Entrevista a Ary Malaver
Por Mónica Cazón |
El escritor conversó con La Papa sobre su obra, sus comienzos, su concepción del microrrelato y sus proyectos inmediatos. Pronto estará en Tucumán presentando su obra de microficción en el Mayo de las Letras y disertando en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán .
—Usted tiene una amplia trayectoria como académico y escritor ¿Por qué eligió el género de la microficción?
—Todo empezó alrededor del 2011 cuando estaba haciendo el programa de doctorado. Originalmente, me había decidido por estudiar algún aspecto de la literatura fantástica, pero me topé con la microficción y cambié de opinión. Ya no recuerdo cómo llegué a la microficción, pero lo cierto es que quedé tan fascinado con la forma que hacia el 2015 me titulé con una tesis doctoral que explora el microrrelato y el micrometraje. Luego en el 2019 se publicaron dos libros con mi nombre: La brevedad como poética en Perú e Incidentes en España. Ambos libros, y aquí retomo tu pregunta, ponen de manifiesto mi interés por la posibilidad de expresar mucho en poco. Hay que repetir esto: mucho en poco. El limitarse a sugerir, el presentar la parte antes que el todo, el redescubrir presencia en la aparente ausencia o, como se dice en La brevedad, el descubrir que “el vacío en realidad va lleno de elementos a revelarse”. Estos son algunos de los aspectos que más me fascinan de la escritura breve.
—¿Podría “microrrelatear” sobre sus comienzos como escritor?
—Pues empecé en la adolescencia, época en la que me llené de cuadernos, y luego durante los primeros años universitarios escribí otros también. Recuerdo ahora que obsequié algunos de estos cuadernos y varios me fueron devueltos, pero esa es otra historia. Había varias brevedades en estos textos y, me parece ahora, que los temas dominantes eran la reflexión existencial, las mitologías de distintas tierras y el amor. Pero a lo mejor me equivoco. Durante los años de la maestría y el doctorado seguí escribiendo. A partir del 2018 me comencé a llenar de varias voces mínimas y de certezas con respecto a entrar “en serio” a esto de ser escritor. Con estas certezas, me atreví a mandar los dos manuscritos que llevaba trabajando en paralelo a dos personas distintas. A Ana María Shua le envié el manuscrito de Incidentes y a Francisca Noguerol, profesora en la Universidad de Salamanca y gran experta en estudios de microficción, le mandé La brevedad como poética. Ambas encontraron más de un mérito en estas obras y por ello cada una le escribió un prólogo magnífico a estos libros. La reacción extremadamente positiva de ambas constituyó la certeza que buscaba para entrar de lleno a este juego de ser escritor.
—De cuántas definiciones tenemos sobre microrrelato y microficción, ¿cuál se acerca más a la suya? ¿O cuál es su opinión al respecto?
—Estamos de acuerdo, creo, que la ficción más breve es la microficción. El microrrelato, como el micrometraje en el cine, es una de las varias formas breves contenidas en la categoría de microficción. Más allá de eso, soy de la opinión que el factor fundamental al analizar un microrrelato es poner mucha atención a los argumentos que se utilizan al evaluar si este cuenta o no una historia.
Al respecto te cuento que hace poco leí la opinión de un experto estadounidense en composición, Fred White me parece, en la que se insiste en que lo más importante para esta forma breve (flash fiction es la etiqueta que él usa) es la presencia de una historia y la compresión o reducción de esta. Esto me hizo pensar en aquella microficción en donde la historia no ocurre, como suele ser el caso, a priori, sino a posteriori. Con la historia a posteriori me refiero a la historia ausente en la página que, sin embargo, surge (o no) durante la lectura. Estoy hablando aquí de un texto en el que supuestamente no hay una sucesión de eventos que reconozcamos como historia.
Por ello, si alguien asevera que el microrrelato es un texto breve que cuenta una historia, pues la pregunta que surge (y surgen varias al respecto en La brevedad como poética) es: ¿Qué hay de aquellos microrrelatos en los que la historia está ausente? Existe un enfoque llamado psiconarratológico que combina tres disciplinas (la narratología, la psicología cognitiva y el procesamiento del lenguaje) desde el cual se pone tanta o más atención a los procesamientos mentales de lectoras y lectores que a las marcas objetivas en un texto (los signos en un papel). Este enfoque me parece fundamental para entender aquellos microrrelatos que en primera instancia podrían ser tildados de no narrativos.
—¿Cree necesario un mayor estudio y difusión del género entre los docentes de todos los niveles?
—Sin duda. Formas breves como el micrometraje, el haiku, la poesía en general, el grafiti, el microrrelato, etc. ofrecen grandes ventajas pedagógicas. Podemos mencionar, por ejemplo, la variación constante de modelos, la multimodalidad inherente en varios de estos formatos, así como la participación activa y creativa del alumnado generando sus propios textos mínimos.
—Hablemos de Espejos, el libro que viene a presentar y nos honra con su presencia. Con una contratapa de lujo: Sandra Bianchi, Raúl Brasca y Fernando Iwasaki. Cuéntenos.
—Espejos en un libro juguetón, desinhibido, irreverente. Formalmente hablando, estamos ante un “libro fantasma” (la expresión es de Basilio Pujante durante una presentación en España) donde solo existen páginas en blanco. Estas casi 300 páginas en blanco están llenas, sin embargo, de notas al pie. Son desde estos pies de página de donde surgen distintas historias a pesar de, o justamente debido a, este vacío. Y ya sabemos que el vacío, en realidad va lleno. Espejos fue publicado en España el año pasado y ha gozado de una acogida bastante entusiasta en distintas lectoras y lectores. En Argentina, además de Sandra Bianchi y Raúl Brasca, sus primeros lectores como se revela en la contratapa del libro, otras personas que han tenido palabras amables para el libro son – y las menciono aquí en el orden que lo han leído – Claudia Cortalezzi, Ana María Shua y Luisa Valenzuela. Volviendo al libro, sus temas son muy diversos: historias de mujeres que viajan solas, gatos que comentan sobre los humanos con los que viven, mujeres que cuestionan el orden no natural de las cosas, mitologías de distintas tierras (y mares), relatos de humanidades anteriores y posteriores a la nuestra, entre otros.
—¿Qué nos puede decir de sus proyectos inmediatos?
—Estoy reuniendo material (sonidos, fotografía, videos) para que lo, espero, será una nueva video instalación. La video instalación es un formato que me interesa mucho y que me permite explorar la multisensorialidad de aquello que escribo. Esto explica que tanto Incidentes, mi primer libro, como Espejos existan en este formato multisensorial. De manera escrita, estoy trabajando en dos manuscritos. Uno, creo, será muy parecido a Espejos y el otro no, pero aun así seguirá explorando la posibilidad de contar desde lo poco y el vacío aparente. Es todo lo que puedo decir por ahora. ¡Y ya he dicho mucho!
Ary Malaver: Assiociate Professor of Spanish University of North Georgia (UNG).
Mónica Cazón (Tucumán). Escritora, Lic. en Ciencias de la Educación y Especialista en Literatura Infantil/Juvenil. Se desempeña en la UNT en Educación No Formal. Docente en PLAT. Coordina la Asociación Literaria Lagmanovich. Fundó el CIDELIJ Tuc (Centro de Investigación, Estudio y Lectura de la Literatura infantil/juvenil -Ente Cultural-UNT- y el Laboratorio de lectura crítica e investigación “MicroLee”. Gestora cultural. Colabora en La Gaceta Literaria y otros. Lleva editos 12 libros de diferentes géneros.