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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

Libros Tucumán es una librería especializada en literatura de Tucumán ubicada en Lola Mora 73, Yerba Buena – Tucumán.

 

 

 

 

 

MICRORRELATOS

Desayuno

Por María Eugenia Godoy |

El periódico mira el reloj y se dice:

 – Tengo tiempo de desayunar. Se sienta frente a la taza de café negro y humeante, mordisquea la tostada con manteca y mermelada, se calza los lentes para leer, y parsimoniosamente, hojea al hombre apoyado en la azucarera, sobre la mesa de la cocina.

Libro “En pocas palabras” (microrrelatos)

Encuentro

Por María Eugenia Godoy |

Pisaba fuerte las Hojas de Hierba, Whitman, salió en busca de Walt.  En el camino, encontró a Hansel y Gretel que iban a la fiesta organizada por Gulliver en la Casa de Chocolate. A ellos se unieron las Mujercitas ansiosas por ver a sus Hombrecitos. Meg calzaba sus Zapatos Rojos y no podía dejar de bailar. Así fue alejándose hasta que al fin pudo detenerse a la puerta del hogar de Blancanieves donde, rodeada por los Siete Enanitos, Cenicienta y la Bella Durmiente, en ese momento muy despierta, se entretuvo  escuchando a Marguerite contarles las Memorias de Adriano.

Finalmente, se reunieron todos en lo de Gulliver y Walt y Whitman se encontraron y pudieron celebrarse y cantarse a sí mismos.

Libro “En pocas palabras” (microrrelatos)

¿Y ahora?

Por María Eugenia Godoy |

Apurados, estacionaron la Santa María, la Niña y la Pinta, frente a la casona colonial de blancas paredes, en la que ondeaba una bandera celeste y blanca.

– Independencia, libertad, libertad- retransmitía Rodrigo, haciendo bocina con las manos.

-¿Y ahora qué les digo a los Reyes de España?- pensó Cristóbal, mientras ofrecía baratijas a los municipales, para evitar la multa por estacionar  debajo del cartel que reza “Prohibido estacionar”.

Libro “En pocas palabras” (microrrelatos)

Soñó que era un caballo

Por María Eugenia Godoy |

-¡Arre, caballo inútil! Arriba, que llegamos tarde al mercado.

El latigazo propinado por el ignorante dueño del carro obliga al animal a un nuevo esfuerzo. Pero, maltrato y mala alimentación terminan por doblegarlo y en un revuelo de  patas cae pesadamente sobre un costado. Sus ojos se cierran.

Este aire de libertad me llena los pulmones. ¡Qué placer sentir esas manos cariñosas sobre mi lomo, saber mis crines cepilladas, la piel lustrosa y suave, escuchar voces amigas invitándome a recorrer la verde pradera! ¡Y qué deliciosas parecen las rojas manzanas que acercan a mi boca!

Y majestuoso y elegante, trota, trota, trota.

Con ese último sueño, Campeón, cabalga hacia el cielo de los caballos.

Publicado en libro “Vuelo en palabras” (microrrelatos)

Definitivo

Por María Eugenia Godoy |

Al rozar involuntariamente la cicatriz pudo percatarse, no sin cierta dosis de alivio y alegría, que habían empezado a diluirse las imágenes que a diario la perseguían.

Decidida a que el proceso siguiera su curso, fue en busca de los elementos necesarios para su cura definitiva: una aguja grande y gruesos hilos de olvido para reforzar la costura, evitando así, que la herida volviera a sangrar.

Publicado en libro “Vuelo en palabras” (microrrelatos)

Saltitos

Por Gabriela Palazzo |

A los saltitos, un pie primero, dos tres cuatro baldosas. Cambio de pie, dos tres cuatro, los dos pies al piso. Otra vez, hasta llegar a la mitad de la cuadra. La cabeza concentrada -parece- en no salirse de la regla impuesta por él mismo. Un ritmo que viene de todos los tiempos le marca su pequeña diversión.

Once y media de la noche, las luces iluminan al silencio, al frío y a sus quizás siete años.

