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ISSN 2684-0626

 

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El episodio duran duran

Por Patricio García |

En 1993, quienes habían sido hace no mucho la banda pop más famosa del mundo, líderes de una supuesta segunda invasión británica (a los charts de EEUU, la primera la habían encabezado los Beatles en el 64), Simon LeBon, Nick Rodhes, John Taylor y Warren Cuccurullo, Duran Duran, tocaron en el Monumental (no la cancha de Atlético, en el ex cine de la Ejército del Norte, a una cuadra de la calle de mi infancia) de Tucumán en la gira para presentar su disco “Duran Duran”, pero que se lo llamaba por otro nombre, “The Wedding Album”.

Yo estuve ahí y sin embargo no me acuerdo más que tres o cuatro detalles intrascendentes. Y nada más.

Es por eso que este episodio es traumático para mi historial de memoria. Es por eso que pedí a P. Donzelli que me permita escribir sobre esto. Porque puede ser la oportunidad de contactar al grupo con el que fui y preguntarles si realmente fui yo con ellos. Y sacarme una gran duda.

También voy a tratar de entrevistar a otrxs tucumanxs que asistieron, a ver si ellxs se acuerdan qué pasó.

Voy empezar con mis propios recuerdos.

*

Lo que recuerdo

Recuerdo que el público era muy poco. Esta visita histórica fue un fracaso, y tuve la rara oportunidad de escuchar a Duran Duran en un recital técnicamente intimista.

Recuerdo que lanzaron una pelota inflable al público e inmediatamente alguien la pinchó con una navaja. La banda nos retó.

Recuerdo un comentario jocoso de Cuccurullo sobre el auspiciante de la noche, Coca Cola. Un chiste muy pobre y cansado tipo “Tomen Coca Cola, que mejora su vida sexual”.

Recuerdo que todos tenían instrumentos electroacústicos como los que se usaban para los MTV Unplugged, tanto el bajo como la guitarra lo eran y los teclados de Rhodes eran también más bien pianos eléctricos vintage, que los sintes que lo caracterizaban. “The Wedding Album” era el disco donde se limpiaban de toda la tecnología que su música había ido acumulando en su trayectoria.

Y las canciones sonaron como en un unplugged esa noche.

La banda había anunciado que solo tocaría el último disco en esta gira, era como que estaban atravesando una gran vergüenza de su obra anterior. Sin embargo hicieron una sección de grandes éxitos para más o menos cerrar complaciendo a lxs tucumanxs.

Yo habia ido con un grupo de compañerxs de la secundaria que, estoy seguro incluía a Lazarte, la Jorrat y también a Thouvier.

Lazarte y la Jorrat estaban al borde de ponerse de novixs, esperábamos que ocurra esa noche, y esto despertaba más expectativa en nuestro grupo que la visita histórica de Duran Duran. Así de inconscientes éramos.

Yo pensaba que no podrían resistirse al momento en que sonara Ordinary World.

Efectivamente hacia el final del concierto, Lazarte y la Jorrat formalizaron. Pero Ordinary World la habían tocado tercera -eso si lo recuerdo muy fuerte, seguramente es mentira-, y recuerdo haberlos relojeado durante la canción y que se veían envueltxs en áridas negociaciones.

Lazarte y la Jorrat permanecieron todo el recital sentadxs en el mismo rincón del Monumental, en esas discusiones, y me da mucha curiosidad entrevistarlxs, para preguntarles qué se acuerdan del recital, porque infiero que no se acuerdan absolutamente nada.

*

El episodio Fito Páez

Una de las razones del fracaso del evento fue que Gabriel Fulgado, productor del evento, había programado la presentación de “El amor después del amor” de Fito Paez para LA MISMA SEMANA.

Si bien Duran Duran era Duran Duran, en ese momento quien realmente la rompía era Fito Páez con su reciente disco “El amor…”, que había estallado en una popularidad que ni el mismo Páez podía creer. Y la gente había decidido no ir a Duran Duran sino guardarse para Fito.

Resulta que también estuve en ese recital y no solo eso, estuve en su conferencia de prensa.

Me había enterado que daba conferencia en el hotel Metropol y allí me instalé a esperarlo junto a una muchedumbre que incluía al hijo del gobernador, Emmanuel Ortega.

La entrada estaba prohibida para todxs nosotrxs, pero si alguna vez tuve coronita por ser “hijo de”, fue esa velada. Mi padre trabajaba para el hotel en esos años, estaba en el lugar y me vio.

-¿Qué haces aquí?

-Ya me ves, tratando de ver a Fito Páez.

En minutos estaba adentro, no así Emmanuel Ortega. Tendría que haberle sacado la lengua, pero decidí actuar en forma refinada.

Una vez en la sala de la conferencia llegó Fito Paez y nos saludó a todxs lxs presentes dándonos la mano.

Me impresionó la dura callosidad de su mano, excesiva aún para alguien que toca piano y guitarra, más digna de un gimnasta que hace barra fija o de un trabajador del limón.

*

Lo que recuerda la Jorrat

Gran curiosidad sentía por comparar mis recuerdos con lxs de la otra gente que había ido conmigo. Pude comunicarme con mi amiga y compañera de secundario la Jorrat. Y hubo de todo.

Coincidencia total. La Jorrat tiene muy presente que estuvo toda la noche sentada en el piso y contra uno de los muros del Monumental. De hecho ese rincón había sido el centro de operaciones de todo el grupito. Recuerda que no había mucha gente y que este fracaso de público se debió a Fito Paéz.

Luego derrumbó la Jorrat la tesis entera de este escrito.

-No nos pusimos de novixs esa noche. Ya estábamos de novixs desde unos días atrás.

Lo cierto es que no lo habían anunciado al público y lo hicieron esa noche.

Y después me dice:

-El que se acuerda de todo es Fede. Que había ido con nosotros. Deberías hablar con Fede.

El problema es que me da un poco de vergüenza preguntarle: “¿Quién es Fede?”.

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