Por Pablo Toblli |
En un mundo donde las redes comunicativas se han reformulado completamente, todavía existen quienes si no ven un papel no creen: obstinados y devotos de las colas de Rapipago o de los bancos, aun lloran sobre los ecos de un mundo analógico, cuya obsolescencia pedía hace varias décadas atrás su descanso digno y perpetuo.
Fue durante la pandemia cuando el ámbito digital se consagró como soporte oficial. La gente hacía miles de transferencias al día, administraba sus finanzas, sus plazos fijos, sus empresas, en pijama, desde su cama, solamente digitalizando una app desde su celular. Así, las billeteras digitales como Mercado Pago han triplicado sus usuarios y aparecieron categorías nuevas en el habla contemporánea como “debiters”, para hacer referencia a este goce de realizar transferencias hasta para comprar un kilo de papas sin la necesidad del billete en papel. Todo empezaba a suceder puertas adentro; la ciudad en las afueras no era el soporte y la cartografía de la cotidianidad y los heroísmos de otras décadas. Las bandas de música contemporánea comenzaban a cantarles al enclaustramiento, a las conversaciones y revoluciones gestadas con amigos en un departamento. Los míticos cafés y las furiosas avenidas de Buenos Aires eran temas del pasado.
Hasta antes de la pandemia los editores de los grandes diarios todavía manejaban el criterio de “este texto en la versión en papel no puede ir”, como si el papel aún fuese el lugar para las cosas “serias”, de acabado fino. Todavía reinaba cierta idea del soporte digital como algo menor, con lo cual la cultura letrada y tradicional mantenía una ilusión de aristocracia cultural infértil para los días que corren.
Recientemente me tocó asistir a un debate sobre un proyecto de ley de jubilación de escritores, y en el reglamento se consignaba que uno de los requisitos para acceder a la misma era tener publicada cierta cantidad de libros en papel. Creo que resulta necesario redefinir las formalidades asistenciales al escritor a partir de variables actualizadas y pensar otras maneras de legitimar la actividad de la letra que no sean a través del tradicional libro físico, sobre todo en provincias como Tucumán en donde el campo editorial todavía es una construcción menuda, a la intemperie de un orfandad en materia de subsidios para el ámbito cultural. Así, las editoriales independientes que apuestan a invertir en un autor y no cobrarle por publicar, hacen piruetas para que sus catálogos subsistan llevados adelante con mucho sacrificio personal de las propias billeteras modestas de sus editores.
Dentro de este contexto, el auge digital tiene su reverso democratizante, así como lo fue la imprenta en su momento. Ahora la propuesta de revistas es cuantiosa, porque se abaratan sustancialmente los costos del soporte, que antes se llevaba los pocos pesos del personal trabajador para concretar el soporte papel. No quiere decir que actualmente circule más dinero entre estos proyectos, porque la mayoría de los trabajadores del periodismo digital lo hacemos gracias al apoyo de la comunidad lectora y, en algunos casos, ad hoc.
Con un modesto dominio y un servidor, la proliferación de propuestas digitales ha caldeado el magma de la información contemporánea. En este panorama, el costado competitivo focalizado más en los contenidos es, de alguna manera, una buena noticia. Porque al simplificarse los costos de soporte y reproducción, los medios digitales deben centrarse en la novedad, especificidad y originalidad del contenido. En este sentido, La Papa se esfuerza por resonar las voces de la cultura del NOA que en otras épocas bajo normas de producción y circulación distintas se han perdido en el anonimato.
Ante la escalada de la crisis del papel que golpea a las editoriales de menos poderío, los críticos de la cultura Independiente tenemos que estar más atentos que nunca a recurrencias y sistematizaciones en el gran océano del mundo digital, porque la literatura va a encontrar, como ya lo hizo la música y el audiovisual, modos cada vez más estandarizados de propagar, jerarquizar, profesionalizar y monetizar su material en otros medios que no sean sólo el papel, lo cual hará que los ítems de los proyectos de subsidios, becas o jubilación de escritor sean reformulados a la luz de los nuevos tiempos que ya están entre nosotros.
En poco tiempo la canonización de artistas no existirá más por razones tecnológicas y sociológicas. Es ahí donde los críticos debemos hallar nuevos modos de dialogar, visibilizar y formar comunidades.
Sumario mayo 2023
Eventos: Meditación vagabunda sobre vivir lejos de todo, por Mario Flores.
Letras en música: 20 discos de Indie en Tucumán.
Ensayos: La tradición del ciberpunk en la era de la IA, por Horacio Baca Amenábar.
Entrevistas: La intimidad como punto de partida. Entrevista a Natalia Acosta, por Fabricio Jiménez Osorio.
¿Ydiai?: Foro virtual de Literatura y Erotismo. Coordinación por Pablo Toblli.
Comentario de libros: Una canción Punk, de Ezequiel Villarroel, por Cecilia Rocabado.
Entrevistas: “La ciencia ficción es el nuevo realismo” Entrevista a Jorge Carrión, por Leopoldo Silva.
Ilustraciones: Hilacha Moral, por Maximiliano Torres.
Poesías: Poemas de Alexander Rivadeneira.
Entrevistas: “Nunca quise que este proyecto fuese algo tradicional”. Entrevista a Pablo Espinoza, de Almadegoma Ediciones, por Pablo Toblli.
Cuentos: Los sueños, por María Gabriela Cisterna.
Autores: Escena de lectura, por Jorge Atar y Docentes de la cátedra de Didáctica y Residencia Docente en Lengua y Literatura (UNT).
Entrevistas: “Entender el acto de editar/corregir como ejercicio creador”. Entrevista a Luciana García Barraza sobre su taller anual de poesía, por Pablo Toblli.
Comentario de libros: La muchosidad. Sobre Nadie quiere ser Beth, de Eugenia Campero, por Sofía Viaña.
Entrevistas: “Así era realmente mi voz la que creía perdida y pude encontrarla”. Entrevista a Samuel Amaya, por Pablo Toblli.
Entrevistas: “El vacío en realidad va lleno de elementos a revelarse”. Entrevista a Ary Malaver, por Mónica Cazón.
Poesías: Poemas de Gabriela Álvarez.
Letras en cine: Los espíritus de la isla, por Nilda Chiarello.
Comentario de libros: Ojo de Ballena o cómo romper el mundo. Sobre Ojo de Ballena, de Gabi Olivé, por Marina Cavalletti.
Comentario de libros: María Diaco abre las puertas de Puebo chico, por Manuel Rivas.
Entrevistas: “Este libro puede parecer científico o astrológico, pero es sobre todo espiritual”. Entrevista a Marx Bauzá, por Pablo Toblli.
Es Licenciado en Letras por la UNT. Publicó los libros de poemas Nace en lo próximo (Ediciones Magna, 2015), Lucero de ruinas (Ediciones Último Reino, 2017) y el libro de ensayo Una lectura del imaginario poético de Tucumán (2000-2020) (Fundación Artes Tucumán, 2022). Es editor de La Papa Revista y redactor en Indie Hoy. Nació en Tucumán, en 1987. Su e-mail es pablotoblli@gmail.com, por cualquier contacto.