Piernas de rayuela, una mano libre y en la otra, un manojo de rosas sin vender.

Juego de chico, vida de calle. La vereda se deja pisotear por algún sueño con el cielo de llegada.

  Finalista en el VII Premio de microrrelatos “Manuel J. Peláez” de Badajoz

Timbre

Por Gabriela Palazzo |

La mujer está por cruzar la calle. Pelo blanco, blusa y falda livianas, una imagen de jovialidad que no se destiñe a pesar del andador que la ayuda (aunque parece que es al revés. Su decisión es contagiosa). Del caño frontal cuelgan un par de bolsas;  imagino que es su compra. Sabe sacarle provecho a su inevitable compañero de veredas antipáticas y tránsito ansioso. Una bolsa, otra, y al último, el objeto que hace juego con su halo: un timbre de bicicleta, brillante y redondo.
Un guiño sutil a la infancia, sonido de lata, conexión de vida.

Inédito

Invisibles

Por Gabriela Palazzo |

El hombre (un chico grande, más bien) sentado en la vereda, sobre una alcantarilla. La nenita, también. Chiquitita y hermosa, con el pañal desbordando ampliamente el ruedo de la falda, un colerito, un chupete, la mamadera, todos al ras del piso. 

El chico, el hombre, su papá, levanta a la hija brevemente, con firmeza suave y, suspendiendo su plegaria de por favor compremé, la estrecha contra él y le esconde un beso hondo en medio de ese pelito sucio de calle y de pobreza 

Un beso en medio de ese error o infamia que impunemente los sienta en la vereda de los invisibles.

Inédito

Obscenidad

Por Gabriela Palazzo |

Frente al hotel cuatro estrellas, a cinco escasos pasos del  bienestar asegurado en tres idiomas, un hombre con la edad envejecida por el calendario de la calle se acomoda en el colchón de baldosas. Una manta raquítica, la cabeza contra el piso. El acecho del invierno en el viento frío de Buenos Aires. 
Casi al lado, casi encima, la insolente vidriera de una tienda de café proclama, ignorando la obscena contradicción: ¡Bienvenido invierno!

Inédito

Ruedas

Por Gabriela Palazzo |

Eran tres chicos saliendo del colegio. Adolescentes sobre dos ruedas, amigos andando por las baldosas al ritmo del sol caliente, charlando. Casi las mismas nucas, el pelo desgreñado, las remeras idénticas. Los tres conversando de vaya a saber qué cosas que fácilmente se pueden suponer. Doblaron la esquina para ir a la panadería chiquita, el clásico cuchitril refugio, bebedero, sombra, una mesita que nunca pregunta, en la vereda. 

Antes de llegar, frente a un par de escalones, uno de los tres se bajó de la bici, la abandonó sin demasiados miramientos para empujar la silla de ruedas del otro, con movimiento de malabar, evitando la desigualdad del terreno. De la panadería salió uno más para levantar a la bicicleta que esperaba sin rencor.

Los que no saben, dicen: la juventud está perdida.

Inédito

*Imagen: fotografía de Martín Taddei

5 respuestas a “MICRORRELATOS”

  1. Maria del Carmen Pilan dice:

    ¡Estupendos todos!Felicitaciones a las autoras!

  2. Rodolfo Lobo Molas - Catamarca dice:

    Excelentes Excelentes, como en quechua la repetición del vocablo hace de superlativo. Me encantaron. Y qué decir de Gabriela Palazzo, con un Molas materno como el mío, mi prima hermana, genio y figura de las letras tucumanas. Me hicieron lagrimear Invisibles y Obscenidad. Cuánto satisface la buena lectura…!! Gracias Monica Cazón por visibilizar esta maravillas.

  3. Ana Palazzo dice:

    Preciosidades todos ellos!
    Te leo hermanita y vuelvo a leerte y otra vez, la emoción. Qué don tu capacidad de dibujar realidades con las letras.

  4. Laura Nicastro dice:

    ¡Muy buenos!

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