Por Elizabeth Rivadeneira
Tenía once años cuando, por primera vez, pude ir sola a una librería. Recuerdo que para entonces, los estantes me parecían colosales montañas por descubrir. En casa siempre hubo libros, de todo tipo, color y origen. Los había nuevos, los menos, usados, prestados, donados o encontrados por la calle. La importancia de los libros en mi vida y, la que luego trasladé a mi concepto del mundo, era vital.
Aprendí a leer a muy temprana edad y desde entonces no paré, aventurándome, ocasional e irreverentemente, a la escritura.
Tuve la posibilidad del movimiento, tengo cierta tendencia a rodar, y a cada sitio al que llegaba me daba a la tarea de buscar las librerías locales. Me gusta tomarme el tiempo para hablar con sus encargad@s y pedir recomendaciones. Siento que se genera una suerte de cercanía implícita, una comunicación silenciosa cuando alguien nombra un libro y te das cuenta, con esa recomendación, que te conoce mágicamente un poco más. Siento que tienen una mirada al alma, directa y sin rotondas, por eso les respeto profundamente como voz autorizada.
Me hablan de libros nuevos, usados, intercambiables, voladores, me cuentan cuales son los autores que se agotan más rápido, los tesoros literarios locales y los hallazgos. No se trata sólo de los libros, se trata de la construcción de una identidad cultural, de la manera de conocer a los habitantes de un lugar, son las ideas que lee un pueblo, los valores que buscan, su propia historia. Se trata de esa comunicación que trasciende tiempos y espacios, que transforma.
Sólo un pueblo culto puede ser libre, crítico y forjador de su destino.
Hoy los tiempos han cambiado, y las librerías no han sido ajenas a esa transformación. En el Noa, y principalmente en nuestra provincia, existen cientos de autor@s que me han sorprendido maravillosamente y que, si no fuese por la tarea de las libreras tucumanas, no hubiese conocido. Recolectoras de literatura, ávidas observadoras de arte, difusoras incansables realizando un entramado tan resistente entre autor@/lectores que, sin su aporte, sería imposible de imaginar.
Por eso me atreví a buscarlas, en esa búsqueda me encontré con Constanza Toro, su librería se llama “Libros Tucumán”.
Viene trabajando hace más de cuatro años, y si bien al principio eran solo usados, a pedido de los lectores comenzó a buscar autores tucuman@s hasta el punto que hoy ese segmento se convirtió en lo más valioso que hoy tiene para ofrecer.
Lo que la conmueve de un libro es cuando refleja realidades humanas, vividas o desconocidas por ella, la conmueve la palabra de los libros que van más allá de sus significados, aquellas que pueden acariciar, iluminar, liberar y salvar.
Pone muchísimo esfuerzo en enriquecer el catálogo de autores tucumanos para que tod@s encuentren algún libro que despierte su curiosidad, su deseo de leer, por ello se dá a la escucha atenta para luego mostrar luego las opciones, que las hay tan variadas como interesantes.
Constanza me cuenta que la recepción de la literatura tucumana en la provincia es insignificante. En la librería tienen libros que son verdaderas joyas que deberían agotarse y reeditarse continuamente y, sin embargo, son casi desconocidos.
La librería comenzó funcionando de manera online y las entregas se hacían en las veredas, me intriga pensar en la ausencia de un espacio, en estos tiempos de virtualidades hemos logrado construir pilares fuertes en aquello que no vemos, casi como un acto de fé. Constanza me cuenta que hasta hace apenas unos meses las entregas se hacían en la vereda, acordaban con los clientes como estaban vestidos para reconocerse y ella encaraba a todos los que venían con esos colores:
-¿Miguel?, ¿Miguel?…- con la voz cada vez más baja… hasta que aparecía el que esperaba… esa adrenalina le hizo encontrar la señal infalible que usó por años: “para que me reconozcas tendré libros en la mano”. Una verdadera cita a ciegas. Ahora tiene un lugar para recibir a los lectores y mostrarles todos los libros.
Constanza me dice que, para potenciar la red de difusión literaria en Tucumán, la existencia de la revista La Papa es un ejemplo invaluable, además considera esencial que los docentes enriquezcan las listas literarias de las escuelas con autores locales.
