Muestra de poesía tucumana inédita
Por Gabriel Gómez Saavedra |
A los poetas incluidos en esta selección para “La papa en la literatura tucumana” sólo los aglutina una característica: la de no haber publicado un libro personal de poesía, hasta la fecha; ese hito desde donde podemos hacer base e interpelar hacia atrás, con más o menor tensión, el devenir de nuestra escritura. Ricardo H. Herrera escribió, exponiendo su propia experiencia con respecto al tiempo anterior de ser editado: “En aquel tiempo la poesía me pertenecía de manera absoluta, en cierto modo era sólo mía, no tanto porque me tuviera sin cuidado que muchas otras personas transitaran un camino parecido al mío, sino porque la noción de desgaste le era totalmente ajena”. Ahora, cuando se refiere al tiempo posterior al de ser editado, Herrera dice: “Pero lo cierto es que no bien salimos del anonimato, en cuanto se publica una página, ese Edén queda atrás y se penetra en la historia. Al paso que se va fortaleciendo la conciencia literaria del poeta, se debilita la inocencia del origen”. Bien, algunos de los ocho poetas de esta selección están con un proyecto editorial personal en proceso y los otros fueron incluidos en distintas antologías —algunas con proyección nacional e internacional—. El uso del gerundio con el que se bautizó a la muestra, indica que su contenido es materia móvil (qué poesía no lo es), más allá del presente que le tocó en suerte. Porque todos los poetas están, actualmente, en estado vital de producción.
Por el lado del estilo, prima la heterogeneidad; no necesariamente determinada por las diferencias generacionales, por ejemplo, el autor más joven (nacido en el año 2000) se roza con líneas más clásicas y alejadas de “su” siglo, como el neoromanticismo.
Yendo a la noción o, mejor dicho, a las nociones de territorialidad literaria, nos encontramos con poetas nacidos en la provincia, con residencia en otra y viceversa, y con poetas nacidos en San Miguel de Tucumán, con residencia en localidades del interior y viceversa —sabemos del papel determinante en la visibilización de las producciones literarias que hegemonizan las capitales en este país, tan acostumbrado al unitarismo cultural—. Ni siquiera la palabra “Tucumán” o sus derivadas aparecen mencionadas. La provincia, si se insinúa, surge como una construcción ontológica y personal para cada poeta.
Abordar una compilación siempre resulta odioso (en lo personal, prefiero el término “muestra” al de “antología”), por el brillo de las ausencias. Pero en un leve recorte de la realidad poética de nuestra provincia, como éste, no hay pretensión ni posibilidad de imposición subjetiva, ni de didactismo, ni de asentar un punto de referencia para esta segunda década del siglo.
Lo mejor será olvidar este preludio e intentar sumergirse en los poemas más allá de cualquier criterio de ordenación. Porque todo criterio de ordenación de un material poético, es un límite; y un poema, si logra ser considerado como valioso por el lector, es una suspensión espacio-temporal que degrada cualquier borde. Estos poemas ya fueron disparados hacia tal fin, sin saber si terminarán en esquirlas incrustadas en una pared muda o en semillas caídas en tierra fértil.
***
Mary Lobo
Nació en 1959, en Los Gutiérrez. Reside en San Miguel de Tucumán
II
Mensajera de vida y muerte
de abundancia
y escases.
Destino irremediable de rastreadora
de viajes
por caminos de viento
por el centro mismo
de la obediencia.
***
Eran los bombos
la lejanía avanzando.
La virgen al hombro,
la cruz
y otras cruces más pesadas
el sol
un cortejo interminable
plegaria y sudor
por mi culpa
por mi grandísima culpa.
Llegar al altar
para expiar
yo detrás
al borde del pecado
en la garganta una procesión
un rezo
que nunca aprendí
y confundí
con murmullos
de hojas a merced del viento.
***
Entre cuadros antiguos
observa
ojos que miran
más allá de la muerte
mujeres vestidas de gris
cuyos nombres ya nadie recuerda.
