Por Mora Toscano Caldelari |
Selección: Ana García Guerrero
Sobreescribir el amor
Mora viene a los talleres Mándragóra hace varios años. Desde niña escribe sobre el amor. Cada etapa ha marcado su mirada y ha ido aprendiendo a tomar de la realidad lo que necesita y de su capacidad creativa lo que hace falta para sostener una historia con el amor como protagonista.Que los chicos escriban sobre el amor no es raro aunque lleva tiempo acomodar estructuras y signos culturales que han ido cambiando. Finalmente es la emoción potente que todos quieren tocar con más o menos reservas y se entienden en ella en sus propios registros. Mora ha crecido y sus textos sobre amor han conservado un estilo personal inconfundible, en todas sus publicaciones están determinando su escritura. Quienes la siguen saben que pone a sus personajes a viajar, a partir, a mirar de lejos. Los encuentros están condicionados por la escencia misma de la emoción, generalmente sus finales son sorprendentes porque suele dejar al amor suelto, abrirse, salir de los peronajes y andar solo por el texto en la apuesta desafiante de fundar amores que pueden tener su fortaleza en los desencuentros.
Marcos Enamorado
Ya era 26 de abril cuando Marcos decidió que tenía que tomar sus cosas e irse. Hacía mucho tiempo que no sentía algo tan emocionante como ese día. Estaba totalmente enamorado, aunque apenas la conocía. Así que agarró una valija, puso poquitas cosas. Buscó una radio para escuchar música en el viaje y se subió a un barco que pasaba. En el barco no había mucha gente, casi que estaba solo, lo que le daba tiempo para sentirse enamorado.
Todo el mundo dice que son mariposas en el estómago, para él era más como un cielo estrellado en el corazón. Le gustaba sentarse en el barco, elegía un lugar de no pensar en nada y solo sentir. Ahí fue, cuando se dio cuenta de que quería mantener la ilusión de estar infinitamente enamorado por primera vez. Los días seguían entre olas y tormentas y soles avanzando a bordo del barco y él no hacía nada más que soñar.
Tenía una silla propia en la cubierta del barco. Se sentaba a mirar al amanecer y se levantaba recién cuando oscurecía.
De tanto sentir y de poco pensar se fue olvidando lo poco que sabía de ella. Navegaba y cada vez se acercaba más al puerto y a la puerta de su destino.
Él sabía que sabía que al bajar del barco no iría a buscar la casa amarilla en la que ella vivía al lado del mar.

Soy Mora Toscano Caldelari, tengo 15 años y voy desde hace 6 años más o menos al taller de Mandrágora. Me gusta mucho escribir pero, a veces, no se me ocurre nada. Aunque también es lindo escribir por mi cuenta, me gusta mucho más en el taller cuando estamos todos juntos.
No puedo ser muy objetiva porque soy tu abuela. Pero siempre, siempre me emociona lo que escribís. Sos tan creativa, tan emotiva que en cada párrafo te transparentas en tus frescas palabras. Adoro tu escritura y me llena de orgullo tu talento!!!!! Te adoro y exploto de alegría con cada publicación
Me encantó la frescura en el fluir de las palabras lo que le permite a la escritora trasmitir sensaciones e incluso posibilidades inusuales a medida que transcurre el relato.
Se evidencia, tal como expresa Mora que no se presiona a escribir, que “le nace desde adentro”… Sólo cuando siente ese impulso comienza a desgranar su pensar, sus sentires en estos relatos que nos regala
Me encantó la frescura en el fluir de las palabras lo que le permite a la escritora trasmitir sensaciones e incluso posibilidades inusuales a medida que transcurre el relato.
Se evidencia, tal como expresa Mora que no se presiona a escribir, que “le nace desde adentro”… Sólo cuando siente ese impulso comienza a desgranar su pensar, sus sentires en estos relatos que nos regala…
Me encanto
Bellísimo Mora. Felicitaciones! Muy romántico tu cuento. Te mando un abrazo gigante.
Intensa emoción!. Para mí, hermoso y minucioso . Adriana Rossini.
Felicitaciones
Muy bello tu relato, Mora. Tiene mucha ternura. Se nota que te provoca placer escribir, narrar, relatar. Felicitaciones