Me quedé pensando en ello y continué mi búsqueda. Me encontré con Guadalupe Valdez Fenik, librera tucumana, quien además está trabajando en la publicación de su primer libro de poesía. Guadalupe también investiga autoras tucumanas, principalmente las de la primera mitad del siglo XX, como Elvira Orphée, Lucía Piossek Prebisch y María Eugenia Valentié. Es increíble, no deja de sorprenderme de la riqueza cultural que se abre ante mis preguntas.
La librería surgió como una opción laboral en el contexto de la pandemia. “Siempre leí mucho y registraba mis lecturas en las redes sociales, pero no se me había ocurrido que eso podía ser un trabajo, y así surgió mi librería: Platos de café” (la encuentran en Instagram)
La librería es itinerante, ya que cuando ella se mueve, cuando viaja, “Platos de café” la acompaña. Durante el verano estuvo en Tilcara y en Tucumán, llevando títulos de todo tipo y color. Actualmente está en CABA, en Almagro, así que si andan por Buenos Aires y quieren visitar la librería pueden escribirle por Instagram. (También realiza envíos).
La selección de autores tiene mucho que ver con sus gustos, las lecturas que la atravesaron y quiere compartir con amigues. Dentro de su catálogo la mayoría de las autoras son mujeres.
No suele hacer reseñas, aunque sí sube fragmentos o párrafos de autores que le hayan gustado. Lo que más disfruta de ser librera es charlar con la gente y poder recomendar algún título que conmueva al lector.
Recuerda que hay libros que la acompañaron en distintos momentos: La campana de cristal; de Silvia Plath, La Hora de la Estrella; de Clarice Lispector, Aire tan dulce; de Elvira Orphée: “los marqué enteros hasta casi deshojarlos”.
Me habla de Elvira Orphée y Hugo Foguet. “Me parece que sus novelas retratan al Tucumán de los 60 desde perspectivas muy distintas. Foguet sobre la violencia política y la represión policial, Orphée sobre la sumisión de las mujeres en una sociedad muy machista”.
De los autorxs actuales recomienda la poesía de Zaida Kassav, Gabriela Olivé, Zaira Noffal, Marco Rossi Peralta, Pablo Toblli, Lucia Sollazi, Sofía de la Vega y Gabriela Molina. De narrativa, Máximo Chehin, Diego Puig y Pablo Donzelli.
Hace muy poco le tocó entrevistar a Arturo Álvarez Sosa, el poeta. Me cuenta que fue muy emotivo escucharlo, ir a su casa y ver su biblioteca. Regresó a su casa con un montón de libros y anécdotas de regalo.
Guadalupe me cuenta que le interesa mucho que los libros de autores tucumanes y del NOA lleguen a Buenos Aires. “No desde una postura regionalista -aclara- sino porque son libros muy buenos y deberían llegar también al circuito porteño”. A su catálogo ya se sumaron editoriales como Falta Envido, Inflorescencia Ediciones y Monoambiente y las puertas de la librería están abiertas para quienes quieran acercarse.
Continúo mi recorrido literario y me encuentro Francisca Alarcón Irrazabal, tiene 23 años y es tucumana.
Actualmente ejerce un sueño, el de tener su propia librería: Madreselva.
Madreselva es una librería independiente puertas adentro, es decir está en su casa y l@s lectores pueden acceder con cita previa aunque también existe la opción de elegir los libros de manera online las 24 hs.
El catálogo está conformado -y en constante evolución- por editoriales independientes que no llegaban antes a Tucumán.
Como bien se puede entender en la composición de palabras, contiene el cuidado y lo amoroso de una madre y un lugar donde conviven flora y fauna en perfecto equilibrio y no necesitan de intervención alguna para coexistir; lo que para ella es una librería.
Su tarea de «difundir» literatura data desde sus trece años. Lo menciona casi entre comillas porque se identifica más con la cotidianidad inconsciente de compartir libros ya que, a esa edad, sucedía más bien como un intercambio en el recreo de la escuela. El germen de su futura labor nació ya por aquellos mismos años, cuando se ofreció como voluntaria en la biblioteca popular La Randa.