Por su sangre
surcan sonidos de campanas
cuando en el espejo
encuentra rasgos de todas ellas
en su frente.
Por la ventana ve
un pájaro muerto
con el pico abierto entre las ramas
pero está vivo.
***
En el hueco de un charco
crece la burbuja
y un croar
multiplicándose.
Después de la tormenta
la calle quedó tan húmeda
que no sé si encontrará
las huellas para volver.
Nicolás Soria
Nació en 1964, en San Miguel de Tucumán. Reside en Acheral.
La ventana
La ventana que abro
recorta el polvo
y el silencio de la calle,
caminos solitarios entre cañaverales
o de rosada claridad
sin que el sol brille
como el silencio, que hace poco
fue en la poesía
un pan para mi alma.
***
Los viajeros
que viajan por su sangre
como si pescasen peces
en el mar de sus sombras
quieren comunicar
rasgos técnicos lingüísticos,
no sé si de su sangre
o de los peces
que se le pudrieron
en la memoria.
***
A Cristina Galindo
La materia gris
que te edifica
hace que seas eterna.
Nunca tu vida, mi amor,
será vacía.
Es tu sonrisa
no el sol
de esta tarde
lo que ilumina.
***
A través de la ventana
A través de la ventana,
la vereda
es un enchastre de hojas
en el agua que quedó
de la tormenta de anoche.
Yo quedé sin niebla ni sueño
sin todo el tiempo
de mi tiempo.
Virginia Weiss
Nació en 1983, en San Miguel de Tucumán. Reside en la misma ciudad.
Hoy
levanto mis hombros acongojados
para ver el jardín
de las posibilidades.
Quizás baste un minuto
para comprender o
para jugar,
antes que el tiempo
caiga
pesado
al llano.
***
Me entibian los rayos
de un sueño
de selva.
Cierro la puerta.
Me concentro en el temblor
de la tierra húmeda,
en la corriente eléctrica
de la cueva,
en los polvos
al viento.
¡Pobre fiera
sin presa entre sus dientes!
***
Los ruidos llenan
de hambre.
Observo
mi vientre inflamado
de harinas calmadoras.
Siento
pesas en mi estómago.
Un vaso de agua
no es
suficiente.
Tomo
una bocanada de aire
para aguantar,
esperando
al clima callado
la boca
que suelte.
***
Pataleando
El tintineo en la cabeza
indica que pronto,
todo mal acabará.
Mientras
me queda refugiarme
en la Fe
a todas las creencias;
en los sueños
que patalean acumulados
para no morir.
Alejandra Naranjo
Nació en 1984, en Santa María (Catamarca). Reside en San Miguel de Tucumán.
Linaje
tengo un atraso de vida
inflándome el vientre
en la oscuridad de mi sombra
me encontré
cambiando la luz de otros
mientras la mía,
se apaga en el deseo
la extrañeza
de una mujer sin dudas
sierva de su propia saliva
soy el reflejo de todas esas otras
después
de un naufragio
***
En la orilla
ahora que ya cabalgué todas las imágenes,
que ya planché las marcas
meciéndome en esta barca
dejándome secar al sol…
encontré a mi alma abrigándose en la orilla
quedándose entre los juncos.
Esperamos para zarpar
***
Hoy no es ayer
Un enjambre de abejas navega el océano Atlántico. Las focas toman baños de lluvia, aquietadas en las orillas, dormidas. Los astronautas patrullan el Perito Moreno. Al otro lado, los cocodrilos pescan resfriados en el desierto. En la Cordillera de Los Andes se inundan de polvo los volcanes, y un terremoto le cerró el paso a canguros y avestruces.
Pero aquí, las tazas con sus manchas de té devoran el espacio y la silla de enfrente no se ha movido en un año, la heladera siempre quedó entreabierta, la cama no se deshizo (ni una sola vez) del lado derecho y la puerta del baño no golpea más de impaciencia. El frío no es un problema, para eso está la alfombra de los pies, y el aliento a mate lo sigo guardando para un domingo después.
***
Humus de Gaia
Tragaré un poco de poesía
para que salgan alas amarillas.
