Por Susana Farías |
PRIMERA Y ÚLTIMA
-¡Aguanten que me peino! -alcanzó a gritar antes de que el primer cimbronazo lo empujara a la gatera que le estaba destinada. Allí, ansioso e irremediablemente despeinado, el espermatozoide 1.745.324 esperó el impulso final que lo dejaría en carrera, primera y última, hacia el óvulo aquél, rosado y apetecible, con el que había fantaseado toda su vida.
CARTÓGRAFOS
Aquella fue una estirpe de cartógrafos nómades que poseía una característica inusual : dibujaban los mapas en sus cuerpos. Mapas mudos, sigilosos, que solo en las noches de lujuria se iluminaban, señalando los ensortijados caminos para burlar la muerte.
Re ENCUENTRO
Me miro al espejo y no me encuentro, un rostro ajeno, de bordes difusos, me indaga desde su abismo. No hay ojos, si mirada; me asomo a ella y la atravieso, puedo sentirme sumergida en un agua remota.
No hay labios, no hay oídos, si la sensación de un oleaje que repite, incansable, el texto definitivo del amor.
Intento llevar las manos a mi rostro, pero en vez de manos, unas suaves plumas me acarician las órbitas. Una figura pequeñita va tomando forma y se eleva, impulsada por el aleteo de la risa, se desliza por mis cabellos hasta encaramarse en mi oreja izquierda. Es una niña, de pelo cortísimo y vestido primoroso que sonríe desde un agua primordial. Parpadea, bate palmas, canturrea una lejana ronda mientras gira hacia el espejo. Nos miramos, por fin me reconozco.
ESCRIBIRÁS TU SIEMBRA
Ávida de oraciones y metáforas comenzó la cosecha. Buscó entre las hojas de los helechos, del siempreverde, de la Santa Rita. En cada una y a su modo habitaban seres diminutos, semejantes a gusanos de colores con ojos de renacuajos insomnes. Los había comprado por migajas a un mercader de baratijas exóticas que supo pasar por la ciudad. La única indicación para su cuidado fue que debía procurarles humedad y alimentarlos con cantos de sirenas; condición difícil de cumplir en aquel páramo mediterráneo donde el único canto posible era el de los pregoneros que enardecían el aire con sus gritos.
Sin embargo, a los diminutos les gustó el alimento de los pregones citadinos y la humedad del jardín les sentó de maravillas para multiplicarse con tal fervor que, a los pocos días, si alguien se detenía a mirar con atención, podía creer que las plantas danzaban en los canteros.
Cuando hubo cosechado un determinado número primo de diminutos, y con una mezcla de gratitud y oprobio, los derramó sobre el papel inmaculado que esperaba en su escritorio. De a puñados y no sin antes agradecerles en un susurro, los miró, una vez más, rozar el papel y en un aleteo transformarse en oraciones, en metáforas que la mujer solo ordenaba y firmaba al pie.
MARGARITA
Dos veces me casé y una peor que la otra- sentencia mientras teje a la velocidad del sonido con dos agujas que apenas se adivinan.
Lo dice con bronca, mirando sus manos, como si la explicación estuviera entre sus dedos. O quizás por primera vez, a sus 80 y pico, nota la contradicción en esas manos que urden tejidos exquisitos, pero no pudieron tejer los puntos necesarios para sostener el amor en su vida.
-Todavía estás a tiempo Margarita- le digo divertida- anticipando el exabrupto que me lanzará como un sablazo.
Para mi sorpresa, con una expresión de ternura y candidez, se quita 30 años de encima cuando susurra como en una plegaria:
– Dios te oiga hija.
DESMEMORIA DE VIENTRE
Ayer domingo por la tarde a madre la desmemoria le ganó el vientre. Olvidó el oleaje en el que me cobijó durante tantas lunas, el íntimo rumor en el que fui nombrada, la clave entre su sangre y mi ombligo.
– Vos sos mi prima – aseguró.
Y la hija que yo era, murió en el filo de su decir, ayer domingo por la tarde.
CRAYONES
Nació y creció cerca del cañaveral donde se deslomaba la familia, generación tras generación. Los lapachos, el opulento jacarandá al que se trepaba , los naranjos , la verde estatura de la caña , el sol implacable, crecieron en ella como un remolino de colores que soñaba poder dibujar y colorear .
En el rancho no había plata para temperas o lápices de colores, así que cuando comenzó la escuela y la maestra puso en la lista de materiales imprescindibles ‘una caja de crayones’ sintió que el niñodios había por fin cumplido su deseo.Sólo pudieron comprarle una cajita de 6, pequeñita pero colmada de infinitas posibilidades.
El primer día de clases los contempló, los olió, deslizó sus deditos curtidos sobre la longitud de la magia y luego los cortó en minúsculos pedacitos. Cuándo regresó al rancho y su madre descubrió el descuartizamiento, recibió una de las mayores palizas que recuerda.
– Yo quería tener muchos, por eso los corté, doñita- me contaba entre risas – mientras juntaba , cómo cada día, los juguetes y los innumerables trozos de crayones que mis hijos desparramaban en el piso de casa.
DESPERTÉ ANIMAL ESTA MAÑANA
No sé en qué momento llegué aquí, la luz que me guiaba ya no está, la perdí jugando entre las burbujas mansas. Siento el latido del agua en perfecta afinación con mi agilidad cetácea.
Entiendo que debo salir a respirar. Mi parte humana lo reclama. Pero será luego, no puedo prescindir del placer de danzar como en el lejano vientre primigenio. Menos sabiendo que en la superficie me esperan redes y anzuelos.
*Música abisal, respiración afinada /cómo el afinado danzar del delfín./Mi corazón liviano, bailarín/despertó cetáceo esta mañana.
