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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

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“Nunca quise que este proyecto fuese algo tradicional”

Entrevista a Pablo Espinoza, editor de Almadegoma Ediciones

Por Pablo Toblli |

El editor conversó con La Papa sobre su labor en Almadegoma Ediciones, que está cumpliendo más de una década de trabajo en edición artesanal. Rememoró sus orígenes, su idiosincrasia, su catálogo y sus proyecciones.

Almadegoma Ediciones es una de las primeras editoriales autogestivas del nuevo milenio 2000 en el NOA, llevando adelante muchos años de actividad editorial y feriante. Luego de una generación de escritores, hasta los años 90, que tenía que pagar por una edición industrializada en ciudades como Buenos Aires o Córdoba, aparece con el recambio una camada de editores que comenzaba a demostrar que se podía movilizar el campo editorial interno de nuestra región. ¿Cómo surgió esto? Contanos brevemente sobre los inicios, las influencias y si crees que la editorial fue producto de un contexto cultural que redefinía sus normas de producción, circulación y consumo.

—La idea original de Almadegoma era ser un proyecto de autopublicaciones. El primer título salió en el 2007, era mi tercer libro. Anteriormente había trabajado en otros proyectos con gente con la que publicamos algunos libros y fanzines de forma similar a la que después elegí para Almadegoma. Cuando arranqué con esto no tenía demasiada proyección a futuro (de hecho, nunca la tuvo). Vengo del punk autogestivo de los 90, del hardcore-punk que levantaba la bandera de la autogestión, de los fanzines, del «hacelo vos mismo»… entonces cuando tuve ganas de mostrar los poemas que había estado escribiendo en ese momento no tuve que pensarlo demasiado: le puse un nombre al proyecto y comencé a imprimir y armar. No me interesaba ponerme a buscar editorial en otros lados ni pagar para que me publiquen.

Con el tiempo fueron apareciendo títulos de otrxs poetas y sin darme cuenta ya tenía varios años de trabajo encima. De las editoriales que recuerdo de esos años, si no me equivoco son Editorial Cronopio (que arrancó unos años después, también de Jujuy) y Killa Producciones (de Salta), las únicas que aún se mantienen en actividad.

Almadegoma es representativa de una generación que a grandes rasgos podríamos definir como Indie. Más allá de que tal categoría toma distintos matices de acuerdo a la región, precisamente el NOA ha soportado históricamente una orfandad en calidad de subsidios. De todas maneras, podemos asegurar que hay una estética Indie que tiene que ver con la creencia en la autogestión y ese constructo «happy-sad» que hace de una generación que utiliza la exclusión de un sistema hegemónico en beneficio propio y lleva la autogestión como estandarte, lo que hace de un movimiento de mucha libertad y autonomía. Otro es el análisis que merece la literatura Indie que está muy marcada por los tópicos urbanos, de hecho uno de los libros más emblemáticos de la editorial es tu poemario Muchacha Indie. En este sentido, comentanos más sobre ese libro y el catálogo en general, como también de los valores estéticos/ideológicos que lo definen.

—Muchacha Indie fue el resultado de un momento. Cuestiones personales que tuvieron como soundtrack un conjunto de bandas (Indies, principalmente) y viajes con la editorial. No soy muy prolífico en cuanto a producción propia. Suelo escribir en series, temáticas o estéticas y lo que no va a libro lo descarto. En un momento los poemas que formarían ese libro ya estaban listos y el título, que fue lo último en aparecer, vino a cerrar la idea general. El título obviamente es una referencia a Muchacha Punk de Fogwill. El tema de la autogestión es algo que el Indie y el punk tienen en común, imagino que es por eso (más allá de lo musical) que me sentí tan conmovido en su momento por bandas como El mató un policía motorizado y todo el agite de la movida Indie.

Almadegoma tiene una línea estética que se fue haciendo más visible con los años. No sabría definirla. Es más fácil decir lo que no publicaría nunca que lo que tengo en cuenta al momento de elegir autorxs. Todo responde a un gusto personal, autorxs que me vuelan la cabeza, principalmente. Sin embargo, el catálogo es más heterogéneo de lo que se cree a simple vista, si bien hay una estética similar entre lxs autorxs publicadxs hasta ahora, creo que es un pequeño mapa interesante de la variedad de propuestas poéticas que hay en esta zona.

—Llama la atención que Alamadegoma es una de las pocas editoriales que sigue apostando a un formato artesanal, cuando ya algunas de las editoriales independientes de la región han optado por un soporte más industrial y tradicional del libro, que podría tranquilamente ocupar un lugar en los estantes de las empresas libreras hegemónicas. Los libros de Alamadegoma remiten a un cuidado hogareño. Contanos sobre esta posición y sobre el concepto gráfico del catálogo.

—Ese es el tema, nunca quise que este proyecto fuese algo tradicional.

En algún momento pensé en industrializar la producción, en trabajar con alguna imprenta y dejar lo artesanal, pero eran más los contras que los pros. Ya son muchas las editoriales que hacen los mismos libros, con el mismo formato… Además, me sigue gustando armar cada librito de Almadegoma a mano. Tiene otro sabor. Desde que elijo a quién publicar, hasta el resultado final hay todo un camino que incluye la selección de los textos, el diseño interior, la creación del arte de tapa, el armado propiamente de cada ejemplar y la circulación del material. Todo ese recorrido no lo cambiaría, al menos no por ahora.

—En 2022 la editorial hizo un comunicado en su cuenta de Instagram anunciando una suspensión de su actividad. Recientemente anunció su regreso a ferias. ¿A qué se debió aquella decisión de cese y por qué decidiste retomar la actividad? ¿Cuáles son los objetivos próximos de Almadegoma?

—Para bien o para mal Almadegoma depende de lo que yo como persona pueda dar. La pandemia complicó todo y después de la pandemia, por asuntos personales, se me hizo difícil ponerle energía y ganas a la editorial. Si bien el posteo salió en el 2022 la idea ya venía dando vueltas en mi cabeza desde un año antes. En ese momento no podía darle al proyecto la atención que merecía y a lxs autorxs la difusión que merecen. Realmente pensé que no iba a poder retomar nada de esto. Ahora de a poco estoy tratando de reacomodarme, volviendo de a poco a feriar. Veremos cómo sigue el asunto. La idea es publicar un par de autorxs que me interesan y retomar la difusión de títulos que en su momento no pudieron circular.


Pablo Espinoza nació en San Salvador de Jujuy, en 1983. Es artista visual, poeta, editor y toy maker. Publicó ,entre otros, los libros de poemas Nunca te enamores de una actriz de teatro (2005), Ojalá fuésemos superhéroes (2007), Mi amiga se esconde (2006), Cuadernos de un luchador mejicano (2011), Muchacha Indie 2014) y Mi monstruo punk (2016).

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