Una dosis máxima,
nada
de medias vidas.
Voy a inhalar las líneas
de algunos versos
que hablen de
amor
pasiones
y vida
Que de éste suicidio
crezcan rosas chinas,
afloren nardos en mi torso
y de mis cabellos
broten helechos.
Me quedaré
con los brazos abiertos
para que se enreden las madreselvas
con los troncos del jazmín del cielo
enraizándose en mis piernas.
Este jardín de perfumadas tripas
dará refugio a los pájaros
y sombra a los sapos
mientras duermo
en el barro
de todos mis abrazos.
Emilia Gutiérrez
Nació en 1986, en San Miguel de Tucumán. Reside en la misma ciudad.
Una carta
Cada vez que te amo
el rostro que tuviste
se une al que tendrás
cuando ya no exista
conjugación posible
donde tu palabra
me incluya
y sólo sea una cosa
inclinada y triste
en el historial
de tu memoria.
***
Un deseo
Una vez vi
una manta caer
abrigando al aire.
Deseo
que mis palabras
así te hablen.
***
Visita al jardín
Ojalá tengamos
cada vez menos
de lo que tenemos,
—te dije despacio—
hasta que no haya
ninguna otra opción
más que encontramos.
***
Dos palabras
Leí que donaron un corazón
al hombre que vive
al final de aquella avenida
y vos y yo, mi vida
sin podernos asir
el cartílago de una mano
en esta noche de luces
renegadas
e infinitas.
Victoria L. Vera
Nació en 1989, en San Miguel de Tucumán. Reside en Buta Ranquil (Neuquén).
Él
abre picadas
en las líneas de mis manos,
matorral húmedo
donde cabecean las aves
y engordan las orugas.
Corre por ellas como un niño.
Como un niño se detiene
cayendo.
En su caída
ascienden los tallos
los rayos
la lluvia.
***
Chica del mesozoico
Sin caso reescribo poemas viejos.
Sin caso guardo mis ropas gastadas.
Se marcaron los codos en mi remera roja
y perdí el sentido de tantas palabras como pelos.
¿He crecido?
¿El paso de los años conmuta proporcional y ordenadamente
la experiencia?
Retrocedo de vez en cuando.
Me fui.
Siempre quise irme,
mirar de lejos.
Al pie de un volcán,
sobre suelo mesozoico,
vivo.
Retrocedo en todas las aristas posibles del tiempo.
Aquí hubo mar.
Hubo seres del mar, hubo olas,
tsunamis, cataclismos,
sonoros coletazos.
Se fueron también.
El vacío recuerda y tiene formas.
***
Hora de volver
Hora de volver, piensa la pájara.
La lombriz relampaguea en su pico.
Qué pasaría
se pregunta
si se está un rato más sobre ese álamo
si regresara más tarde
o mañana
o después
o después.
¿Morirán de hambre los pichones?
¿Se derrumbará el hornero?
***
Él encuentra una semilla.
Él ve una semilla.
Dice:
“Parece el ojo de un pájaro”
Y hace el pájaro para el ojo.
Miguel García
Nació en 1998, en San Miguel de Tucumán. Reside en Lastenia.
Borrachos
I
Uno llora mientras
se pisa las trenzas
para acariciar el suelo.
La noche
se hace eco
más si mira
buscando nido una esperanza
que no se deje
borrar.
II
Otro de ellos
se pone una mano en el pecho
y una en el bolsillo;
no tiene bastón.
La voz así
como un imitador
de su posición corporal.
Ríe —a veces
no sabiendo— su ridículo.
Los testigos
hacemos como en la cancha,
aunque sepamos que es llanto
la carcajada.
***
Los truenos te callan
Afuera el fuego
acorrala mi ganado
cual destello de penumbras.
Miro hacia arriba, al cielo
perdiendo el tiempo.
Observo al fantasma
expandir sus malezas.
Harapos emergen en el día
cual cataratas,
trueno y silencio.
Recorro la capital asustado.
Mi fuego calla ante ellos;
ellos expanden mi silencio.
