Por Sonia Páez de la Torre |

Trazos en el muro (La Papa, 2022) es un viaje en el que Gabriela Palazzo nos regala un collage de escenas cotidianas que congelan el ajetreado tiempo en el que vivimos, casi siempre ignorando las preguntas que retumban en nuestro interior. Si somos capaces de sumergirnos en los detalles de cada cuadro, seguramente encontraremos algunas respuestas o, cuanto menos, terminaremos convencidos de que las cosas deberían ser de otra forma y que el mundo es un lugar lleno de injusticias y desigualdades, pero también una oportunidad única para jugar, soñar y observar.

A través de una teta o una mano sucia, los olvidados nos miran a los ojos y nos ofrecen, una vez más, su tesoro a cambio de pan; magia para distraernos del tedioso semáforo en rojo; cartones, bolsitas de azúcar y una historia. Algunas imágenes se nos quedan atravesadas en la garganta, acaso cuestionando nuestra comodidad desde el otro lado del muro.

El futuro también se puede adivinar desde el pasado y el pasado desde el presente. La autora nos abre su diario íntimo y en puntitas de pie, entramos en su paraíso perdido. A partir de allí, seguramente regresamos al nuestro que siempre está vivo en el relato que transmitimos a quienes amamos, en la certeza de que alguna vez fuimos capitanes y capitanas de nuestro barco pirata. En las geografías de estos mapas aparece la figura cautivante de la madre. Una figura que se lee del derecho y del revés, a lo largo de todo el libro, de la historia y de las generaciones que se narran.

La escritora deviene en fotógrafa: recorta, encuadra, enfoca y desenfoca instantes fugaces, algunos capturados en plena pandemia. Los momentos son cazados con gran maestría y los remates a Jaque Mate nos dejan sin aliento. Este libro es una miscelánea en la que lo pequeño nos sorprende por su poder.

Sin saber cómo nos encontramos de nuevo tras el conejo de Alicia, repitiendo que se nos hace tarde. Sin embargo, el sabor de haber jugado un rato nos penetra y como un mantra nos repetimos que no vale olvidarse que hemos venido a eso, sea cual sea la historia que nos toque protagonizar.

Sonia Páez de la Torre

También conocida como la Ioqui, nació en Tucumán el mismo día que murió Cortázar en París. Es Licenciada en Letras y Magíster en Juventud y Sociedad. Está a pasitos de ser Doctora en Educación. En general, investiga temas sobre juventud. Colaborando como escritora, editora y fotógrafa en la Revista Trompetas Completas se enamoró de un poeta y decidieron vivir un tiempo en Barcelona. Pasaron 7 años, llegaron 2 hijas, 1 perra y 1 gato. Ama Tucumán, pero también es cierto que el mar Mediterráneo ha conquistado su corazón.