Desde revista La Papa recordamos la reciente partida del investigador Ramón Chaparro, un académico comprometido y un lector fundamental de la literatura de Santiago del Estero. A continuación, escritores y personalidades reconocidas del campo literario santiagueño lo recuerdan con sentidas semblanzas.
Ramon Chaparro, in memoriam
Por Aníbal Costilla |
Ahora que Ramón Esteban Chaparro ha partido al seno de Dios, nosotros, escritores que lo abrazamos desde su sueño de ver nuestro trabajo en lo más alto de los mástiles, como una bandera rutilante, heredamos su tarea de soñar, como dijo Borges en un artículo sobre Hawthorne.
Nos conocimos en Santiago, una tarde de lectura, en el marco de la Feria Artesanal anual que se realiza en el Parque Aguirre. Una escritora nos convocó para hablar sobre poesía y territorio, dos temas que abrieron no sólo una charla sino un brindis de palabras. Compartimos la mesa junto a otros escritores. Yo iba a leer unos poemas de “Dejarse llevar”, un pequeño libro que, por esos días, publicó una editorial de Buenos Aires. ¿Por qué menciono esto último? Lo respondo: Ramón hizo mención de ello durante su intervención. Había leído no sólo ese sino varios de los libros que yo había publicado hasta entonces.
Mientras hablaba, noté su generosidad, su cadencia sin pretensiones en su voz de catedrático comprometido con el aula, con la enseñanza, esa altura de profesor erudito, conocedor del terruño, de sus tradiciones y sus voces. Su modo didáctico y lúcido iban ganando mi curiosidad por ese hombre que hablaba como si supiera todo de los libros de la literatura santiagueña, por un lado y, por el otro, de nuestros propios textos. Sin conocerlo en profundidad, me causó enorme simpatía esa manera tan elocuente y sincera de abordar el trabajo literario de los escritores de la ciudad, pero también del campo, monte adentro, como en mi caso. Poesía una capacidad entusiasta para adentrarse en la tradición, la cual conocía íntegramente, como para contagiar el entusiasmo por los nuevos valores, por los escritores que soñaban sus primeras obras, algunos, y seguir un camino abierto a paso lento hacia el futuro, muchos otros.
Al cabo de los años, nos volvimos a reunir en torno a una mesa sobre libros, primeras lecturas y bibliotecas; esta vez durante una propuesta realizada por FILBA. En ella, se encontraba un escritor local del que Ramón había destacado su trabajo en la primera mesa que referí al inicio. Fue un encuentro con un amigo, entre escritores, para dialogar (él como moderador) sobre pasiones y primeros amores literarios. Después de esa charla, me llamó para pedirme fotos. Se las pasé y, desde entonces, nuestro trato fue más fluido, como así también el cariño mutuo.
Luego de los infortunados días de la pandemia me llamó por teléfono para hacerme saber de un proyecto de extensión universitaria con el que trabajaba en sus lineamientos específicos. Grande fue su alegría (y la mía) cuando me escribió para contarme que el mismo había sido aprobado en la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Este constaba de un abordaje integral e interdisciplinario de mi obra literaria publicada hasta el año 2023.
Una tarde de mayo de ese año, llegó junto a su colega docente, Prof. Eve Luz Luna, para iniciar los talleres literarios del Proyecto de Extensión de perfil interdisciplinario, integrado por las cátedras “Literatura santiagueña” de la Tecnicatura en Educación Intercultural Bilingüe y Licenciatura en Educación Intercultural; y “Seminario: Cuidado e Interculturalidad” de la Licenciatura en Enfermería (UNSE). Los talleres se dictaron en el CETyC de esta ciudad, Nueva Esperanza, Pellegrini, y contó con la colaboración de la Municipalidad y del I.F.D N° 11. El broche de oro, y como cierre del proyecto, fue la invitación a presentar mi primera novela “Combi” (La Papa Editorial) que había sido publicada ese año, en la sede de la UNSE.
Podría seguir enumerando todas las acciones y gestos de su particular cariño y generosidad, pero no alcanzaría el espacio. Sólo me queda decir gracias, Ramón, por tu empeño en hacer conocer nuestras obras, valorarlas con tu sentido crítico y académico de primer nivel y excelencia. Tu ausencia es una pérdida irreparable, no sólo porque ya no vamos a poder apreciar tu trabajo, tu acción y tu palabra, sino porque el ambiente académico, cultural, literario de la provincia, de la región, pierde —y perdemos— a un exponente de primer nivel, a un compañero escritor que defendía la producción local, a un “lector descontrolado” (tal el nombre de su programa en Radio Universidad, junto a Eve y Francisco Zamora) que ponía en valor las obras que correspondían a su criterio comprometido con el quehacer cultural de nuestro medio. En ese sentido, las instituciones pierden a un docente de valía, cuyo impulso siempre fue llevar a sus alumnos hasta lo más hondo de la comprensión, para arribar a las metas con sentido crítico y abarcativo.