Luego vinieron hermosos años de literatura.
Francisca me cuenta que, como librera, trata de visibilizar todo el material que llega a Madreselva y, como lectora, le urge compartir libros que la han asombrado. De esta manera instintiva surge la reseña, la selección.
En su proyecto de librería inauguró una sección que se llama “cuadernos botánicos de una literatura salvaje”, se trata de un espacio para que l@s lectores puedan enviar sus reseñas y, a modo de agradecimiento por su trabajo, obtener beneficios.
Me intriga saber que conmueve a Francisca de una obra, ella lo piensa y me responde: “Creo que las obras que más me marcaron, quizá de una manera egoísta, tienen que ver tan solo conmigo. No podría ser de otra manera. Tienen que ver con el encantamiento, con el amor. Así, fulgurante también me conmueve una obra y no la olvido”.
La autora que nombra durante este encuentro es : Lu Barraza. Y la nombra con apodo porque su poesía la lleva a lo más íntimo; a una confidencialidad sin tapujos. Su poesía es valiosa. Editada por la @cimarrona y próximamente por @gerania. Fran se siente feliz de habérselo dicho cara a cara y asegura que lo sostendrá siempre.
Cosa rara que nos pasa con los autores, es@s que escriben como si nuestras historias fueran tan únicas como repetidas e imaginadas por otr@s. Como si nuestra existencia estuviese guionada por sus palabras y los finales ya dichos. Los sentimos amig@s, compañer@s de momentos. A la carta, hay una historia para cada ocasión, para cada gusto: un poco más de esto, más de aquello, menos de lo otro y resulta simplemente perfecta.
Ella cree que la intervención en el ámbito público (plazas y ferias), el cooperativismo, las políticas culturales -sobre todo presupuestarias- la bibliodiversidad y coexistencia de los distintos grupos sociales /literarios / culturales son medidas útiles para activar, fomentar y fortalecer los espacios literarios.
“Es notorio que el soporte de las redes sociales haya mejorado cuantitativamente la difusión, sin embargo no hay que olvidar eso de reunirnos/ recorrer estantes/ consultar/ experimentar en compañía.”
Recuerda que una vez, una señora que frecuentaba mucho su espacio, le dijo a su pequeño nieto: ¿por qué tenés miedo de quedarte? aquí todos los muebles y todos los libros saben quién sos. Ya has estado aquí y ellos están siempre también. Los libros saben y te protegen.
“Siento esa protección cuando estoy entre los libros” me dice Francisca.
Para terminar le pregunté a Francisca como vive la recepción de literatura tucumana dentro de la provincia, me responde que tal vez piensa más en la recepción fuera de la provincia: “No quisiera que nos quedemos leyéndonos sólo entre nosotres.”
Sigo mi recorrido y me encuentro con Daniela Diaz, me cuenta que esto de ser librera es todavía nuevo para ella.
Entre 2018 y 2019 empezó vendiendo libros para una editorial independiente de la cual forma parte “Falta Envido Ediciones.”
Para enero del 2020 se sumó como revendedora al staff de Librería “Atrapasueños” donde tomé contacto con el material de otros autores de la provincia, al mismo tiempo iba incorporando las obras de otras editoriales como “Monoambiente”, autoras y autores tucuman@s como Lufso o María Gabriela de Boeck al catálogo de venta.
Difunde y ofrece los libros a través de las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp)
“No es muy fácil vender libros de autores tucumanos, la mayoría de la gente no se anima a los escritores de la provincia, quizás por desconocimiento, no lo sé. Pero me ha pasado que después de comprar y leer a alguno de ellos, me escribieron para contarme que les había encantado el libro, por ejemplo han elogiado a Don Palabras, de Franco Caraccio; Bienvenidos a Moler, de Lufso; Masacre en Lastenia, de Cabaleiro; Yo también me enamoré de un boludo, de Ivanna Di Bello o Miedo locura y muerte de Miguel Siso Fernández”.
Con el objetivo de darle más impulso a los escritores locales, una vez al mes Daniela lanza una promo llamada «Un clásico + Un tucumano». La idea es que se lleven un libro de cualquier escritor (no necesariamente debe ser clásico) y otro de algún autor tucumano, y obtener así un descuento por ambos.
