Por Indio Cansinos |
Alguna vez escuché decir que cuando un problema parezca complejo, lo primero que hay que hacer es ir a lo más básico.
En este ensayo no voy a referirme al sentido de la vida, que parece una cuestión compleja pero que se resuelve con cosas básicas, sino a la canción, que parece una cosa sencilla aunque admite intrincados procedimientos.
Pues bien, voy a empezar citándome como ejemplo (siempre quise ser un tipo ejemplar y no voy a dejar pasar esta oportunidad): Era ya un mozo adulto, casi que ya no era mozo sino un señor, cuando me di cuenta, descubrí, me percaté de que la palabra verdura se origina en la palabra verde. Entonces entendí que podía haber cosas en mis narices sin que las pudiera ver y por qué la berenjena o el tomate no eran verduras. Quizás lo fueron, pero no ya al madurar (el caso del morrón verde, en una de esas será motivo de algún otro ensayo). El hecho básico es que verdura deriva de verde y esto es una verdad, verdad que, quien dice, sea un complejo derivado de verde.
Pero no demos mas vueltas, basta de verduras y vamos a los bifes.
Aunque queramos dotarla de elevación y que sostengamos que se trata de un fenómeno nacido del capullo mas pulcro de la sensibilidad del espíritu y no obstante que la invención de una canción es un hecho artístico nacido de la capacidad intelectual de una persona, cabe decir también -hay que decirlo- que la canción es, básicamente, un sistema. Si, un sistema como el motor del corsa que me volvió a dejar a gamba el día de ayer -pido disculpas por el exabrupto pero el confinamiento me deja pocas chances de comentar las peripecias de mi vida cotidiana y tampoco quise dejar pasar esta oportunidad-, un sistema que tiene muchas partes, elementos y secciones que se relacionan entre si mediante reglas, códigos y procedimientos que no tendrán la rigidez y constancia que puedan tener la ley de gravedad o el reglamento de designación de jueces, pero que son reglas al fin. Es un sistema mediante el cual se vinculan y relacionan conceptos, ideas sonoras y estructuras para que el mensaje que conlleva la creación de la canción se pueda medianamente expresar o tenga pretensiones de ser entendido.
Con lo cual se puede señalar que una canción puede tener varios niveles o estadios de mensajes. Algunos superfluos, claros y expresos como la letra de la pollera amarilla y otros ocultos, encriptados e indescifrables como el rol protagónico del bongó o el montuno recortado del teclado en el final de “la pollera amarilla” en la versión de Gladys “La Bomba Tucumana”.
Pues bien, vamos a adentrarnos en esos sistemas, no analizaremos específicamente lo que significa literalmente “oid mortales”, “tu y yo, alé, alé, alé”,“yonó le cantuálalunao “en el barrio ciudadela hay una banda loca muy descontrolada” sino mas bien qué hay de intrínseco, qué tiene dentro una canción, el por qué de sus partes.
En un primer acercamiento podemos decir que una canción, básicamente, tiene estrofas y estribillos -super básico-, aunque si ceñimos la atención veremos que algunas canciones también pueden tener introducción, intervalos, solos, puente, precoro, coda y otras partes -epa!-.
De hecho, no creo que sean muchas las canciones que solamente tengan estrofa y estribillo.
Dicho lo cual y hecha la aclaración veamos de que tratan, al menos estas partes básicas.
En las canciones que narran una historia o las que suelen tener un objeto preciso y orbital como temática central, el uso de estrofas y estribillo es casi obligatorio. En las demás canciones también hay estrofas y estribillos pero a veces no tienen un rol predominante.
Veamos lo mas importante primero: En algunos lugares llaman “coro” al estribillo, quizás haciendo alusión a que es la parte que se canta sí o sí, la que aprendemos fácilmente y nos la sabemos de memoria. En el sistema llamado canción todo lleva, todo gira alrededor del estribillo. Si la canción es una historia, el estribillo es el corolario de esa historia (quizás por eso le llaman coro). La canción se debe apoyar en el estribillo, este le da sustento. De hecho, estribillo es el diminutivo de estribo, es decir es donde uno se apoya para saber de qué va el resto de la canción. Es donde estriba la canción.
Aparentemente, el nombre estribillo habría nacido de denominar así a la primera estrofa de los villancicos para hacer hincapié que esa estrofa es en la que se estriban las demás. (Cántese Navidad o Blanca Navidad o como sea que se llame ese villancico).
Cabe destacar que en momento alguno se dijo que estábamos hablando exclusivamente de la letra, sino que con la música pasa exactamente lo mismo. Musicalmente todo debe llevar al estribillo, todo cobra sentido desde y hacia allí.
Puede suceder a veces que estrofa y estribillo suenen muy parecido. Pero siempre habrá algún elemento que aportará el hecho distintivo, algún énfasis, alguna dinámica, alguna intensión. Podemos citar de ejemplo “Solo le pido a dios” de Gieco, en la cual todas las partes son iguales, pero la que canta “…que la guerra…” se entona con mayor énfasis y se modifica solamente la ultima nota con respecto al resto de las estrofas. Si esta canción tiene estribillo, claramente es ese.
Ahora bien, ¿y la estrofa? Si el estribillo es el objeto de la canción, la estrofa tiene que darle su razón. Al tratarse de una historia, lógicamente en las estrofas se van presentando los personajes, las circunstancias, las causas y razones que desembocarán en el estribillo.
De hecho, bien se puede escribir canciones en las que cada estrofa va respondiendo a los interrogantes clásicos de qué, quién, cuándo, por qué, cómo llegó Macri a ser presidente, etc, que fundamentan una narración y en la cual habrá un nudo y su desenlace sucederá en el estribillo. En las estrofas están todas las preguntas.
El origen de la palabra estrofa se remonta al griego que significa algo así como vuelta o dar vuelta. -La palabra catástrofe tiene el mismo origen sobre todo cuando la letra es malísima-. Si la canción fuera el sistema solar, el estribillo sería el sol y las estrofas, los planetas.
Pues eso hacen las estrofas, dan vueltas. Como cuando nos piden que dejemos de dar vueltas y vayamos directo al grano (grano = estribillo). Existe un viejo axioma en el mundo del espectáculo que exige ir directamente al estribillo, no dar muchas vueltas e ir al grano. Lo sabían los Beatles y cualquier potencial hacedor de hits.
Por eso suele decirse que una canción con muchas estrofas repetidas sin que llegue el estribillo puede pecar de monótona, que dos estrofas son suficientes y luego sí, el estribillo. Pero tenemos como contraejemplo la chacarera, esa danza que presenta tres estrofas y un estribillo por cada mitad y no creo que haya quien pueda decir que es aburrida. Ocurre que los santiagueños, arduos cansinos -no por ello son menos inteligentes-, en el medio de la chacarera le metieron la media vuelta…
Terminamos aquí, podría seguir con toneladas de tinta o de KB sobre estos asuntos pero lo dejemos para otra vuelta.
Atte.,