Conocerte fue encontrar un amigo, un maestro increíble; despedirte es llevarte en la memoria por siempre.
Desde la revista La Papa brindamos este homenaje en tu memoria, como una forma de gratitud hacia tu labor, a tu particular modo de vivir la literatura desde el abrazo y el afecto. Te vamos a extrañar, siempre.
Un lector alucinado
Por Sebastián Barrionuevo Sapunar y Félix Demasi
Hace unos años, nuestra cita era los miércoles al mediodía. En la «Buri Buri», Daniel preparaba alguna pasta y solíamos invitar a alguien para conversar y generar un intercambio de ideas, siempre con Santiago del Estero como tema central. Uno de esos encuentros fue con Ramón. La idea de invitarlo surgió de sus programas en Radio Universidad, donde junto a Eve Luz y Francisco, abordaba la literatura en general y la santiagueña en particular. Él siempre leía el pasado y estaba atento al futuro. Apenas nos conocíamos, es decir, no teníamos un trato frecuente, y creo que, además de su erudición, lo caracterizaba su formalidad y esa voz de barítono que le daba un aire de profesor que nos encantaba escuchar.
Con cautela, le hicimos la primera pregunta sobre lo escrito en estas tierras olvidadas por el canon y el mercado editorial. Ramón destacó a uno de los primeros escritores de la región: un soldado español del siglo XVI que llegó con Diego de Rojas y escribió una «Probanza de méritos y servicios», narrando su paso por estas tierras que aún no se llamaban Santiago del Estero.
Como un verdadero conocedor de su métier, Chaparro guio a su asombrado auditorio por las letras fundacionales de nuestra provincia. Hablamos de Jorge Washington Ábalos, Bernardo Canal Feijóo, Quenel y Agudo, de la Brasa, de Taralli, de Rivas, de Rosenberg y Tasso, y así siguió, generoso, hasta llegar a su propia época, donde fue uno de los actores más importantes en el estudio y difusión de la alta literatura en nuestra provincia. Tampoco olvidaba la vasta literatura oral, la pensada para el canto. «Junto a la literatura erudita, está la literatura popular que el ojo bizcado busca descontar», tal como afirmó categóricamente en un texto publicado en Mundar, que concluía con versos de Pablo Raúl Trullenque y Ariel Petroccelli.
Con la llegada de la comida y la magia del vino generoso, la conversación encontró su cauce plácido. La confianza nos permitió preguntarle cuáles eran, según su criterio, los libros imprescindibles que debían regresar a los anaqueles de las bibliotecas. No dudó: «AGÓN es un libro urgente», nos dijo.
Al escribir sobre la literatura santiagueña, interpelaba: «tan diversa y vital como poco o mal leída por un aldeanismo insistente que en unos es pereza y en otros, gesto snob». En otro texto, nos invitaría abiertamente a releer toda la literatura santiagueña con la pasión y devoción de los lectores que trascienden las instrucciones o caminos ya trazados. En ese sentido, reivindicaba la postura de Andrés Rivas al afirmar: «Rivas tuvo la fortaleza para escribir que el autor de Shunko era un escritor muy mal leído.» Se trataba de desafiar «lecturas cristalizadas que organizan, entre nosotros y entre los otros, una literatura que —presumo— no existe.»
Aquel almuerzo fue el primero de una serie de encuentros enriquecedores. Con agradecimiento, podemos decir que tuvo la generosidad de publicar textos en Mundar y que también nos convocó a reflexionar sobre la tarea editorial en Santiago del Estero, en el marco de los 20 años de la cátedra de Literatura de la FHCSyS-UNSE.
Con Ramón, un solo almuerzo bastó para desatar un torrente de palabras, lecturas, diálogos, reflexiones y proyectos. Un hombre de buenos encuentros e inquietantes preguntas. Como diría el trovador Silvio Rodríguez: «hombre de tantos episodios como caminos usa el pensamiento». Un lector alucinado que supo abrirnos nuevos horizontes con su pasión y entrega. Lo extrañaremos mucho, por eso no dejaremos de leerlo.
Semblanza de la pérdida
Por Gimena Ruiz |
Cada uno de nosotros está plagado de pérdidas, porque cada día perdemos una parte de lo que estamos hechos. A pesar de que esta palabra comúnmente se asocia como el opuesto de ganar, tenemos que aprender a verla como un momento de contemplar, de detenernos y mirar lo que nos rodea. Ahora bien, la pérdida trae aparejada la despedida, las frases hechas, los silencios y un sentimiento enorme de vacío. Creo que no hay manera sencilla de despedirse de una persona, de su legado y de su historia.
