Por César Cabrera |
Hay autores cuyos nombres, aunque figuren inscritos en las historias literarias de Tucumán, de la región o del país, parecen haber sido olvidados por los lectores. Julio Ardiles Gray (Monteros, 1923 – Bs. As., 2009) parece ser uno de esos casos, si atendemos a la falta de reediciones de sus textos narrativos más tempranos –publicados entre las décadas de 1950 y 1960– más allá de la esporádica inclusión de alguno de sus cuentos en antologías. Pese a ello, el autor mismo ha seguido publicando casi hasta el final de su vida.
Si bien se pueden ensayar varias hipótesis al respecto, o mejor aún, gestionar acciones para garantizar la accesibilidad de sus textos para potenciales lectores, quisiera compartir aquí dos claves de lecturas posibles de parte de su narrativa, a modo de invitación a un primer acercamiento a su escritura: en primer lugar, llamar la atención sobre el protagonismo que asumen los sectores campesinos (labradores, cañeros, trabajadores del surco, pícaros, entre otros) y su relación díscola con la industria azucarera; en segundo, reflexionar sobre la relación entre el qué y el cómo se narra, esto es, una serie de observaciones acerca de las formas que escoge o construye el autor para plasmar las historias.
Los campesinos y el azúcar
Novelas “incuestionablemente de Tucumán”, como diría David Lagmanovich, el proyecto narrativo ardileano conforma una saga ficcional pasible de ser leída en clave histórica. Los amigos lejanos (1956), Los médanos ciegos (1957), El inocente (1964), Las puertas del paraíso (1968) conforman una suerte de mapa de la ruralidad de la provincia en su devenir del siglo XIX al XX.
El registro, sin embargo, se aparta de lo historiográfico para acercarse a las atmósferas, a las mitologías y a las huellas de la historia. En el intento de reponer las voces de los campesinos (en su cosmovisión y también en su oralidad) en un pasado visto como el paraíso ante la llegada de la “maldición del azúcar”, posiblemente esté la mayor audacia y valor del proyecto en su conjunto.
Encrucijadas de la modernidad
Se advierte una mirada nostálgica hacia el pasado rural, probablemente porque se lo asume como un mundo perdido. La modernidad económica, instalación de los ingenios azucareros mediante, es vivida como un trauma por los sectores campesinos, de ahí que en los textos opere al mismo tiempo una idealización del pasado preindustrial.
En forma paralela, y de modo paradójico, la escritura da cuenta, a su modo, de una cierta aspiración a la modernidad por parte del autor en su afán innovador o experimental, proceso afín a lo vivido en el campo literario de la provincia a mediados del siglo pasado. Esto se percibe en la preferencia por el género novela, en lugar de la poesía como género tradicional del norte, en los procedimientos narrativos usados, como el intento por superar un tipo de narrativa lineal o decimonónica, en las inflexiones del fantástico o del policial que se pueden encontrar en un realismo poético, así como en la propia figura de escritor profesional que busca construir Ardiles Gray junto con otros autores de la época.
La tensión que surge entre narrar un mundo rural perimido y usar las formas modernas de la cultura letrada, hace posible pensar la narrativa ardileana como un momento de corte, de bisagra. Un hiato que se produce entre la tradición y las formas literarias del porvenir, así como en las relaciones complejas, a veces más visibles otras menos, que se trazan entre lo rural y lo urbano y entre la tradición y la modernidad.
César Augusto J. Cabrera. Nació en Tucumán en 1992. Vive en La Reducción, Lules. Es Profesor y Licenciado en Letras por la UNT.
Buen artículo! ¿saben donde puedo acceder a estos libros aunque sea en pdf?
Hola. Gracias! Podes visitar la página http://julioardilesgray.com donde está digitalizado un volumen de cuentos y referencias a vida y obra del autor. La otra posibilidad es en bibliotecas. En el archivo historico de la pcia están todos sus libros, y tambien en el centro cultural Rougés