Lo que la conmueve de una obra es poder identificarse con lo que está leyendo, lo que de algún modo le llegue.
Particularmente tiene preferencia por el realismo mágico y el fantástico, razón por la cual siempre está buscando incorporar ese género al catálogo.
Cuando la gente le pregunta «¿Qué me recomendás?», las recomendaciones de Dani son subjetivas, aunque con tintes tucuman@s que van desde fantásticos, divertidos a entretenidos: Bienvenidos a Moler y Don Palabras son caballitos de batalla locales.
En la última puerta de este recorrido tan particular, me encuentro con Fernanda González Robledo: tucumana, médica y tarotista, quien me confiesa que se apasionó por la literatura influenciada por su abuela, quien era escritora, amante de las letras y los libros.
La Librería Pública Limón existe como tal hace un año, la mayoría de los libros que la conforman pertenecían a la biblioteca de su abuela, autores tucumanos de poesía, narrativa y también libros de salud, feminismo, mancias, ciencias ocultas y astrología. Tiene una dinámica de préstamo e intercambio de títulos diversos.
Fernanda me cuenta que la han sorprendido autores como Mercedes Chenaut, Emilia Gutiérrez y Ezequiel Nacusse.
La conmueven, tanto autores, como desconocid@s que le escribe para pedirle un libro, ya que por la dinámica que propone la Librería Ambulante Limón, asume un ejercicio de confianza y comunidad permanente.
Además sostiene que sería más fácil llegar a más personas con el apoyo de políticas públicas que fomenten la lectura o los espacios de difusión que hoy sólo llegan a un círculo pequeño.
Por el momento, la librería solo funciona a través de esta plataforma de Instagram: @libreriapublicalimon
Es tiempo de volver a casa. Agradecida me llevo las palabras, las historias, las vivencias y los sueños que me compartieron. Los sostengo frágiles entre mis manos, los abrazo, les preparo café y hago espacio en mi biblioteca para un libro más o quizás dos. Me asomo al balcón con la taza en la mano, humito renovador de esperanzas y pienso en la labor de estas mujeres, resulta inevitable que se me empañe la mirada. Afuera comienza a llover, aquí dentro es tanta la compañía que desborda las ventanas de mi alma.
Si querés navegar en este mar de libros, te dejo sus coordenadas:
Libros Tucumán
www.LibrosTucuman.com.ar
Facebook.com/LibrosTucuman.com.ar
Instagram.com/LibrosTucuman.com.ar
LibrosTucuman.mercadoshops.com.ar
Email: LibrosTucuman@gmail.com
WhatsApp: 381 617-6948
Platos de café
https://www.instagram.com/platosde_cafe/?hl=es-la
https://www.instagram.com/guadalu_valdez/?hl=es-la
g.valdezfenik@gmail.com
Madreselvalibros
IG: @madreselvalibros
E-mail: madreselvalibros@gmail.com
WhatsApp: 3816342403
Librería Pública Limón
IG: @libreriapublicalimon
FB:Dany Diaz
IG: @daniellejours
Maria Diaco
IG: @mar_diaco

Nací en 1982, desde muy chica tuve atracción por la lectura y por contar lo que sucedía a mi alrededor. Estudié tres años en el profesorado de Lengua y Literatura N 21, lo cual me abrió nuevas perspectivas de escritura. No concluí la carrera porque preferí la enseñanza con una mirada popular, sin embargo fue un gran aporte a mi vida. Soy orgullosamente madre, Psicologa Social, fotógrafa, escritora y estudiante de violoncello. Durante un tiempo trabajé como editora y correctora de textos, publiqué en 2014 un libro de cuentos cortos titulado «Reina Blanca». Participé en cooperativas de Arte y emprendimientos autogestivos relacionados con el Arte como terapia y formas de comunicación universal. Participé en radios comunitarias en la ciudad de Buenos Aires, como locutora, editora y fotógrafa. Realice talleres de Cine en la ciudad de Ituzaingó, pcia de Bs As. Actualmente vivo en Tucumán y participo activamente de espacios artísticos horizontales e independientes desde lo audiovisual.