momento todos vamos a llevar una app en el móvil para saber rápidamente si un texto, una imagen o un video son falsos o auténticos.
En el libro también contás que estas inteligencias no paran de mejorar en la comprensión del lenguaje como estructura, como datos, pero no como semántica. Es decir, no como significados. ¿Eso no fomenta una escritura más literal, vamos a una escritura con menos metáfora?
El problema es que una metáfora también es una combinación de palabras y ellos combinan palabras. Aprenden de nosotros, saben crear metáforas, a veces son mejores o son peores, a veces más brillantes otras son más mediocres, pero ya son capaces de crear metáforas y seguramente el chat GPT-5 o el GPT-6 ya podrán acceder a zonas de ironía o de figuras que ahora todavía les están vedadas. Por otro lado, su intención en principio no es escribir literatura, pero yo creo que habrá un momento en que habrá opción poesía, opción novela, y cuento. Entonces veremos si son capaces de entrar en esas zonas que hasta ahora han sido exclusivamente humanas.
Hacés énfasis en la dimensión colaborativa de la escritura. ¿Creés que se está desdibujando la figura del autor?
La figura del autor es un mito moderno. Hasta prácticamente el siglo dieciocho no se habla de autores únicos, de grandes creadores, de grandes pintores o escritores. Creo que durante la mayor parte de la humanidad se ha creado colectivamente. Pensemos en la Academia de Platón, en el taller de Leonardo da Vinci, el arte románico o en la idea ilustrada de que hay que copiar o imitar para ser un pintor o un escritor.
De modo que es posible que eso tan obvio que es que siempre hemos escrito colectivamente sea una realidad, porque cuando yo escribo uso la inteligencia artificial del Word o de Google, mi editor y mi correctora me corrigen el texto y me ayudan a hacerlo crecer. Mi mujer y mi amigo Rubert lo leen y también me ayudan. Me nutro de miles de lecturas, es decir de miles de inteligencias, de autores que he leído. Yo creo que siempre estamos colaborando y co-creando. Quizás lo que hace el algoritmo es evidenciar lo que de por sí ya es bastante evidente.
¿Se viene un giro “artificial” con sistemas como el chat GPT?
La verdad es que creo que va a haber un giro motivado por el chat. Muchos escritores, cientos de miles van, o vamos, a usar el GPT-4 y el GPT-5. Igual que hacemos ahora con Google y que por tanto sí que va a haber un giro y esa tecnología va a entrar dentro de la creación literaria. Y que muchas veces no vamos a darnos cuenta o el autor no lo va a contar. Igual que no cuenta si ha copiado y pegado algo de Internet y después lo ha alterado. De un modo u otro, ¿no? Porque finalmente la remezcla y el remix es intrínseco de la literatura desde siempre; así como también lo es la apropiación.
Has dedicado buena parte de tu trabajo a recorrer librerías y lo seguís haciendo. ¿Creés qué van a seguir existiendo de aquí a un tiempo?
Yo creo que la llegada del vino a los supermercados no eliminó las tiendas de buen vino, donde hay alguien que sabe aconsejarte, donde hay bodegas pequeñas y exquisitas. Y yo diría que eso ocurre también, pues, con los discos de vinilo que se publican ahora mucho más que en los años anteriores y con tantos otros espacios de la cultura, ¿no? El cine vuelve a ser poderoso; sobre todo cuando se trata de cine, de arte y ensayo en versión original, bien curado, bien comunicado. Las librerías de ese tipo van a seguir existiendo yo creo durante mucho tiempo. Lo que no sé es cuánto futuro tienen las grandes galerías, enormes, que sí, que bueno, pues puedes acceder a esos libros y por otros canales.
Yo espero que ocurra como con el ajedrez. Las máquinas ya son mejores que nosotros, pero eso no significa que no sigamos jugando ajedrez entre humanos. Yo creo que la literatura humana tiene mucho futuro porque no es sólo texto, no es sólo redacción, no es sólo transmisión de ideas o de información, tiene que ver con lo espiritual. Tiene que ver con lo ancestral, con la tradición, con el ritual de escribir libros, publicarlos, que sean leídos, que sean comentados, que haya una circulación.
Jorge Carrión es escritor, crítico cultural, curador y guionista de cómic y podcast. Es doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra y dirige el máster en Creación Literaria de la UPF-BSM. Colabora regularmente en La Vanguardia. Tras publicar ensayos narrativos como Teleshakespeare (2012) o Librerías (2013), y la trilogía de ficción Los muertos (2019), Los huérfanos (2014) y Los turistas (2015), durante los últimos años ha explorado la inteligencia artificial en diversos proyectos, desde Solaris, ensayos sonoros (Podium Podcast, 2020-2021) hasta la exposición y libro colectivo Todos los museos son novelas de ciencia ficción (2022), pasando por su novela Membrana (2021). Ha sido traducido a quince idiomas.
Nació en Tucumán en 1998, es Licenciado en Comunicación Social (UNSTA) y Diplomado en Fotografía Documental (UBA). Cuando escribe narrativa flashea Juan Forn y escucha temas de El mató a un policía motorizado. Sostiene que la literatura es un milagro. Le gustan los gatos y la crónica periodística. Toma mate y duerme la siesta en el Parque Avellaneda. A veces se le pudren las naranjas en el canastito de la cocina. Ah y también es fotógrafo, ponele.
Me pareció mucho más interesante que la «explicación» de IA de alguien que metía una pantalla de videojuegos en su libro de poesía