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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

Libros Tucumán es una librería especializada en literatura de Tucumán ubicada en Lola Mora 73, Yerba Buena – Tucumán.

 

 

 

 

 

La poesía como realidad posible

Por Rafael Diviza |

“La poesía es una calesita abandonada”

Oscar N. Gutierrez

            Si la poiesis, según la concepción Platónica, es crear o traer algo del no-ser al ser (siguiendo a Heidegger desocultar o “traer a la superficie”), podríamos animarnos a decir que la parodia, como paradigma comunicacional de nuestro tiempo, por el contrario, postula tomar lo-que-es, satirizarlo, ironizarlo y carnavalizarlo hasta diluirlo en el ácido sordo de la risa que precede a la angustia, para dejarnos desnudos ante lo que ya-no-es. La parodia invierte el mundo, y como tal se constituye en otra forma de desocultar, pero desde la orfandad del sentido. A través del estado de permamente parodia nos entregamos a una especie de onanismo mental que nos anestecia del dolor de un mundo cada vez más jodido pero menos consistente. Homo Homini Meme, somos ecos de una risa que se ríe de lo que somos: monólogos de espuma en el festival de la desesperanza. Ahre…

            En algún punto cercano de la historia de la comunicación humana, la velocidad de la reproducción de los discursos condujo a una explosión incontrolable de “ruidos”. Entonces, la parodia, en su naturaleza de animal que se alimenta de los restos de otros discursos, nos ofrece su turbio pelaje como el abrigo natural ante la desesperación. En este caos sólo nos reconforta reconocer que no hay sentido.

            Pero la creación, mitológica y cotidianamente hablando, requiere establecer un orden, de cualquer naturaleza, un orden nuevo, un orden que rompa otro, un orden que cuestione y reconstruya el sentido humano, pero un orden al fin. Es cierto, ese orden muchas veces consiste en girar alrededor de un vacío. Subirse a la ilusión de un pequeño animal de lata o madera y cerrar los ojos por un momento. Afrerrarse a ese viaje al que mi amigo Oscar define como un espiral alrededor de lo innombrable, e intentar, heróicamente, agarrar la sortija mágica, para dar otra vuelta. La poesía también requiere fracasar…

            …Sospecho que ella es ahora (y quizás, desde siempre) la única voz que puede reponernos de la anemia existencial que nos consume, rompiendo las pantomimas volumétricas de la comunicación en la Era de la hiperconectividad.

            Sólo la palabra viva, esquiva y equívoca, pero dispuesta a morir por algo al fin, logra restituir a la realidad su textura y peso propio, aún desde adentro de una pantalla. Sostengo que la poesía quiebra el diagrama visual en el que parodiamos nuestra existencia en el mundo virtual: la euforia de la imagen, el acabado de la escenografía, la plasticidad hegemónica de los cuerpos… son pulsiones que diluyen la experiencia del misterio hasta convertir cada vivencia en un cúmulo de acciones y reacciones útiles al mercado de la información.

            Esas imágenes que miramos todo el día nos contemplan y terminan por fundirnos en su espectro de emociones prefiguradas. Para atravesar el espejo negro y alcanzar el páramo de la conectividad nos calzamos una máscara que se burla del dolor mientras llora, o ensayamos un rostro que se ríe del amor mientras sufre. Si éste es otro círculo del infierno de Dante, sólo un Virgilio y una Pizarnik pueden ayudarnos a recorrer la noche oscura de nuestro tiempo: acá estamos, sintiendo que la eternidad nos recordará como extras en las mesas de un café, balbuceando, intentando llenar nuestros libretos con el goce fugaz y fantasmal de ser lo que a otros les gusta, les divierte, o les entristece. Publicaciones, selfies, moscas zambulléndose en una telaraña demasiado cargada. Todos queremos ser deseables, nadie se anima a ser deseo. ¿O si?

            ¿Es preciso nombrar a los poetas de los que habla este soliloquio? Ellos son los vagabundos en las calles de nuestra ciudad, ellas son las que se desmigajan el cuerpo y congregan a los pajaros que les atraviensan las venas. Ellas y ellos que me encontraron con su palabra en medio de la perra parodia de esta vida y me devolvieron las ganas de llorar con ganas o de romperme los huesos de amor, esos poetas que son la manifestación viva de que crear es hacer castillos al costado de una playa, aún sabiendo que la eternidad se devorará el mundo. Hablo de todos y todas, los nóveles, los publicados, los inéditos, los que se dicen escritores y los que no, hablo de sus textos apareciendo sin que nadie los llame: una Nuria Morales Borda, un Maxi Olmos, una Naty Roldán, un Pablo Gambarte, una Ruth Contreras, un Marx Bauzá, una Pau Cardozo… entre tantos y tantas.

            De vez en cuando irrumpe despeinada la poesía y en su rapaz desplazamiento agarra la sortija de la vida: se vuelve a encender la calesita, un murmullo nos anuncia el placer del extrañamiento montados en un verso… Su magia de hechura humana suena a belleza en el mecanismo del tiempo y un subibaja rompe el fin de la historia pregonando “un instante de incredulidad más» para reinventar otra realidad, ante todo, necesaria, y contra todo, posible.

3 respuestas a “La poesía como realidad posible”

  1. Gabo- dice:

    «subirse a la ilusión de un pequeño animal de lata o de madera».
    Que nos queda por fuera de ello más que rutina y el castigo del acelere ciudadano…
    Gracias Rafa querido.

  2. Amén o Amen. Vinimos a amar y ser felices. ¡Gracias por la magia!

  3. Nicolás dice:

    Me encantó… Suma mientras no Mr choque a mí la calesita..

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