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ISSN 2684-0626

 

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“El arte es algo que está en el orden de lo transpersonal”

Entrevista a Germán Paz

Por Pablo Toblli |

—Si bien esta es una conversación que se centrará en tus últimos proyectos, para empezar, me gusta indagar en los mitos fundacionales de los artistas, es decir, en esos momentos de revelaciones iniciáticas en donde encuentran su arte de una forma más o menos condensada, como una especie de “big bang de la sensibilidad y la vocación”. ¿En tu caso, Germán, recordás algún momento en donde te diste cuenta que querías ser músico? Aprovecho este puntapié para preguntarte por tus consumos musicales e incluso culturales que dispararon tu vocación.

—Tengo algunas fotos vivenciales, estar en una pieza a oscuras con mis hermanos escuchando Los Beatles a buen volumen y haciendo playback con raquetas de tenis. Después tengo dibujos de la época de jardín en donde dibujaba a los Beatles, unas figuras con brazos larguísimos empuñando sus instrumentos (como visibilizando sus energías al tocar). Estaban los dibujos del cuarteto liverpooliano tipo 6 de la tarde en la televisión cuando era chico. Convertirse de alguna manera en uno de ellos era sin duda la mejor opción (lo sigue siendo).

—Tenés una carrera de muchos años en la música de Tucumán. Hagamos un breviario de tus bandas, refiriendo brevemente a las características estéticas y musicales más distintivas de cada período, y al momento en que decidiste por un camino en solitario.

—Estuve en Khatrú (legendaria banda de rock progresivo en Tucumán) en una de sus formaciones, creo que esa fue primera experiencia en banda. Formé parte del grupo de teatro La baulera donde tocaba algunas músicas mías como parte de algunas escenas; estuve en Civitas dei, en Experimentando lo celta. Armé grupos de improvisación libre, Mantrusa, con quienes tocábamos en túneles del subte en baires. También integré Dibujos en las manchas de la pared (grabamos sesiones que se pueden escuchar en soundcloud). En Los Ercilios hacíamos impros callejeras acá en Tucumán. Todo en un arco del tiempo bien extenso. Paralelamente a estas experiencias en 2001 junté canciones mías, las grabé en un cassette ayudado por bajista amigo y se las mostré a Claudia Gargiulo para que las cante. Eso terminó siendo “No todas fueron flores”, mi primer álbum que recién pude editar en 2002 (tiempos difíciles en el país).

Alrededor de 2004 ya empecé a presentarme con material propio. En 2005 pude grabar “Atención, comienza camino de montaña”. En 2009 hicimos espectáculo con actor y músicos amigos: “Amigo Vincent”, (cancionificaciones que hice de fragmentos de las cartas de Van Gogh a su hermano Theo principalmente). Ese laburo recién pude grabarlo en 2012, ahí también vino “Mar entre tus cosas”, luego “A pasear” que es en vivo, un poco para celebrar el buen ensamble que veníamos logrando con el trío (juan quinteros y Leandro Ulrich) más invitados. Es entonces que empecé a tocar más en solitario. Gracias al INAMU en 2016 pude grabar “Cumpas on the road” (cancionificaciones de poemas de J Cortázar, P Eluard, J Prevert, M Strand y Walt Whitman), “Teletranscomunicador fantásmático” (opera vampira de interpretación abierta) y “¿Cómo funciona la suerte para hacer dedo?”

En 2017/2018 grabé “Derviche” y hay unos epes con un trío de esos años también, “Germán Paz & los constructores del umbral”, con Christian Centurión y Zenón Hernández). En 2019 armamos Mambo samurái, con Raúl Aguirre y Alejandro Paz, y grabamos álbum que vio el éter recién este año (fue grabado meses antes de la pandemia). En 2021 grabé “Dealer misterio”. Todo esto está disponible en mi canal de Youtube. Lo que te cuento mas por ahí sirve para poner en contexto a Derviche que es el que vos por ahí más escuchaste.

—En tu disco Derviche existen algunas referencias a la filosofía del sufismo. Las letras y los pasajes musicales poseen un gran espesor de luz y oscuridad: teclados que simulan misterios, mensajes cifrados, que son rayados por líneas vocales desaforadas y alegres. Al escuchar este disco y gran parte de tu música me da la sensación de búsquedas al mensaje que nos hace sentir más vivos y libres que, en suma, podríamos identificarlo como una esencia que se esconde, atrás de todo enigma, como cantas en una de tus letras: “soy un espíritu errante, / mi nombre es luz, / derviche que busca en la noche” ¿Qué nos podés contar de tu acercamiento al sufismo y del pasaje de sus ideas principales en tu arte?

—Tengo una amiga, Ercilia, que contaba cuentos sufíes, la historia de Mushkil Gusha que se cuenta los jueves por la noche por ejemplo. Después está el cope con Rumi que es el creador de eso de los derviches giratorios que tiene una poesía bella. El sufismo está muy presente en occidente por aquello de los moros en España y todo eso. Místicos cristianos los leyeron con fruición, muy presente también en Gurdjieff. es esa pulsión de disolver el yo en una celebración extática.

—Tus puestas en escena y tus apariciones en redes a veces están en consonancia con los símbolos del sufismo. ¿Esta es una práctica que realizás puertas adentro también más allá de tu música?

—Creo que te réferis a una iconografía medio medievalista, ascética, chamánica. No creo que tenga que ver exclusivamente con el sufismo. No, no tengo prácticas sistemáticas en esa dirección. A veces cuento cuentos de dicha tradición como este: el aprendiz con sed de conocimientos se dirige a la casa de un maestro para que le enseñe, toca la puerta. —¿Quién es? —pregunta el maestro

—¡Yo! —contesta el aprendiz.

