“Vida y obra quiero que estén unidas, que haya coherencia, correspondencia, que tomen agua de la misma fuente”
Por Diego Puig |
Leo las respuestas de Roberta Iannamico, la poeta del interior de la provincia de Buenos Aires, y quiero marcar todo con negritas. Quiero que los lectores de La Solapa sientan la misma emoción que me produce su sensibilidad.
Roberta fue la entrevistada más difícil de conseguir. Les poetas al final resultaron ser los más complicades: cosas de tiempos y rutinas. No lo digo como una queja, para nada. Es más, siento admiración por ese desapego a la atención que aman otres escritores y por ese posponer insistente. Les veo, a les poetas, lejos de las neurosis de les escritores de prosa: nosotros que somos controladores, maniáticos, eficientes, rápidos, arrogantes.
Roberta contesta con minúsculas, palabras abreviadas y errores de tipeo: amo la brisa que corre por sus respuestas. No debería emprolijar la entrevista pero sucumbo a las convenciones. Me molesta un poco lo que hago porque odio la solemnidad de la “Escritura”. Todos deberían saber que leer no mejora la ortografía. Los escritores también confundimos la s y la c en la palabra decisión. Halla y haya, ¿cuál va? Porque nuestra relación con el lenguaje no es formal. Es más profunda que las convenciones. Hay algo de eso cuando Roberta habla de lo que admira en la sensibilidad de les niñes: amor por el juego, luz, libertad, imaginación, amor. Dice que si la leen por primera vez, que elijan un poema “juguetón”.
En serio, no conozco poeta que me haga sentir más alegría que Roberta Iannamico.
Además, contesta con maravillosa exquisitez sobre su relación con la geografía. Su consciencia de la subjetiva materialidad del espacio me pone “loquito” como la lluvia a los zorros de su genial poema. Dice de Bahía Blanca que es “amarga, tristona”. Buenos Aires es libertad, diversidad, humanidad, información, arte. Sí, coincido plenamente, y aunque al Interior le guste el lugar común de otro Buenos Aires, la capital argentina es un lugar muy humano, más que las provincias a veces. Villa Ventana, dice Roberta, es “cierto romanticismo más lírico”.
Quiero que la poesía de Roberta Iannamico esté siempre en mi vida: como eses amigues y esos amores a les que nunca renunciaríamos. Quiero que Roberta Iannamico sea mi amiga.
Y por favor, no dejen de leer su lista de palabras favoritas y las palabras que le parecen feas. Son pocxs lxs que se animan a decir con tanta claridad esto me gusta, esto no.
Qué genia, Roberta.
Hasta con sus respuestas genera amor.
¿Qué cosas te inspiran a escribir poesía, tu poesía? ¿Cómo operan los motores de tu escritura? ¿Hay cosas que hayas intentado usar como inspiración para tu poesía que no funcionaron?
Me inspira una emoción que muchas veces percibo en relación a la maravilla de la existencia, a su misterio, a su belleza, a la vulnerabilidad de las personas, a lo amoroso o sufriente de algunas situaciones. Esa emoción se transforma en una inquietud que sabe calmar la escritura. He intentado a veces realizar un proyecto, escribir sobre un tema, como un hilo narrativo muy claro en los poemas. Alguna vez lo he logrado y otras no aún. También he intentado un diario íntimo bien clásico, claro y organizado como deben ser los diarios. Tampoco lo logré, enseguida se me vuelve anárquico.
Alguien que no te conoce quiere acercarse a tu poesía, ¿con qué poema le darías la bienvenida? ¿Cuál sería un buen poema tuyo para leerte por primera vez?
Algunos poemas de juventud, con bellas imágenes o cierta gracia. Tal vez con animales o plantas. Juguetón.
¿Qué tiene que tener para vos un buen poema? Ya sea como lectora o como poeta.
Un buen poema tiene que tener energía poética en sus letras, energía emocional y una dosis de sorpresa en lo que las palabras van armando, cada poema tendrá su belleza propia, no hay fórmulas, al contrario. El poema es una construcción libre y única. Puede ser poderoso en lo musical, que el sonido de las palabras tome la delantera, o puede ser filosófico, que el desarrollo de sus significados nos revele algo nuevo o algo viejo y fundamental, o que tenga imágenes que extiendan nuestra imaginación hasta lo inaudito, o imágenes muy cotidianas que se nos presentan nuevas en su belleza, puede ser un clamor o un susurro. Cada poeta tendrá lo suyo. Pero siempre un poema traerá imágenes, traerá música, traerá ideas, traerá una afectividad del poeta que despertará una afectividad propia en el lector, siempre un poema traerá una voz humana y sus secretos, siempre traerá un fondo de silencio.
¿De qué manera creés que Bahía Blanca donde naciste, o Villa Ventana, donde vivís en el sur de la provincia de Buenos Aires, forman parte de tu sensibilidad?
Bahía Blanca es el paisaje de la infancia. El descubrimiento por mi gusto por las palabras y por los silencios con observación o pensamientos. Empezar a conocerse a una misma y a las personas de cercanía, inocencia y deseo de conocimiento, una ciudad un poco amarga o tristona. Seguramente eso estará en mí y en los poemas. Buenos Aires, donde viví 10 años, fue el paisaje de juventud. un sentimiento muy fuerte de libertad, de diversidad, de humanidad, de información, de arte. Y Villa Ventana trajo todo el bucolismo de la naturaleza, con sus ritmos diarios y estacionales, toda la inmensidad y belleza del paisaje, el contacto con hijes y otres niñes, cierto romanticismo más lirico.
¿Hay poesía en la pandemia? ¿Todo esto que estamos viviendo desde marzo del 2020 tuvo impacto en tu poética o en tu manera de escribir?
