Por Lucas Cosci |
El año transcurre sigiloso y ralo como una sombra de alas rotas. Parece mentira. Ya pasamos la mitad. Seguimos en un mundo de barbijos y distancias, en una incertidumbre que nos paraliza y en una hostilidad que nos aniquila.
Pero La Papa está en pie, puesta sobre una silla de pata rota, vigente como nunca. Se me ocurre pensar que la pata rota de la silla es este tiempo doloroso que no pasa y que se lleva tanto.
Pero seguimos traficando textos, porque es nuestra forma de resistencia.
Alguien me ha preguntado en estos días qué era la papa. Y mi respuesta ha sido casi sin pensar: La Papa es comunidad, comunidad de hacedores. Somos innumerables los ojos que nos desplazamos por sus pantallas para reconocernos en otros ojos, que están ahí, en cualquier intersticio del NOA, buscando lo mismo. Ya no más un “así nos ven allá”. El “allá” ahora es en todos lados. Somos muchos, dispersos, variados y desvariados. Pero hay una especie de milagro que es el de conocernos y reconocernos, a través de los caracteres e imágenes de una pantalla. Es un hecho interpelante. La revista quiere conectarnos, multiplicarnos, amplificarnos, alojarnos en sus constelaciones de sentido.
Pienso La Papa más que como una revista, como un acontecimiento. Es un espacio de aparición, de descubrimiento, de discusión y de creación.
Como ciudadanos de un mundo periférico, estábamos acostumbrados a que las revistas literarias sean proyectos efímeros, hechos de voluntades de alta cilindrada que de pronto se quedan sin nafta. Lo maravilloso es que con La Papa seguimos andando como un motor que tracciona con el aire.
Seguimos como siempre en una lejanía que nos quiere dejar sin habla, en la trastienda norte del territorio nacional, pero ahora más cerca de nosotros mismos. Ese es nuestro viaje. Hacia adentro. Tan cerca que ahora nos editamos. El esfuerzo editor de este año ha sido titánico, si se piensa en un trabajo artesanal e independiente. Ahí está la Antología El Puente, ahora reeditada en papel, que sigue caminando lecturas. Está el desconcertante Edgardo H. Berg de Fabián Soberón. Propuestas como Sedimentos, un gran desafío de Hernán Carbonel que esconde un tesoro de páginas y voces. También emergen viejas propuestas que se renuevan con mucha audacia como la imperdible trilogía de Perrone y la lista sigue abierta. Y Microteca, un intento de llevar los microrrelatos a las aulas.
Hay mucha palabra dando vuelta entre nosotros y pocos espacios donde decirla. La Papa es uno.
Estábamos lejos y solos. Seguimos lejos, pero rodeados de amigables cercanías.
Ilustración: Camila Kaese
Sumario septiembre 2021
Comentario de libros: Microteca, el microrrelato y el relato como herramienta en el aula, por IIdiko Nassr.
Entrevistas: “La escritura me parece, por momentos, mi única posesión”. Entrevista a Luciana García Barraza, por Pablo Toblli.
Autores: Los poetas en Gerardo Nuñez, por Gabriel Gómez Saavedra.
Ensayos: Berlín, Lübeck y la literatura periférica, por María Lobo.
Comentario de libros: Una generación de puro cuento, por Lucas Cosci.
Letras en música: Arquitectura compositiva: La música de Gerardo Nuñez, por Patricio Gómez Saavedra.
Comentario de libros: El convite de una extensa imaginería, por Pablo Campos.
Letras en arte: Sobre interruptor, por Cecilia Vega.
Comentario de libros: El telar de la trama. Orestes Di Lullo, Narrativa e identidad, de Lucas Cosci (Edunse, 2015), por Mario Lavaisse.
Ilustraciones: En teoría, por Maximiliano Torres.
Entrevistas: Entrevista a Bárbara Sarasola-Day, por Fabián Soberón.
La solapa: Agustín González, un escritor disidente y periférico, por Diego Puig.
Letras en música: Contra la ilusión del ser razonable, por Maira Rivainera.
Letras en teatro: El banquete. Palabras sobre “Escena de cena”, por Samuel Cortéz.
Entrevistas: “El disco tiene mucho el concepto del encierro, es un disco más oscuro que Kawai”. Entrevista a Luciana Tagliapietra, por Guadalupe Valdez Fenik.
Comentario de libros: Sobre Develado mundo, de Susana Noé de Teitelbaum (Ediciones del Parque, 2019), por Pablo Toblli.
Lugares: Una foto en medio de las montañas, por Leopoldo Silva.
Letras en cine: La forma del deseo y la violencia, por Fabián Soberón.
Había una vez: Historia de burbujas, por Ana García Guerrero.
Literatura infantil/juvenil: Los estudiantes tienen la palabra, por Mónica Cazón.
Comentario de libros: “Ven a Jujuy, ven a cantar; todo es mejor, ya lo verás…”, por Cecilia Rocabado.
Vive en la provincia de Santiago del Estero. Es doctor en Filosofía por La Universidad Nacional de Córdoba. Docente e investigador en la UNSE y en la UNT. Autor de libros de ficción, entre los que se encuentran Faustino (novela, 2011), La memoria del viento (cuentos, 2012), 1958, estación Gombrowicz (novela, 2015), Ciudad sin Sombras (Novela, 2018); y del ensayo El telar de la Trama. Orestes Di Lullo, narrativa e identidad (2015). Es autor del blog El cuaderno de Asterión, en línea desde el año 2009, donde publica artículos literarios y de actualidad política
Qué excelente presentación Lucas, más que una descripción, es una foto.