Cuentos de miedo
Por Ana García Guerrero |
La fascinación que los chicos sienten por los cuentos y las historias de miedo es una forma más de buscar y dar sentido a la realidad, a su realidad, a la forma en que aprenden a habitarla. La ficción ofrece una puerta abierta donde encontrar preguntas, es raro decir que no están permanentemente en búsqueda de respuestas. Es por medio de esas historias que salen sus propios temores, los tratos con la literatura dejan que sean capaces de enfrentar relatos terribles, que no quieran negociar un final feliz y que no acepten versiones edulcoradas sobre cosas complicadas.
Por medio del terror, muchos escritores para chicos usan el humor como vehículo, esta estética habilita la estrategia de sumar la risa como deconstrucción o disparate y tal vez les ilumine el camino para encontrar más tarde la literatura de terror “para grandes”
Halloween les gusta como juego con todo lo que la fecha trae, en el taller pensamos que el tiempo traerá las explicaciones correspondientes y dejamos que pudieran jugar a tener miedo. En las burbujas del sábado leímos un cuento de momia, jugamos, dibujamos un monstruo al que le armamos su propia historia. Todas las propuestas fueron diferentes. Tuvimos monstruos malos pero que en realidad eran buenos, algunos vivían abajo de la cama, otros en los sueños, otros salían cuando había tormentas. Los chicos reaccionan a sus miedos y temores de muchas maneras. La experiencia individual o el vinculo que van generando con las lecturas hacen variable su relación con los temores.
Suelen construir espacios donde estar a salvo, igual que los grandes, muchas veces son los cuentos, o lo que de ellos se desprende. Damián suele decir – “ya vuelvo, voy al infierno” y se mete debajo de la mesa del living de nuestra burbuja a recoger los lápices, si se demora… “es que los demonios estaban comiendo”- explica. A Damián se suma Alejandrina que pide que la deje ir al infierno con él. Damián es cauteloso porque los demonios no conocen a Alejandrina y aún no la invita. Los chicos de esa burbuja suelen esperar que Damián esté disponible para que los demonios les devuelvan sus cosas.
Los monstruos de Lucio se parecen mucho a los personajes malos de los juegos de la play, los de Félix no son tan terrible, los de Lean son generalmente seres incomprendidos del espacio. Los de Dianita son terribles y sin piedad, no se detienen ante nada. Los de Ema se parecen a los dinosaurios y los de Isabel son hasta lindos, ella está muy atenta a la estética cuidada de sus personajes. Los de Ale son despiadados y los de Arturo tienen superpoderes, lo que hace que derrotarlos sea todo un trabajo. Los de Victoria son seres chiquitos, los de Facundo son monstruos divertidos.
No es posible explicar la forma en que construyen sus personajes en una nota, vienen con el papel y apenas dos trazos a contar algo del pasado de su monstruo, una explicación que justifique redima o conjure aun al mas espantoso de los seres solo porque lo han construido ellos, su propio Golem que barre “bien o mal la sinagoga”. cuando el dibujo está terminado “lo miran con ternura” y les cuesta entregarlo.
El sábado, se llevaron sus monstruos, no importa cuántos trazos hayan logrado, si pusieron colores o no, importa el soplo, importa todo lo que el personaje tiene puesto, el proceso de creación y sus propias cargas emocionales.
En una bolsita naranja les pusimos caramelos y chupetines con tatuajes para guardar sus monstruos.
Cuando quedamos solos rescatamos de abajo de la mesa dos lápices, la peluca amarilla de algún juguete y algo como una nave que tiene rueditas.
Fue nuestro final feliz, los demonios dormían agotados.
Es una escritora Tucumana. Estudió Historia y Letras en la Facultad de Filosofía y letras de la UNT. Ha ejercido la docencia en varios ámbitos de la provincia, es coordinadora del grupo Mandrágora y ha compilado varios libros producto de los talleres literarios que dirige. Su libro Zapatos editado por EDUNT, editorial de la UNT inaugura la colección «Mujeres Soberanas»