Sobre Deshora, dirigida por Bárbara Sarasola-Day
Por Fabián Soberón |
Helena y Ernesto conforman un matrimonio que vive en el campo de Salta, una provincia del norte argentino. Tienen algunos problemas como pareja. Helena no puede quedar embarazada. Pero esto es solo la manifestación más clara de otros conflictos.
Joaquín es primo de Helena y, por pedido de su madre, se queda a vivir con el matrimonio. Joaquín tiene una enfermedad. En la película se hace una breve alusión a su mal pero no sé específica cuál es.
Deshora desgrana lentamente la corriente de los deseos. Por un lado, Helena le reclama a su marido, Ernesto, una falta de contacto físico. Le dice que no tienen sexo. En una ocasión ella le pide que hagan el amor y él posterga el encuentro hasta después del trabajo. Cuando Ernesto regresa ya es la noche y Helena está dormida. Él la fuerza a tener un encuentro físico. En la descripción visual de esta primera situación íntima se puede ver la falta de consideración que tiene Ernesto por su esposa. La penetra sin esperar una relación mutua.
El vínculo entre Helena y su primo Joaquín no deja de ser extraño. Ella sale del baño, desnuda, y el primo ingresa a la pieza. Ella le pide que se vaya y el primo se ríe. Se acerca y casi roza la piel desnuda. En ese gesto mínimo o elemental se puede ver que la corriente del deseo inicia uno de sus caminos. Esta relación se arma de forma paralela al vínculo entre Ernesto y Joaquín. Al principio, entre los hombres se conforma un vínculo heterosexual que responde a los parámetros convencionales o estereotipados. El abogado Ernesto lo invita a cumplir con los ritos masculinos estipulados desde el machismo norteño: una competencia de natación en la laguna artificial, salidas a cazar en el monte y una participación en la riña de gallos.
Helena rechaza al principio el acercamiento del primo pero hacia la mitad de la historia el deseo fluye y ellos tienen un breve acercamiento amoroso. A la vez, Joaquín es testigo –como un buscado y prohibido voyeur– de los encuentros sexuales entre Helena y su esposo.
Ernesto, cumpliendo con el rito masculino machista, lo lleva a la whiskería, al prostíbulo. Joaquín bebe whisky hasta emborracharse y entra con una mujer al cuarto para tener sexo pago. La escena se corta, queda trunca. A partir de la elipsis, se puede sospechar que Joaquín no concreta el acto sexual con la prostituta.
Más adelante, Joaquín tiene un accidente en el pecho. Ernesto lo lleva al médico y se acerca para revisar la herida. Joaquín aprovecha la proximidad y lo besa. Remiso al primer contacto físico con Joaquín, Ernesto luego acepta y también lo besa.
Cerca del final, vemos una escena de baile que muestra la relación tensa entre los tres personajes, una especie de trío a destiempo. Helena le pide a su esposo que bailen juntos. Luego es Joaquín el que invita a Helena a bailar. El deseo se expande en diversas direcciones. Mientras mira la danza breve y sensual que le propone Joaquín a su prima, Ernesto tiene una mirada de enojo. En un momento, Helena rechaza el cuerpo de su primo y se mete en la casa.
En el último acto sexual entre Helena y Ernesto asistimos a la concreción de la violencia: vemos una violación. Ella llora. Como ese voyeur buscado, Joaquín es testigo del maltrato. Ernesto ya sabe que Joaquín espía y de alguna forma quiere reforzar el ubicuo deseo en el joven frente a su esposa.
Hacia el final una escena presenta una forma material de la violencia. Joaquín y Ernesto quedan solos en la penumbra del amanecer. Ambos tienen armas en las manos.
De alguna forma, Deshora crea una tensión creciente y sutil entre los tres personajes y muestra cómo crece y se estira el deseo –y las formas de la violencia– en múltiples direcciones.

Nació en Tucumán, Argentina. Es Licenciado en Artes Plásticas y Técnico en Sonorización. Se desempeña como Profesor en Teoría y Estética del Cine y Comunicación Audiovisual en la UNT. En 2014 obtuvo la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. Colaboraciones suyas se difunden en publicaciones nacionales e internacionales. Integra las antologías Poesía Joven del Noroeste Argentino (compilada por Santiago Sylvester, FNA, 2008), Narradores de Tucumán (compilada por Jorge Estrella, ET, 2015) y Nuestra última Navidad (compilada por Cristina Civale, Milena Caserola, 2017), así como el diccionario monográfico La cultura en el Tucumán del Bicentenario, de Roberto Espinosa (2017). Fue traducido parcialmente al portugués, al francés y al inglés. Libros publicados: la novela La conferencia de Einstein (1ª edición en 2006; 2ª edición en 2013); en el género relatos: Vidas breves (1° edición en 2007; 2° edición en 2019) y El instante (2011); en el género crónicas: Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (2013), Ciudades escritas (2015) y Cosmópolis. Retratos de Nueva York (2017); y el volumen 30 entrevistas (2017). Como director de cine, realizó los documentales Hugo Foguet. El latido de una ausencia (2007), Ezequiel Linares (2008), Luna en llamas. Sobre la poeta Inés Aráoz (2018), Alas. Sobre el poeta Jacobo Regen (2019) y GROPPA. Un poeta en la ciudad (2020). Con los músicos Fito Soberón y Agustín Espinosa, editó el disco Pasillos azules (AERI Records, 2019).