Sobre Como una virgen son gloria, de Virginia Weiss
Por Gabriel Gómez Saavedra |
El primer poemario de Virginia Weiss es el muestrario de una mujer que planea por el descenso con las alas quemadas, en un tránsito que pasa por lo que “debió ser” y llega hasta lo que nunca será. Un postulado crudo, sí, pero que no se aparta del humor; humor inteligente, suave y oscuro, y con un manejo virtuoso del patetismo: “no me resigno a mi té / siempre hervido // siempre alguien grita / desde el baño / ¡no hay papel higiénico! / meto la mano // vuelvo al té / caliente dulce / en mi taza / de todos los días”.
La marea en que se ve envuelto el personaje que empuña la voz poética —puesta a navegar en la barca de la maternidad, de la esposa y de la ama de casa— golpea contra la piedra del espíritu y gesta poemas que van de la explosión a la endogamia, de la revelación a la derrota; pero nunca atronan intentando disciplinar o moralizar al lector, sino que lo desnudan y desamparan, para dejarlo temblando ante la visión de las imposiciones que debe asumir la mujer frente al corset del orden machista. Por otro lado, no se priva de ridiculizar dicho orden, pero tampoco de las contradicciones. Por ejemplo, en “Poema 11” expone el fracaso del macho proveedor: “a veces él compra dulces / para mí / (con mi dinero)”, y en “Poema 14” muestra, con cierto aire de superioridad, que es ella la que asume ese rol: “él reniega / de las luces que me alumbran / cuando se pone pesado / le recuerdo que come y duerme / gracias a ellas”.
Cuando el poemario refiere a la poesía como tema, nos cuenta que la gloria tampoco está ahí. La poesía es también una fe imperfecta, de dioses muertos y vuelo bajo. La voz en tono de antiheroína revela que en aquella no manda la plenitud; su verdad es la insatisfacción: “mis poemas no gritan / no susurran / no armonizan / ni descolocan / a nadie // mis intentos / son los Valium / para la ansiedad”.
Como bien previene el arte de tapa realizado por Griselda Arué Ocampo (“Dibujame Cuir”), después de la lectura de este libro de Weiss, cada vez que estemos frente a alguna pintura que responda al tema cristiano conocido como “Virgen en Gloria”, no dejaremos de tentarnos con reemplazar el canto de los ángeles por los llantos imparables de un bebé; la luz divina por la de un velador que clava a la teta en el insomnio; al padre omnipresente por uno que sólo brinda vacíos e incomprensión.
Concepción, prov. de Tucumán, 1980. Publicó la plaqueta Huecos (Ediciones Del Té, 2010), y los libros Escorial (Editorial Huesos de Jibia, 2013), Siesta (Ediciones Último Reino, 2018) y Era (Falta Envido Ediciones, 2021). Entre otras distinciones, ganó el Premio Municipal de Literatura San Miguel de Tucumán – Género Poesía (Región N.O.A.) y fue seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes como becario del programa Pertenencia: puesta en valor de la diversidad cultural argentina.
Valiente y profundo comentario frente a una poeta que tira al lector/a lo cotidiano desde la altura de las palabras con las que juega sin filtros hasta la provocacion.Fxcelente.