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ISSN 2684-0626

 

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¿Cómo crece tu jardín?

Jimena Vera Psaró |

“Día tras día cuando me despierto pienso en vos.

Alguien colgó en el aire gritos de pájaros como si fueran joyas”

Anne Carson / Charla breve sobre Le bonheur d’être bien aimée

Durante el mes de julio, se realizó en La Rioja la muestra “Cómo crece tu jardín?” un Estudio Abierto de las artistas Alejandra Bustamante y Diana Guzmán. El lugar es una casona en pleno centro, que supo ser el Estudio del dibujante Miguel Ángel “Toto” Guzmán. Tras sus ventanales vidriados se abre paso a un patio de luz y es un sitio en donde todo el tiempo confluyen talleres, muestras y tendederos de obras. Este lugar supo adaptarse a los protocolos de la Pandemia para no cerrar, y es un respiro para quienes lo descubren y frecuentan.

“…Cuando me olvido de regarlo, los pájaros vienen

y le confiesan secretos para distraerlo, igual,

a veces prefiere descansar de mí, aunque eso

le cueste no tomar agua un día o dos.

Pero están las hojas secas, esas que adopté.

Ellas me agradecen y en realidad, no saben

que las traje porque cada vez que alguien las pisa,

no sé diferenciar si son ellas las que crujen o soy yo,

que me voy despedazando por dentro”

Fragmento de lectura de Carli Vázquez, de su autoría

Diana y Alejandra fusionaron en el espacio de arte 2T sus dos talleres, La Nube y Escalfart respectivamente. Siempre su producción estuvo a la par, pero en el aislamiento durante 2020, cada una desde su casa, notaron que nunca habían expuesto juntas. Desde entonces, la pregunta ¿Cómo crece tu jardín? fue nutriéndose  desde distintas disciplinas, como una propuesta en la que confluyen en el arte visual contemporáneo, collages, pintura, grabado, cianotipia, escultura cerámica, instalación,  música y mucha poesía. “La práctica artística de las artes visuales te lleva a indagar en otras disciplinas y traerlas al territorio del arte”, explica Diana, por eso la meditación y medicinas ancestrales también fueron parte del concepto de la muestra.

Una ceremonia rítmica de lecturas en vivo cada una hora, se sucedían en la voz de lectores/escritores invitados a compartir textos en la Muestra.

 “Solo buscaba un lugar más o menos propicio para vivir,

quiero decir: un sitio pequeño donde cantar

y poder llorar tranquila a veces. En verdad no quería una casa;

Sombra quería un jardín-

-Sólo vine a ver el jardín – dijo”.

 Fragmento de Textos de Sombra de Alejandra Pizarnik,

leído por Jimena Vera Psaró

Al ingresar una cinta de papel impresa, sellada, coloreada y sinfín se enredaba en una nube sobre la puerta, la ventana y bajaba al piso como el inicio de un recorrido.  Vasijas cerámicas de Alejandra fueron sus refugios contenedores de poesías, en su mayoría haikus. La particularidad fueron unas pequeñas escaleras para sumergirse dentro del cuenco a apoyadas desde el lado de afuera.

En la pared estaba colgada una serie de cuadros de Diana Guzmán homónima al título de la muestra y un hilo conector que sujetaba diferentes obras atravesando el taller. Un enhebrar de papeles, tintas y colores descolgaban pequeñas vistas de un jardín interior profundo y conmovedor.

“La monja que me enseñaba Botánica, (eso creía ella)

y que no recuerdo el nombre,

se empeñaba en hacerlo difícil…

como todo lo que hacían esas monjas

entonces, jamás me habló del rojo desesperado de la Santa Rita”

Fragmento de un texto de Adriana Petrigliano,

leído por Carli Vásquez

En un estante podías tomar un frasco con un tónico llamado Chushampi, un remedio casero elaborado con la maceración de jarilla y palam palam en alcohol usado ancestralmente para curaciones. Ese líquido verde en frascos de vidrio también invitaba al ejercicio de la paciencia y el reposo para poder utilizarlo. Allí estaban los tiempos de la vida, los tiempos del jardín para intensificar las experiencias.