Se extinguen las colinas de
abundantes azules.
“Pero tú siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.”*
* Los versos entre comillas son un fragmento de la canción “Palabras para Julia”, de José. A. Goytisolo y Paco Ibáñez.
***
Chomba celeste
La verdad
tengo tantas ganas de salir a la calle
con la chomba celeste
esa desgastada
pero no lo hago
nunca lo hice
porque
¿cómo ir vestido así
si tengo ropa en buenas condiciones?
O está arrugada
vieja
sucia
o gastada
Me gusta usarla para salir
pero sólo la uso
para estar en casa
con las ojotas
o con los cortos
Solamente
es una remera
¡pero cómo me gusta
patear la puerta con el codo!
quiero llevarla puesta
para salir a la calle
porque es un día para salir a la calle
porque discutí por estupideces en mi casa
Ideal para la chomba celeste
y tirar
abrir la heladera y desparramar todo
porque me calientan
Es el momento
de la chomba celeste
Pero no
tampoco hoy
si esa chomba celeste
sigue tirando agua
en el vaso gordo
Ezequiel Balasone
Nació en 2000, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Reside en San Miguel de Tucumán.
Certeza
Un camino
Una montaña
Una estrella.
El mismo sendero
Un lago que corre
A los pies del destino
Y yo no puedo
Encontrar
En el tiempo
El hueco
Para cruzarlo.
***
Poema 7
Qué aterrador compartir mis sueños
Con personas que no veo
Con personas que siento
Pero personas que no toco.
Qué aterrador que invadan
Mis sueños los fantasmas
Y yo los deje
Para no soñar
Tan solo.
***
Poema 8
Soy como la lluvia que golpea de lejos
Voy cayendo y desvaneciendo la tierra.
Voy goteando despacio por tus brazos
Y humedezco tu cabello al ritmo de tus pasos.
Alborotando el barro y sirviéndome en los árboles
Hasta que la luna te inunde el camino
Y puedas respirar, con el viento fresco
Que corre por tu espalda.
Soy, de repente, las estrellas que sientas en tus manos
Cuando intentas acariciarme después
De la tormenta.
***
Poema 9
Preparé mi regreso como si todo fuese mentira
Me sentía inútil
Sin parpadear
Sin lograr detener el tiempo o volverlo atrás.
Quisiera que alguien
Me despierte
Y me obligue a quedarme como si escuchara
Mi querer.
Como si alguna vez
Algún sueño
Se hace eterno y me dejara ser feliz por un rato más.
***
Imagen: «Ella quiere hablar de su pasado» (2019), de Emilia Gutiérrez. Técnica: collage manual. Instagram de la artista: @cerezanegracollage.
Concepción, prov. de Tucumán, 1980. Publicó la plaqueta Huecos (Ediciones Del Té, 2010), y los libros Escorial (Editorial Huesos de Jibia, 2013), Siesta (Ediciones Último Reino, 2018) y Era (Falta Envido Ediciones, 2021). Entre otras distinciones, ganó el Premio Municipal de Literatura San Miguel de Tucumán – Género Poesía (Región N.O.A.) y fue seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes como becario del programa Pertenencia: puesta en valor de la diversidad cultural argentina.
Estos poemas ya fueron disparados hacia tal fin, sin saber si terminarán en esquirlas incrustadas en una pared muda o en semillas caídas en tierra fértil.
Me encantó, Gabriel. Muchas gracias!
Muchas gracias Nicolás.
Muy buena selección
Muchas gracias Arturo.
Muy buena selección
Gracias Susana.
Excelente. Siempre será poesía.
Gracias Marx. Siempre!
Gracias Marx. Siempre!
Lxs extraño!
Gracias Gabi, por avivar la llama poética que algunxs escondimxs para sobrevivir a este tiempo, ahora vamos a la muerte misma de la noche a la mañana pero con Espiritu lleno, ahí nos reavivaremos en cada verso.
Qué lindo, gracias Ale!
Excelente, Gaby. Abrazo
Gracias por la lectura Marcelo! Abrazo.
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