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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

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Tucumán, Tierra de Promisión

Por Cecilia Vega |

Cuando se fundó por primera vez nuestra ciudad en 1565 por Diego de Villarroel, fue denominada como “San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión”. El 14 de mayo del corriente año se reinauguró la mítica galería RUSIA con una exposición de Sofía Noble titulada Promisión, con obras que tienen como fondo la relación de la artista con la provincia. “Mi casa es mi paisaje”, dice Sofía.

En su obra Sofía Noble hace uso de formas geométricas: Cilindros, Cubos, pirámides y primas, y esculpe estas formas con materiales como tierra, grafito, sal y a veces también papel. Sofía abre otra posibilidad respecto a la representación del paisaje tucumano: nos presenta un paisaje desarmado y sintetizado en pocos elementos.

Para la exposición en Rusia la artista ocupó dos salas: En la sala de adelante, que deja ver su interior desde la calle, organizó cilindros de tierra de menor a mayor altura llegando al centro desde las cuatro paredes de la sala, los mismos estaban acompañados por un video que reproducía una obra similar en el momento en que los cilindros se desarman y caen uno sobre otro… como un presagio. En la segunda sala cubos y pirámides de sal se apilaban también formando una composición en el espacio y, gracias a la humedad de la habitación, transpiraban y mojaban el piso.

Pienso en la ciudad y en la provincia, en eso que llamamos paisaje y en cómo varían las maneras de concebirlo y representarlo en cada artista; pienso principalmente en cómo esas representaciones pueden cristalizar, pero también abrir nuevas maneras de concebir nuestro entorno cotidiano.

La provincia de Tucumán adquirió varias denominaciones a lo largo del tiempo, “Nueva Tierra de Promisión” en la época de la colonia, y en los primeros años después de la independencia cuando se estaba conformando la nación, se la empezó a nombrar como “Jardín de la república” o “Jardín del universo”. J.B. Alberdi en 1834 escribió Memoria descriptiva sobre Tucumán, un pequeño ensayo con el que pretendía dar a conocer el “tan extrañamente bello y tan ignorado Tucumán”. Aquí un par de citas de ese ensayo que refieren al paisaje tucumano: “ No me parece que sea impropiedad llamar al monte que decora el occidente de Tucumán, el Parnaso Argentino; y me atrevo a creer que nuestros jóvenes poetas, no pueden decir que han terminado sus estudios líricos, sin conocer aquella incomparable hermosura” y un poquito más adelante en el mismo párrafo: “Una nube flotando a lo largo de las montañas en la hora del occidente del Sol, produce en su dorado curso cuantas bellezas y caprichos es capaz de producir la imaginación más rica y más loca del mundo”.

Décadas más tarde, las representaciones del paisaje Tucumano, mayormente ligadas a los ingenios azucareros, el centro de la ciudad y los cerros, iban a participar en la construcción del imaginario de nación moderna, pero donde no formaron parte ni tuvieron representación determinadas zonas y sectores sociales.

Escribo esto pensando también en Timoteo Navarro y su manera de representar el paisaje ya en mediados del siglo XX, que Francisco Fernández describía de la siguiente manera: “El creador de un repertorio de formas llevadas hasta las últimas consecuencias significativas, con tonos ásperos y ensordecidos que conforman un paisaje dramatizado, no ya como testimonio romántico o pintoresco, sino como la clara e incisiva visión de la plúmbea soledad que define uno de los perfiles más auténticos del hombre de nuestra tierra”. Lo traigo a Timoteo Navarro también, porque en el 2017 Sofía Noble y él expusieron juntxs en la muestra Arte abstracto de Tucumán que se hizo en el Espacio Cripta, con sus obras ubicadas muy cerca. Esta exposición planteaba la existencia de un germen de lo abstracto en la obra Charco Achivao de Timoteo, quien no dejó discípulos propiamente dichos, pero quizá también se pueda pensar la repercusión de su obra por esta línea.

El paisaje que presenta Sofía es un paisaje dinámico, obra viva que cambia con el paso del tiempo y muta con la incidencia de las condiciones climáticas y las características ambientales de las salas, como por ejemplo la humedad típica de nuestra ciudad que hace llorar a los cubos de sal (inspirados en los adoquines de algunas de nuestras calles) desmoronados y partidos hacia el final de la muestra, no como los cilindros de tierra comprimida que se mantuvieron erguidos, contrarios a la predicción del video. ¿Qué Tucumán es el de la obra de Sofía? Percibo que, alejándose tanto de una representación idealizada, como del paisaje dramatizado que menciona Fernández, la obra de Sofía se queda con lo latente, se desenvuelve en la potencia de una promesa.

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