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Reivindicando lo colectivo en los Valles Calchaquíes

Crónica sobre la 1° Feria del Libro de Amaicha del Valle

Por Franco Rubén D’Angelo |

El día 3 de febrero, a las 22 h. aproximadamente, llegó a su fin la 1° Feria del Libro de Amaicha del Valle, o con su hermoso acrónimo de fácil pronunciación: FLAV. Permítanme detallar un poco más sobre esta experiencia y su itinerario. La FLAV se extendió a lo largo de tres días, siendo la realización de un objetivo y un ideal compartido por todos los participantes: tener una feria en los Valles Calchaquíes alejada de toda parafernalia y comercialización del libro.

Desde los días anteriores a la largada de la feria, pude observar el arduo trabajo de los organizadores: La Papa editorial, Librería Amauta y la Comuna Rural de Amaicha del Valle. Detrás de estas asociaciones se encuentran nombres de grandes personas capaces de encender la llama que impulsó la feria: Pablo, Magui, Eduardo, Claudia y Claudio -coincidencias extraordinarias se dieron en un contexto igualmente extraordinario-. Este grupo gestionó desde los permisos para el uso de las infraestructuras de la comuna, hasta la promoción del evento tanto en redes sociales como en dos radios de Amaicha, escuchadas asiduamente por la comunidad.

La FLAV estableció un precedente para futuras ferias en las que se prioriza la transmisión cultural sobre la rigidez de horarios comerciales, permitiendo que escritores y poetas se unan en un mismo espacio para intercambiar diálogos e ideas. Entre mates y tortillas al rescoldo que pasaban de mano en mano, se vendieron fanzines, agendas, láminas de artistas, dibujos, libros, libritos y librotes. Además, se realizaron lecturas de poemas, cuentos, presentaciones de novelas y trabajos de investigación. Un momento emotivo fue el homenaje a Gustavo Bravo Figueroa, donde nietos e hijos compartieron sus recuerdos. Me sería imposible mencionar a todas las personas que participaron sin correr el riesgo de omitir a alguien, así que prefiero mantenerlo general. Porque, cada participante fue fundamental y logro generar un momento único e irrepetible.  

En simultáneo, se llevaron a cabo talleres sobre: escritura poética y narrativa, ajedrez, edición digital (¿cómo realizar una revista web?), y exploración de libros con realidad aumentada. No pudo faltar el fogón para contar cuentos en el que se invitó a miembros de la Comunidad de Amaicha a participar. Al finalizar cada día, se disfrutó de música en vivo y en la primera noche el aire se llenó de chispas gracias al canto de las copleras. Todas estas actividades se desarrollaron en diferentes espacios institucionales de la Comuna: la biblioteca, la sala para eventos, y la plaza misma. La demostración de que a través de la gestión ciudadana es posible darles otros significados a estos espacios, logrando que todos se sientan parte de la vida democrática.

Durante los tres días, todo se desarrolló de manera orgánica por la magia de Amaicha, algo difícil de capturar en palabras. La FLAV me recordó a cuando todos salimos a festejar la tercera estrella de la albiceleste copando calles, avenidas, plazas y cualquier monumento capaz de albergar a varias personas a la vez. La única forma de experimentar un abrazo comunitario es participando en él, y en un contexto en el que se pregona que la única salida es individualista, ese tipo de experiencias son más necesarias que nunca. Por eso, y arriesgándome a sonar como un vendedor de viajes de egresados, extiendo la invitación de antemano a una FLAV 2025 para quien quiera sumarse y vivir una experiencia que toque el corazón.

Cerrando estas impresiones, acercándome al final, debo confesar que tenía planeado utilizar una etimología sobre Amaicha que, tras investigar un poquito en el Google, resultó ser una vil mentira. La definición falsa que había encontrado sugiere que Amaicha tiene el significado de «Amucharse, amicharse, amaicharse en Amaicha», que se traduce como reunirse, juntarse, abrazarse, derivado del quechua según un tal Padre Lozano[1]. Sin embargo, la etimología real está en disputa, dejándonos con dos posibilidades: 1) «AMAICHA» deriva del aymara «AYNACHA», que se traduce como «abajo» o «parte baja». 2) «AMAICHA» se origina en el quechua AMA ICHA o AMA HICH’A, que puede traducirse como «no derrames» o «no viertas»[2].

A pesar de la decepción por no poder emplear la etimología falsa y ofrecer un cierre más solemne, me aventuro en una prestidigitación literaria torpe de antemano. Voy a utilizar el verbo «amaicharse» con las siguientes acepciones de acuerdo a lo que nos dejó la FLAV:

  1. Unir a personas en un abrazo respetando el espacio del otro.
  2. Conocer nuevas personas y compartir un pedazo de pan, un mate o un poco de agua caliente para el mate.
  3. Tomar un vinito o una cerveza a la sombra de un algarrobo mientras se disfruta del arte y la cultura.
  4. Pausar por un momento los tiempos de producción para disfrutar.

Termino aquí, con ese espacio en blanco, porque «amaicharse» tiene más significados en lo colectivo que desde la perspectiva simplista de alguien que está detrás de una PC. La feria no terminó a las 22:00 hs, ni comenzó el jueves 01 de febrero; es algo que germinó mucho antes, en el diálogo de tres amigos en una casa de verano.


[1] https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-209-2003-05-11.html#:~:text=%E2%80%9CAmucharse%2C%20amicharse%2C%20amaicharse%20en,Amaicha%2C%20seg%C3%BAn%20el%20padre%20Lozano. Aquí se encuentra la etimología falsa.

[2] Etimología planteada por Ernesto Damián Sánchez Ance (Tincho Tucumanense) Miembro Correspondiente de la Academia Mayor de la Lengua Quechua (Res. Pres. 054/2002 – Cusco, Perú). Enlace: https://portaldeprensa.com/post-details.php?id=121

2 respuestas a “Reivindicando lo colectivo en los Valles Calchaquíes”

  1. Mariana Daniela Ruiz Diaz dice:

    Bellísima y conmovedora crónica! Casi que podía sentir el aroma de la tortilla al rescoldo mientras leía. Bravo amigo!!

  2. elBarto dice:

    Muy buena reseña perro, una pena lo de lo etimologico q va ser no se les ocurrio un nombre mas epico a los pueblos originarios jaja. saluditos desde el multiverso.

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