A propósito de Ofelia vuelve al río, de Noelia Gana[1]
Por Raquel Guzmán |
Un pequeño y delicado libro objeto de la colección Jardín, perteneciente a la Editorial Cronopios nos acerca un potente poemario de Noelia Gana donde se entrecruzan lo poético y lo dramático, el cuerpo de la naturaleza y las pulsiones de la vida, las imágenes del desgarro y la cadencia de las palabras. Se trata de Ofelia vuelve al río, donde ya el título anuncia la presencia del personaje multifacético legado por el teatro de Shakespeare, y que va desdoblándose en el poemario a través de sucesivas acciones, “Ofelia despierta”, “Ofelia duele”, “Ofelia invoca”, “Ofelia piensa”, “Ofelia espera”, “Ofelia vuelve”.
La tradición liga a Ofelia con la juventud y la belleza en la corte, con sus intrigas y secretos, pero también la asocia con las náyades de la mitología griega y las ondinas de los relatos celtas, ninfas bellas que enamoran a los mortales y cargan con el doble símbolo de regeneración y destrucción[1]. Es esta dualidad la que se expande en Ofelia vuelve al río, el agua es movimiento, dinamismo, amplitud pero es también lo oscuro, inconsciente, un espacio que es sometido a constantes indagaciones. Lo líquido, lo acuoso fluye en los poemas, armando y desarmando tiempos, cuerpos, recuerdos:
Subida a la mar
y al coche
hoy me hice ola
abrí las compuertas
choque de mareas
no encontré una palabra que pueda decirlo
Saco una cuchara
y revuelvo el charco
encuentro mi cuerpo
chorreando en el desierto
si venís no podrás verme
el agua que me inunda es un fuego
y en tus ojos busco el incendio.
En otros poemas esta imagen del agua se combina con la presencia de flores, pájaros, piedras, elementos cósmicos como luna y estrella, pero también se asocia con la música y el silencio. De esta manera se construye la travesía de una voz y un cuerpo que se transforman a través de distintos estados pasionales:
Que soy lágrima y lluvia y soy un poco estrella
Un poco estrella y un poco arena
y a veces me hago luna
y me lleno
y me vacío
y me encuentro oscura en una infinidad resplandeciente y me vuelvo centella
y me visto de mí con el viento
y ensordecida me pongo las flores
mis ojos de lechuza
y esta herida que viene conmigo hace tiempo.
La doble condición de Noelia Gana como psicóloga e investigadora teatral, se pone en evidencia en este libro que abre diversos cauces de lectura, la reescritura de la figura de Ofelia, dándole voz y presencia a través de poemas que, en muchos momentos, tienen el carácter de monólogos dramáticos, o trayendo al presente los interrogantes que la imagen poliédrica de Ofelia ha despertado en otras épocas ¿es inocente? ¿es cínica? ¿ama o no ama? ¿miente o no miente? En Ofelia vuelve al río el acento se pone en el fluir de las disquisiciones del propio personaje, sus dudas, tristezas y convicciones. Si bien el amor ocupa un lugar importante se trata de un sentimiento afable que rueda por los intersticios del mundo y la naturaleza.
En estos poemas poco queda de la imagen tradicional de la belleza femenina forjada por el romanticismo, hay aquí una Ofelia que toma la palabra, se apropia de una voz reflexiva y contundente frente a los avatares de la vida, la soledad, el tiempo, la muerte. Entre Eros y Tánatos se inclina por la pulsión vital que la lleva a cuestionar y cuestionarse frente a un tu que se diseña diferente (y aún opuesto) pero objeto de comprensión y afecto.
De esta manera Ofelia retorna al río de las palabras, sumergida en un lenguaje diáfano, de reiteraciones rítmicas, de cadencias en el verso libre que se abre y se pliega como el murmullo de un pensamiento, para decirnos que la belleza de Ofelia no estuvo en su muerte, sino en la potencia de una vida que continúa.
Imagen: John Everett Millais.
[1] Guzmán R. “Ofelia en la poesía contemporánea: entre la reescritura y la crítica” en http://portalderevistas.unsa.edu.ar/ojs/index.php/cdh/article/view/845
[1] Gana Noelia (2022) Ofelia vuelve al río. Colección Jardín. Palpalá, Jujuy: Editorial Cronopio.

Docente e investigadora en estudios literarios. Su obra poética incluye Quiero volver a casa (1991), Zócalo (2016) Inundación (2018) Ómnibus y Ondulaciones (2019) Poema del cuerpo fugitivo (2020) y Sala de espera (2º Premio FVO 2021). En narrativa Verde Billar (2018), participa del grupo Micrósfera, de producción y difusión del microrrelato. Junto a Miriam Fuentes coordinó Eva decidió seguir hablando. Poesía de mujeres en el noroeste argentino (2009).