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ISSN 2684-0626

 

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Un mapa o, mejor, una cartografía

Por Verónica Juliano |

La tentación por aludir a la siempre cautivante teoría de Deleuze y Guattari es muy grande al momento de referirnos al poemario de Zaida Kassab, titulado Rizoma.

Desde luego, sin ánimos de ingresar en el repertorio de términos complejos y, realmente, novedosos de los autores de Mil Mesetas y otros ensayos, me permito tan solo señalar algunas de las características constitutivas del rizoma para ver cómo ese modelo se traduce en la poesía de Zaida. 

El rizoma, por definición es una unidad heterogénea, concebida siempre como multiplicidad, sujeta a líneas de segmentariedad y de fuga. El rizoma es un mapa que construye. Una cartografía y no una calcomanía dirán sus autores. 

Me pregunto, entonces, atendiendo a este primer rasgo de unidad heterogénea, por el carácter rizomático del poemario y pienso en la singularidad de la enunciación poética de Zaida Kassab, en su tono particular para el decir de su poesía, en el marco de una enunciación colectiva, ya que la autora pertenece al Colectivo Cultural EsCuchara, que produce anualmente el FIDEO (Festival Intergaláctico de Escritores Oficial) y que ha creado el sello editorial Falta Envido. Daniel Ocaranza, miembro de la formación, prologa este libro con un texto breve llamado “Rizoma y la extensión de la huella escondida”.

Entonces, la multiplicidad constituyente del rizoma se hace tangible al comprender la publicación de estos poemas como un hecho que es único y diverso al mismo tiempo, sin reducirse. Agrego, la apuesta por un arte en las tapas, con fotografías de Gabriel Varsanyi para la portada y de Ocaranza para la contratapa, que contribuyen a la expansión del sentido del poemario, apelando a otros lenguajes que refuerzan su crecimiento, su despliegue.

En cuanto a las líneas de segmentariedad y de fuga, Rizoma se compone por tres partes de desigual extensión que contienen, a su vez, poemas de desigual extensión. Hecho este que no es en desmedro de su intensidad.

Estas partes son: “Psicogénica”, “Reminiscencias” y “Siete”.

Leemos en la primera parte, sin título pero con número, en una secuencia desordenada y sobre todo antijerárquica (como el rizoma)

S/T-3
No estoy para heridos, para heridas estoy yo.

El tono nostálgico, fantasmal, lacerante… predomina en “Psicogénica”, que invoca al Padre quien es una ausencia / presencia en la memoria que persiste y duele. El Duelo no cesa y la herida abierta supura versos. Negación de la pérdida que se traduce en ganancia escrituraria. Leemos:

S/T-4
El luto es la distancia que se abre, como puentes perversos,
entre el último recuerdo y la primera ausencia. 

Por definición, el rizoma carece de centro. Y si bien la figura del Padre domina la escena, deja lugar para otras zonas que van construyendo el mapa.

La cartografía del poemario escenifica al propio cuerpo como región exploratoria. Trazos de sensualidad y de erotismo, vitalizan y suspenden momentáneamente la nostalgia:

S/T-7
Ella se abre como se abren sus piernas de tijera.

En “Reminiscencias”, la segunda parte las figuraciones de la Madre completan la genealogía de los ancestros, atravesada por un pathos inconmensurable.

El dolor es ahora también físico: cobra carnadura, como un golpe de puños.

La memoria procura ampararse en un lapsus; en un hiato de sobriedad que deviene en olvido. En comprensión. En resignación. Acaso, en un perdón no tan convencido. Leemos:

V
He visto tus puños cerrados impactar contra mi cuerpo.
Esa noche, vi en ti la furia de una historia resumida en golpes.
Años después, comprendí, para mi sorpresa, que tu sobriedad
implicaba también el olvido.

Finalmente, en “Siete”, la tercera y ¿última? parte del poemario, el yo poético asume la voz de proclama, de resistencia, de empoderamiento,  de militancia poética… Es la mujer erótica y política que lanza sus palabras despiadadas contra el patriarcado en procura de un mundo futuro igualitario.

Hago propio el poema #6, al tiempo que los invito a realizar su propia experiencia rizomática.

Asesinaré palabras despiadadas, de este sangriento lenguaje masculino, 
con la lucha de mujeres invencibles.

Amaneceré en donde ya no importe el tamaño del corpiño, porque ya
no importarán los corpiños y tampoco importará si mi pollera es corta
o larga.

Naceré de vientres verdes que acunarán mis causas y preservarán mi
libertad para poder dormir en noches seguras.

Recordaré palabras históricas de días anteriores que germinaron,
implacables, una vida sin desigualdades.

*Rizoma de Zaida Kassab. Falta envido ediciones, 2018.

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