Relato realizado en talleres Mandrágora – Burbuja Lunes
Selección a cargo de Ana García Guerrero |
Las cosas que nos salvan
Por Renata Villanueva |
No podría decir de mí que soy solitaria. Tengo muy pocas amigas, pero no es que me guste estar sola.
La soledad que trajo este tiempo es diferente: los encuentros de cara tapada, de puños cerrados; hemos sustituido palabras, o sonrisas por miradas.
Definitivamente el mundo ha cambiado, la gente tiene miedo de lo que pasó, pasa, y pasará.
A veces toco el violín. Gavotte de P. Martini suena entre las cuerdas y las notas bajan desde el cerro, rodando, pasan por los árboles y después fácilmente entre las personas, llegan al centro con murmullos de frío, invierno que empieza, Martini y voces. Un coro extraño que dicen:
Había una vez una niña que tocaba el violín. Vivía en la ladera de un cerro.
Todos los días después de clases buscaba el violín y bajaba a un lago cercano.
Mientras tocaba sin darse cuenta, el corazón le sonreía, se aceleraba y bajaba, la música era una gran compañera. La niña aprendía sus tiempos para sentirla cercana
El tiempo de la música es diferente, varía según la canción. Puede estar, por ejemplo, en 2/4, 3/4, 4/4, también según la forma y lugar que tenga la nota en el pentagrama; si blancas son, tu mente regalada estará, y si son corcheas, activada estarás. También de cuanto aprietes el arco, si con fuerza aprietas a todo el mundo despertaras, y si lo haces más despacio. ¡Cuidado! Pensaba la niña hay peligro de quedarse dormida.
No está bueno quedarse dormida en los tiempos sin tiempos, ni siquiera en los tiempos musicales.
Cuando la niña descubrió esto ya no pudo para de tocar. Fue parte de la bajada del cerro que lleva al lago y solo ese lugar podía ser salvado del tiempo que estaba cambiando al mundo entero.
Cuentan que por las tardes las notas protegen a los pájaros antes de dormir, a los árboles de la escarcha y a la gente de las pesadillas. Cuentan que el lago se llena de gente que toca instrumentos y la música se multiplica y la paz crece. Cuentan que la niña ríe y pide que no paren de tocar porque la música los salvará a todos.
De vez en cuando me identifico con la niña del cuento, tampoco yo me quiero quedar dormida, en estos tiempos donde puede pasar cualquier cosa si falta la música. Toco y sé que mi violín entiende.
Me quedo así, sostenida por la nota más larga y llena de paz: la redonda.
Me llamo Renata Villanueva. Tengo 11 años Voy a la Escuela Sarmiento. Vivo en el corte, subiendo el cerro. Amo tocar el violín, soy cinturón negro de taekwondo. Me gusta mucho hacer deportes, armar cubos de Rubik, leer, escribir, dibujar y viajar, aunque no se pueda.
Es una escritora Tucumana. Estudió Historia y Letras en la Facultad de Filosofía y letras de la UNT. Ha ejercido la docencia en varios ámbitos de la provincia, es coordinadora del grupo Mandrágora y ha compilado varios libros producto de los talleres literarios que dirige. Su libro Zapatos editado por EDUNT, editorial de la UNT inaugura la colección «Mujeres Soberanas»
Que hermoso cuento y real a la vez
Renata querida, sos exquisita siempre, desde muy chiquita,se lo dije a tu mama un montón de veces.
Tenés razón, que la música nunca nos falte. Tus palabras me dieron escalofríos.
Te felicito!
FELICITACIONES RENATA VILLANUEVA EXCELENTE TRABAJO.
SE VE REFLEJADO EL TRABAJO DE LOS PROFESORES
FELICITACIONES RENATA VILLANUEVA EXCELENTE TRABAJO.
SE VE REFLEJADO EL TRABAJO DE LOS PROFESORES
Renata que bonitas tuas palavras, você é uma caixa de surpresas. A música sempre será a tua leal companheira,mas vejo que a escrita também é um ponto forte dentro desse leque de qualidades. Grande abraço e PARABÉNS!
Hermoso Renata, me transportaste a un mundo magico!!! Felicitaciones
Felicitaciones hijita mía! Mi diamantito! Siempre brillando! Te amo.
Excelente Renata!!! Adelante!!! Cuanta luz luz en tu personita que brilla!! Exitos!! Felicitaciones!!!
Que gran escritora sos Renatita, te felicito por tu técnica del relato, un abrazo grande