Por Fabricio Jiménez Osorio |
¿Por qué es importante, a veces, acordarse de una editorial que ya no existe?
Me la encontré un día de pura casualidad en face, una red social que le es ajena a lxs centenials (y quizás también a buena parte de lxs milenials). Ahí estaba, Perrito Moreno Editorial, estrenando fanpage y logo. Anunciaban su debut en el Mayo de las Letras, edición 2018. En ningún lado había información sobre quiénes estaban a cargo de ese proyecto, pero la forma casi burlona e irreverente de publicar en su fanpage me hacía suponer que era gente «muy muy joven». No sé cómo hice, pero lo hice: descubrí, muy pronto, que se trataba de una pequeña editorial tucumana en la que todas sus integrantes eran pibas de 19 años. También supe que venían del palo de las Artes.
¿Por qué es importante, a veces, pensar en lo que hay por delante y por detrás de un proyecto caracterizado por una forma de trabajo que bien podría serle ajena a la generación de personas que lo impulsan? (¿no es muy vintage o nostálgico ponerse a hacer hoy libritos artesanales en la era ebooks, por ejemplo? Salvando las distancias, ¿no es casi como insistir actualmente con Tumblr o Facebook cuando ya todo parece pasar -al menos por ahora- por las historias de Instagram?).
Así que inmediatamente me enamoré y quise comprarles todo el catálogo, pero tuve que esperar hasta el FILT para eso, o sea, dos meses aproximadamente. Una espera que al final valió la pena.
¿Por qué es importante, a veces, prestar atención a una producción editorial desligada del mundillo academicista?
No sé si era las edades de sus integrantes lo que más me importaba, o los títulos que presentaban como novedad, o el nombre «Perrito Moreno» (y su relación con la fórmula -supuestamente exitosa- de nombre gracioso y breve para la marca de algo, compuesta un animal domesticable y un adjetivo, como: el Loro Viudo, o Gato Gordo), ni tampoco este sistema de venta muy de la autogestión y que tanto me gusta a la hora de poner a prueba mi ansiedad y mi pasión por la literatura, que es movilizarme o esperar por un libro para terminar disfrutándolo mucho más. Creo que lo que más me emocionó fue descubrir así, bien de casualidad, que un grupo de amigas, sin importarles la aprobación de nadie, decidieran tomar la posta por cuenta propia para el lanzamiento de un nuevo sello editorial, en un escenario en el que hasta ahora sigue siendo poco común algo así. «¿Será el primer antecedente que tendremos de una editorial tucumana hecha solamente por pibas?», me pregunté, y la verdad es que no quiero creer que así lo sea. No porque me haya generado rechazo haber leído el catálogo completo de Perrito Moreno, todo lo contrario, es un tesoro entre mis libros-objeto. Adoro que hayan irrumpido con sus poemas y sus fotos de esa forma en la escena literaria local para abrir este valioso interrogante. ¿Habrán sido las Perrito Moreno un eslabón más en la cadena de editoriales hechas por mujeres en la historia de nuestra provincia, o efectivamente habrá sido el primer grupo editor femenino de muchos que necesariamente van a crearse y multiplicarse para arrasar en un futuro cercano y anhelado que ya se puede ver (por ejemplo, con Inflorescencia)?
Ellas no tuvieron varones figurando o dirigiendo en su equipo, ni una gran trayectoria, ni un catálogo amplio ni nada de eso para ser igualmente hoy una página piola y necesaria en nuestras letras. En tan solo un puñado de meses transcurridos en el 2018, y con tres títulos nada más («Diva virtual», «Jaja, no te voy a decir», y «Filminas”), integraron su catálogo: Sara Georgieff, Lucas Carrizo Giudice, Natalia Acosta, Valentina C. Sanchez, Paula Gallegos, Maximiliano Castro, Pablo Rossi, Leandrx Soria, Angeles Núñez Blanco, y Gastón Deprez. Solo eso y ya, una explosión, pequeña e importante para algunxs, e irrelevante para varios. Creo que queda claro que me gusta sentirme parte del primer grupo.
Fabricio Jiménez Osorio nació en 1989, en Santiago del Estero. Publicó los libros Bifurcaciones falaces (Culiquitaca, 2014), Un limbo ideal (Gato Gordo Ediciones, 2015), Boogiepop Phantom (Charqui, 2016), Música porque sí / Los amigos del futuro (Edición de autor, 2018), Querida Ilusión (La Cascotioada, 2019) y Ahora (Edición de autor, 2022). Escribió para Toukouman Literatura, Los Inquilinos, La Cascotiada, Campotraviesa, Muta, Escritores en Marcha, Perfectxs desconocidxs, entre otras. Dirige, desde el 2015, la editorial de narrativa breve Gato Gordo Ediciones.