“Hoy el patio es un puñado de escombros

al que me asomo en la distancia

a reclamarle por los sapos, por la pelota

por la vuelta de los juegos

que me aleje de este rumor de ausencias

que me acerque al perfume de la infancia.

y me devuelva al jardín de mi casa”.

Fragmento de un texto leído por

Gustavo Contreras Bazán, de su autoría

Volver al refugio de la infancia, al jardín como un espacio de cuidados y de la simpleza de lo bello. Una muestra para alzar la vista como quien contempla formas en las nubes  o ponerse al ras de suelo para seguir la huella de un trazo o espiar dentro de una pequeña vasija. Un lugar para empequeñecer y meterse dentro de un nido.

“…enarbolar el alma

es decir

colocarla en lo alto de un árbol que fundamos.”

Fragmento de Adentro,

leído por Anabel Burgos Mathis, de su autoría

“Otra de las certezas que tenemos –refiere el texto de la Muestra- es que se interceptan varios lenguajes, además de nuestras piezas entre sí y con el espacio. No ignoramos que las artes visuales rompen límites entre las disciplinas, que a la vez esto sucede desde hace décadas y ha sido usado y revisitado por varixs artistas”

Cada propuesta transforma el espacio según la mirada y los recorridos que propone su  guión y en este caso de un Estudio Abierto, esa mirada fue colectiva. La curadoría estuvo a cargo de la clínica Provisoria que se dicta en el mismo espacio.

“He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón…

Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida.”

Fragmentos de He construido un jardín de Diana Bellesi,

leído por Anabel Burgos Mathis}

El refugio tejido con lianas es una instalación que pasó a ser parte permanente del patio y es fruto también de un trabajo colaborativo y de fronteras desdibujadas entre las disciplinas del arte. Para realizarlo Alejandra estuvo con Miguel y Claudia, artesanos textiles y juntos probaron la mejor manera de tejer el entramado del refugio.  Apenas un tiempo después, Claudia despedía a su compañero de toda la vida, y este refugio se resignifica y busca ahora contenerla y ser en el Espacio de Arte otra forma más de abrazarla.

Me pare frente al espejo

abrí grande la boca

metí los dedos

tire fuerte fuerte

para arrancar

una semilla que crecía adentro mío

como un germinador

como origen de la pena.

Fragmento de Quitapenas,

leído por Cecilia López, de su autoría

La cinta de papel, el hilo, las flores de barro en el camino, obraron de guía para  sembrar indicios y llegar al patio del taller y encontrar un gran refugio de ramas, que evoca esas casitas de la infancia o un gran temazcal para introducirse, conectar a tierra, con la vida, estar a salvo.  O simplemente hacer esa pausa en las tripas de la ciudad para sentarse en el almohadón zafú, meditar, mirar a través de una pequeña ventana de ramas la pared donde una placa de arcilla con código QR invitaba a escuchar una meditación, un “volver a ese interior aunque sea once minutos”.

“Si todo es un milagro que proclama la luz,

si todo es un secreto que pronuncian las hojas,

¿en la selva tal vez se podrá descifrar?”

Fragmento de La mirada de los árboles de Silvina Ocampo,

leído por Hugo Albrieu

Esta muestra nació de un interrogante: ¿Cómo crece tu jardín?, de la escucha diaria en la distancia del aislamiento, de las ganas de estar al aire libre. Transitarla, fue ir recogiendo las preguntas que otras personas sembraron en el camino con múltiples disparadores y hacer las nuevas, florecidas en cualquier tarde de invierno, para descifrarlas.

Una respuesta a “¿Cómo crece tu jardín?”

  1. Alejandra dice:

    Gracias jime ,me encanto tu mirada, tu relato gracias siempre!!!

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