(*jugando con Conrado Nalé)
MINIBIO: SUSY FARÍAS
Nací en Mendoza, me crie en Córdoba y hace 36 años que vivo en Tucumán. Psicopedagoga por vocación, palabrera por necesidad y urgencia. Participo del Grupo Literario Animarse a Gritar y en la Revista A Turucuto, con la convicción de que no existe antídoto más eficaz contra los estragos del silencio, la ausencia, el olvido y otros males, que la palabra.
Por Elba Rosa Guzmán |
Ellas
Él pasa al lado de esas sirenas y siempre le producen extrañas sensaciones. Intenta, como Ulises, diversas estrategias para eludirlas y no dejarse embriagar por su mágico canto. Él confía en su fuerza, pero subestima la astucia de estas ninfas, que en sólida tierra pueden hacer mucho más con su canto.
Exilio
Ella había estado en Tucumán, en aquellos cafés de calle San Martín, siempre cómplices de nuestras quimeras, junto a una Maga misteriosa, aquella torturada Alejandra, la Rosaura que nunca llegaba a la diez. Ahora, en esta ciudad europea, donde buscó refugio de la persecución política, la encontré nuevamente casi sin sorpresa. Y esta señora, ahora gruesa, me mira con compasión- Fue mi musa juvenil y me turba.
-¿Por qué te fuiste?-le reprocho.
-Me delataste. Traidor- me contesta con furia cerca de la estatua de James Joyce en el Ponte Rosso.
Salamandra
A veces, soy la dueña de la llama, del fervor precipitado. Por mi empeño se genera la virtud de provocar la fantasía. Arquitecta efímera, logro que el tiempo se detenga. Hechizo. Luego, lo de siempre: esas llamas sólo me dejan sus cenizas.
MINIBIO
Elba Rosa Guzmán, Tucumán, integrante del Taller de la Prof. Ana Mopty.
Por Hilda Hansson |
Encuentro
Me sorprendo comiendo, atendida por personas extrañas después de pasar la noche fría y lluviosa. Estoy confundida, pero me gusta. Tanto abandono e indiferencia, no lo puedo creer. Encuentro una cama caliente y suave donde dormir varias horas. Escucho voces lejanas, no me importa, me siento muy bien. Después de varios días, te vi llorar cuando alguien preguntaba en la puerta por mí, te oí decir que me querías, que no podías dejarme, que lo que habías prometido no lo podías cumplir, que me querías. Me siento tranquila y orgullosa de tu amor porque ahora soy una reina, descubro tu alegría al despertar, tu voz que me habla con ternura. Casi me olvido que soy una gatita rayada y abandonada.
Cerraduras
La encuentro en un cajón, la llave de no sé qué puerta, perdida entre aros y collares. Brillante pero gastada, me habla de cuántas puertas todavía no abrí, de cuantas puertas se cerraron sin que probara si me conducían a un lugar soñado, al infierno o al paraíso, a un desierto o a una selva perfumada. La guardo pensando que esa llave simboliza el porvenir, ese que me depararía sólo aquella que estaba en mi propio interior.
Precavida
¿Hay una estrella con nombre de gato? ¿Sabés por qué te pregunto a vos que entendés tanto de astronomía? Porque todas las noches busco una estrella para llevar la leche a mi gato.
MINIBIO
Hilda Hansson, Tucumán, integrante del Taller de la Prof. Ana Mopty.
Por Lía Cúneo Quiroga |
Tallada de vacío
Con hipnótica mirada, ella se refleja en el espejo descubriendo su rostro. Huele a silencio.
En instantes comienza a percibir que se aproxima una sombra por la rendija de la puerta. Es él, cotidiana potestad.
Ella huye por los laberintos del espacio en que ya no está, perdiéndose en los brazos del cristal, andando sin volver, tallada de vacío.
¿Libertad?
Aire, cielo… tierra fértil. ¡Libertad!
¿Libertad?
Hoy somos compañeros. Vos en tu jaula y yo en la mía. La razón no descansa.
Los cuervos en las puertas de nuestras guaridas jamás soñarán. Lentas crecen sus garras.
Salida
No encontraba la salida. Cansada en la sala de espera pudo leer: salida-emergencia-escalera.
El descenso la sumergió en el lodo de su historia.
MINIBIO
Lía Cúneo Quiroga, nació en Tucumán. Escritora, poeta, investigadora, docente. Licenciada en Gestión Educativa (UNSE). Ejerció la docencia como Prof. de Lengua y Literatura. Coordinadora del Taller literario “Sendero de palabras”. Ha publicado los poemarios “Al filo de la luna”, “Constelaciones”, “Señales de amor” y los libros “Vida, obra y alma del Dr. Adán Quiroga” y “Mujeres destacadas de Tucumán (siglo XIX), tomo I, en el marco del Bicentenario de la Independencia. Los dos últimos declarados de interés cultural por el Ente Cultural de Tucumán, por la Honorable Legislatura de esta provincia y por la Municipalidad de la Provincia de Catamarca. Participó en antologías a nivel provincial, nacional e internacional. Tiene inédito el libro “Talentos de los pueblos originarios de los Valles Calchaquíes”.
Mónica Cazón (Tucumán). Escritora, Lic. en Ciencias de la Educación y Especialista en Literatura Infantil/Juvenil. Se desempeña en la UNT en Educación No Formal. Docente en PLAT. Coordina la Asociación Literaria Lagmanovich. Fundó el CIDELIJ Tuc (Centro de Investigación, Estudio y Lectura de la Literatura infantil/juvenil -Ente Cultural-UNT- y el Laboratorio de lectura crítica e investigación “MicroLee”. Gestora cultural. Colabora en La Gaceta Literaria y otros. Lleva editos 12 libros de diferentes géneros.