—Vete de aquí desgraciado, insecto despreciable (y toda clase de adjetivos así). Vuelve cabizbajo al aprendiz y repite su intento la semana siguiente con el mismo resultado. Así prosigue durante meses. Hasta que un buen día llega a la casa de su ansiado maestro, toca la puerta.

—¿Quién es? —se oye desde adentro.

—Soy tú —responde el aprendiz.

—Pasá — dice el maestro.

—Algunas de tus canciones como “Perdidos”, parecieran collages donde utilizas elementos del cine y el caos urbano. Contanos cómo es la relación de otros discursos del arte en tu música.

—El collage tiene una fuerza revolucionaria poderosa, truco entrañable del arte de poner en relación mundos aparentemente distantes, unir, hacer dialogar, revelar que todo es parte de todo. Yo estaba buscando un diálogo de pareja para ese tema y apareció esa película, es un poco como una caricaturización.

—La danza, que es una licencia lírica que aparece en algunas letras, se hermana al movimiento. Hay un cantante movilizado, disparado al trayecto, al paisaje como camarada. Los signos de la naturaleza, la concepción, el montañismo, la aparente intemperie, la danza de la libertad para “ser”, colman gran parte del disco, como esos refugios y escenarios que contienen el mensaje esperado. Escucho en una de tus letras: “Bailo entre las llamas / los atajos me reviven / busco las señales / curo cicatrices / a un horizonte lejano / me dirijo” ¿Qué vivencias tenés con el paisaje natural en donde surgen algunas de estas canciones?

—¿Una psicogeografía?, ¿una afectogeología? Está bueno lo que decís. Hay una canción mía que dice “abrigalos de intemperie, de pura intemperie”, como un afuera curador. Una amiga me decía que escuchaba mucha agua en lo que yo hacía. la potente presencia del mar para nosotrxs que vivimos tierra adentro. ¿Cuánto de jungla pantano nos constituye?, esa pulsión de la naturaleza que somos (o que creemos ser).

—Hablemos un poco de tu costado en la militancia de la música tucumana. ¿Hay organismos que protejan o fomenten la actividad de la música de la provincia? Por otro lado, ¿qué músicos de Tucumán admiras y recomendas? ¿A cuál te sentís cercano artísticamente?

—No, no hay dichos organismos y dependemos exclusivamente de que lo que hagamos tenga que ver con la vida y traiga iluminación, consuelo, azoramiento, reflexión, cope, polenta quien escuche. Hay tantos bares, supermercados, radios, lugares por donde circulan personas que podrían despabilarse en ofrecer música tucumana para delectación del oído de la gente y todavía no la ven. He tenido experiencias de musicalizar en radios o en ferias y la paleta local tiene todos los requerimientos de glamour, lisergia, fuerza, frescura, embrujo para bancar esa misión.

Creo que es una cuestión de madurez, hasta que el mercado vea que le va a ser más negocio hacer crecer una de banda de acá que traer de Buenos Aires. Tiene que ver también con una cuestión de federalismo, de cipayez, y también con el madurar natural de la pregunta de ¿qué significa hacer música acá en este lugar, en este tiempo? Se relaciona con lo de la psicogeografía, la afectogeología que hablábamos más arriba. Estamos construyendo nuestra identidad, no sabemos quiénes somos, de dónde venimos, menos dónde vamos. Hay una organizada represión en torno a esas preguntas. Pensá que el kakan es una lengua que se exterminó en base a cortar (literalmente) las lenguas de lxs que la hablaban. Sabemos poco de cómo vivían acá antes de la llegada del español y todo el combo. Sabemos poco de lo mucho de África que nos constituye. La relación con la tierra y con el pasado. Con mi proyecto Experimentando lo celta viajamos a México en 2005 y ahí si pude percibir con más claridad esa forma en que nos autopercibimos lxs argentinxs, en contraste con la de ellxs). Esa liviandad con la raíz y creernos europeos. No culpo, seguramente hay sangre y crímenes en esa cuestión que mitigamos de esa manera. Sí creo importante excavar en ese pasado, ahí mismo donde estás parado en este momento: ¿quienes estuvieron antes? ¿Cómo vivían? ¿Cómo sentían?

—Una pregunta cerrar, ¿qué pensás que le falta al campo de la música en nuestra provincia?

—Creo que hacen falta máscaras, muchas máscaras, que el/la artista se sepa organizador de fuerzas que no le pertenecen, que lo curativo en el arte es algo que está en el orden de lo transpersonal. No estamos aquí para aplaudir biografías, personalidades. Nos ejercitamos para invocar y “mediumnizar” fuerzas, cavar mirillas que nos permitan ver. Cuando ese otro poder (no el curativo) toma las riendas es que se habla de marketing, de realización personal, la búsqueda del éxito, las trampas del ego, y empiezan a abundar las fotos de promoción con gafas de sol, tipo “que lindx que soy, que envidiable ser una estrella de rock/pop/folclore progresivo/tango o lo que fuera”. Necesitamos una fiesta en la que estemos todxs invitadxs.


En el siguiente enlace podés acceder al perfil de Youtube de Germán Paz:

https://www.youtube.com/channel/UC26X6QBl4CJfl0GzaJTH9tg

En la siguiente pista escuchá el concierto en vivo de Germán Paz en el Bar Miyazaki.

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