La pandemia abrió canales de poesía por el solo hecho de correr nuestro punto de vista, de ponernos en un territorio de incertidumbre que es un territorio de la poesía. En mi caso, me conectó con cierto tiempo e introspección que es mi espacio poético. Me ayudó a dejar de correr un poco, a dejar de creer que era tan importante todo. A preguntarme qué cosas me importaban en realidad y el camino de la poesía era una de las primeras respuestas.
¿Qué te atrae, te seduce de la literatura infantil y de esas sensibilidades?
Me gusta la luz de les niñes. Me gusta su juego y su verdad en el lenguaje. Me gusta la imaginación aun no tan domesticada, la libertad de risa, las cosas porque sí, la mirada hacia los animales como iguales, el amor incondicional.
¿Creés que hay valores en tu poesía? ¿Una ética? Ahora que se habla de las clausulas morales para los escritores, ¿cómo pensás la relación entre tu vida y tu obra, tu ética personal y tu poesía?
Uh, una pregunta muy difícil, como para resbalar y caer al barro jaja. Vida y obra quiero que estén unidas, que haya coherencia, correspondencia, que tomen agua de la misma fuente.
¿Cuáles son tus palabras favoritas? ¿Qué palabras te parecen feas o simple y llanamente odiás?
Palabras favoritas muuuchas: fruta (y los nombres de muchas), verdura (y los nombres de muchas), azul, tormenta, pradera, principio, farol, mística, mesa, silla, panda, cuenco, racimo, libro, libre, pincel, lluvia, Aconcagua, alfajor, mar, pulpo, tren, Transilvania, koala, aguaribay, ciruela, rivera, tierra, chispa, salchicha, bomba (ohhh puedo seguir por horas, algunas porque veo su imagen, las más porque me gusta el sonido)
Palabras feas: entuerto, asco, abuso, empresa, lacayo, millonario, cárcel, gancho, sórdido…
¿Qué poetas o escritores del interior te gustan? ¿Notás alguna diferencia entre la poesía que te gusta del interior (¿más periférica?) y la poesía más propia del centro literario argentino?
Muchxs poetas contemporáneos del interior me gustan porque tuve oportunidad de leerlos, de la Pcia. de Bs. As. mucho (de Bahía Blanca, Cnel. Suárez, Sierra de la Ventana, Dorrego, Tres Arroyos, de la costa bonaerense), de Patagonia, super fuertes, de Córdoba, de Santa Fe muchos. Tal vez últimamente he leído más poetas del interior que de capital. No siento que haya una gran diferencia. Claro que cada poeta es influenciado por su paisaje y sociedad, como hablamos en la pregunta 1, puede que haya ciertos ritmos, o tonos o elementos que vengan del entorno, pero también mucho viene de una interioridad poética muy personal en cada caso.
¿Te sentís periférica en cuanto a tu producción o a tu lugar en el mundo editorial/comercial? ¿Vivir en el interior de la provincia de Buenos Aires significa algo en tu escritura o en tu identidad como poeta?
En mi identidad como poeta puede ser, tal vez cierto paisanismo. Pero creo que hoy en día ya no tiene tanta fuerza en poesía la idea de un centro metrópolis, lo veo más bien como una gran red. En ese sentido no me siento para nada periférica
¿Qué es lo más difícil de ser poeta? ¿Qué es lo más difícil de escribir buena poesía? ¿Qué es lo más hermoso de escribir poesía en tu experiencia?
Lo más difícil de ser poeta: tomar a veces las cosas con demasiada importancia o gravedad.Lo más difícil de escribir buena poesía: ¡escribir buena poesía!!!Lo más hermoso de escribir poesía: la conciencia de un camino de conocimiento y de vida. El rato de silencio, soledad y azar
¿Cuáles son tus tres poemas favoritos del mundo mundial?
Uuhh soy muy indecisa. Paso
¿Te sentís parte de una literatura argentina actual o de la poesía argentina actual? ¿Te sentís parte de alguna generación o camada de poetas?
Me siento parte de la generación de los 90 de los que publicamos en ese momento de cierta ebullición de la poesía, libertad y diversidad.
¿Te enseñó algo a vos escribir poesía?
Es lo que me enseña
¿Cuál es el mejor consejo que te dieron en tu vida? ¿Qué consejo te gusta dar a vos?
Na. Ninguno de los dos
Roberta Iannamico nació en Bahía Blanca en 1972 y vive en Villa Ventana. Es editora y autora de libros de poesía, literatura infantil, adaptaciones de cuentos clásicos infantiles y textos escolares para docentes y alumnos de escuela primaria. Es cantautora y coordina talleres de composición de canciones para niños y adultos.
Entre sus libros se destacan Mamushkas; El collar de fideos; El zorro gris, el zorro blanco, el zorro colorado; Tendal y Celeste perfecto. Para chicos escribió Nariz de higo, y la colección A leer con pictogramas. También es coautora de los libros de lectura En patines 1, y Los libros del Caracol 1, 2 y 3.
Nació en Tucumán en 1982, pero se siente más o menos tucumano porque vivió gran parte de su vida fuera de la provincia. Es autor de la novelas Nadar sin luz (Ed. Milena Caserola, 2013) e It girl (Gerania Editora, 2020) y de los libros de cuentos Vírgenes infinitas (Ed. Mulita, 2018) y El problema de la luz (Gerania Editora, 2022). Actualmente sus escritores favoritos incluyen a Jhumpa Lahiri, John Cheever, Federico Falco, María Gainza, Rafael Pinedo, Hebe Uhart, Fogwill, Mavis Gallant, Lucia Berlin y Magalí Etchebarne. Dicta talleres de escritura y de lectura (con ¿excesivo? entusiasmo) online.