Por Mariana Dorado |
Conocer la vida de Leda Valladares fue sumergirnos en un mundo que nunca imaginamos. Fueron varias noches de mate, de vino, de lecturas con la “Vivi” Vargas, quien nos trajo la propuesta de: “¡hagamos una Leda cantora, bailarina y poeta!”. Fue así que Gabriel Gómez Saavedra nos contactó con Fabiola Orquera, quien nos acercó, generosamente, todo su conocimiento y la información necesaria para crear esta propuesta arriesgada y apasionante a la vez.
Leda nos llevó a introducirnos en su historia, a recorrer el clásico, el jazz y lo profundo de la música negra latinoamericana, para reencontrarnos al fin con lo más cercano: nuestra música nativa, la de nuestras raíces ancestrales.
Las herramientas estaban; libros, videos, grabaciones interminables que nos adentraban en un mundo fantástico y en una mujer increíble, con una sensibilidad profunda y una sabiduría tan amplia recogida por Europa y toda Latinoamérica, un legado tal que creíamos que nos faltarían años para terminar de conocer. Y así los días y noches fueron pasando. En cada reunión de trabajo surgían nuevas ideas, nuevos integrantes, y los encuentros y desencuentros fueron forjando una “Leda” con un escenario diferente al más conocido por todos y todas. Un escenario que se hizo obligado para poder mostrar un poco de lo mucho que ella fue. El entusiasmo nos desvelaba y, así, el canto, la poesía y el movimiento fueron haciéndose uno.
María José Stefani sumó sus ideas desde la dirección de la obra; fue quien nos ayudó a encontrar el punto medio entre lo folclórico, (el más transitado y conocido por mí como bailarina) y ese mundo no tan conocido de Leda, donde el romanticismo europeo y los tambores africanos se unieron a los parches de las cajas de un modo casi impensado para crear el espacio que representaría desde lo simbólico, aquellas vivencias que la atravesaron.
Dos grandes músicos se sumaron a la propuesta, el “Raly” Ignacio Meriles, en guitarra y Manuel Tirso Rubio, en percusión. La grandeza en sus conocimientos desde el arte musical y la humildad en la entrega, le dieron a “Leda” el clima armónico y necesario para transitar los diferentes momentos, en donde los repentinos saltos del jazz a la copla, hicieron vibrar y enamorar a la vez. En dos funciones, contamos también con Dana Yalour, como música invitada, quien nos ofreció la magia de su piano, para adentrarnos más a vivir la aventura de una Leda soñadora y romántica en la lejana Europa.
Las bailarinas invitadas, Noelia Paz, Valeria Mendoza y Lourdes García Barraza, formaron parte de la ronda de danza y coplas, ofreciendo momentos de fuego africano y de zambas enamoradas, para completar la emoción que se fue palpitando dentro de una sala colmada durante tres noches por un público respetuoso y quizás expectante a los cambios de clima que la obra presentaba.
El “Homenaje a Leda Valladares: Despeñadero de un Canto” fue una obra sumamente necesaria a mi parecer, para un Tucumán que muchas veces desconoce la grandeza de sus referentes. No sé si éramos las y los más adecuados para un compromiso y responsabilidad de tal importancia, pero fuimos las y los que estábamos, tratando de volcar nuestro entusiasmo desde el más puro respeto. Creo que la obra de Leda Valladares, en todas sus dimensiones, debería ser compartida en las escuelas y acercada a las futuras generaciones para que su legado se siga trasmitiendo. Es la única manera de mantenerla viva en nuestros corazones y en la memoria que enriquece nuestra cultura.
Así fue Leda… o por lo menos así pude sentirla. Una mujer plena, sensible, dócil pero segura a la vez. Una mujer inteligente, con ideales bien plantados a los que supo ser fiel y dejar presente que ningún futuro es posible sin reconocer de dónde venimos.
Hoy sigo con mi caja acompañando mi danza. Fue Leda quien me enseño en parte, que todo es posible, que no existen límites para crear, para imaginar, para soñar. Si hoy pudiese expresarle lo que siente mi corazón, mi agradecimiento seria bailando con mi caja vidalera como mis raíces santiagueñas.
Imagen: . Gómez Saavedra, M. Dorado, V. Vargas, I. Meriles y M. Rubio en un pasaje de la obra. Registro: Sebastián Lorenzo Pisarello (2015)
Link para ver la obra: https://www.youtube.com/watch?v=21cawyh6PyM (Registro: Martín Chebaia)
Ficha técnica de“Homenaje a Leda Valladares: Despeñadero de un canto”:
Elenco: Vivi Vargas (canto), Mariana Dorado (danza) y Gabriel Gómez Saavedra (textos)
Músicos: Ignacio Meriles (guitarra) y Manuel Tirso Rubio Carreras (percusión)
Artistas invitados: Valeria Mendoza, Noelia Paz, Lourdes García Barraza (danza) y Dana Yalour(piano)
Dirección: María José Stefani
Investigación: Fabiola Orquera
Idea y producción general: Viviana Vargas, Mariana Dorado y Gabriel Gómez Saavedra
Guión: Viviana Vargas, Mariana Dorado, María José Stefani, Gabriel Gómez Saavedra y Fabiola Orquera
Compositor y arreglador musical invitado: Javier Seco
Ilustraciones: Viviana Rivadeo Monteros
Diseño gráfico: Natalia Trouvé
Técnica: Ignacio Cutín
Sala: Teatro Alberdi (Sala de cámara)
Estreno: 13-11-2015
Última función: 27-11-2015
Mariana Dorado (1978) vivió en Santiago del Estero hasta los 19 años, luego vino a estudiar Medicina en San Miguel de Tucumán. Como bailarina de folclore, transitó por escenarios de la provincia de Tucumán, de Salta, Santa Fe, Catamarca, La Rioja y Buenos Aires. Actualmente dicta talleres de danza folclórica en el centro cultural “La Veleta Cultural” y de manera online.
Hermoso artículo Mariana. Ese «Despeñadero de un canto» es un camino lleno de sentido para vernos en nuestras raíces y un reconocimiento singular a la obra de la gran Leda. Recuerdo la puesta en aquella sala del Alberdi. !Qué linda sensación de plenitud y celebración! Gracias.