Pensar en el profesor Ramón Chaparro es pensar en su vida, en lo que significó para cada estudiante que tuvo el placer de formarse o de escucharlo en una clase. Es pensar en aquellos miedos de estudiante recién salido de la secundaria y enfrentarse a los primeros exámenes con un profesor tan preparado y con tantos conocimientos.
Todos sabemos de su formación, de los títulos que poseía, y creo que eso nos deja una gran enseñanza, que debemos aspirar a la formación continua, al perfeccionamiento en nuestra disciplina, porque el conocimiento no ocupa lugar. Pero también pensemos en su costado más humano, porque él era alguien que conocía el nombre de sus alumnos, más allá de la cantidad de aulas e instituciones que le tocaba recorrer. Aquellos que tuvieron el privilegio de escuchar su risa o sus chistes seguro tendrán un recuerdo que perdurará en sus mentes para siempre, porque era una risa grave, de esas que llenan los salones de clase y no se olvida fácilmente.
Tuvimos el honor de estudiar y de escuchar sus clases, cada una bien preparada y meticulosamente cuidada, tan pulcra y ordenada, así como muchos lo recordaremos. Fue una persona muy dedicada en su trabajo, que, si bien como estudiantes no conocíamos mucho más de su vida personal, igual sentimos esta pérdida. Porque fue nuestro profesor, significó mucho para nosotros, nos hizo amar la literatura, la crítica literaria y la gramática. Además de formarnos en el cuidado de la palabra y del acto discursivo.
Todavía recuerdo cuando me tocó escribir las palabras de despedida para el acto de colación del 2022, él revisó cada palabra, la celebró y me felicitó. A pesar de conocerme poco, siempre me decía que era una escritora en potencia. Incluso el día de la presentación de mi primer libro pude verlo en la editorial Bellas Alas momentos antes de comenzar la ponencia, también en la feria del libro 2024 cuando me tocó exponer, estaba allí en medio del público y lo tomé como un momento de orgullo. Él siempre se alegraba de los logros de sus alumnos, y debemos honrar su legado.
No se trata solo de la pérdida de un profesor, sino de una persona, culta, preparada y capacitada. En este mundo en donde todo parece ir demasiado rápido, está bueno detenerse y contemplar, contemplar la vida del profesor Chaparro y pensar en la persona que se fue. Padre, amigo, hermano, hijo. La provincia y todo el legado cultural pierde a uno de esos profesores con todas las letras, que alentaba al conocimiento, a la formación, a la especialización. Defendamos ese legado, honremos a quien nos enseñó siempre con lo mejor. Cuando su vida se apagó, perdimos mucho, pero mantengámoslo vivo en nosotros, en sus términos que todavía usamos, en aquello que nos enseñó, en las sonrisas que nos sacó, en cada recuerdo personal por más mínimo que sea. Él siempre estará ahí, porque perder no significa olvidar.
Adiós a un lector desobediente
Por Lic. Esp. Eve Luz Luna |
El 13 de junio pasado, el Mg. Ramón Esteban Chaparro partió al paraíso de las letras, que tanto lo han apasionado como lector, docente, escritor y ensayista. Se ha permitido un descanso para entregarse a lecturas placenteras que –como siempre– ponen en tensión el discurso hegemónico y que se acercan de manera dialéctica hacia aquellos sectores que han sido silenciados e, incluso, olvidados. Y luego retomar aquellas otras que enuncian un corpus crítico que dice lo que hasta aquí no se ha dicho desde un conocimiento situado.
A ese discurso es necesario regresar para reconstruir su trayectoria académica desde ese 2013, que ingresó como profesor en la cátedra de Literatura Santiagueña en la Tecnicatura en Educación Intercultural Bilingüe con mención en Lengua Quichua de la Facultad de Humanidades, Ciencias sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
Como docente mostró su mirada aguda y un conocimiento vasto acerca de la producción literaria provincial y de la crítica producida en torno a esta. Su discurso siempre dio cuenta de las dificultades que enfrentaron las literaturas mal llamadas “del interior” para su circulación dentro de un campo regido por un canon antojadizo que fija , de una u otra manera, límites a la cartografía literaria de la Argentina.
Estas convicciones lo llevaron a entablar conexiones con la Red de Estudios de las Literaturas de la Argentina (RELA), lugar que reconoció como un espacio posible para hablar desde y por las letras de Santiago del Estero. Un paso importante fue en el año 2018 cuando codirigió el proyecto de extensión Literatura de las inmediaciones: regiones, fronteras, interrelaciones, articulado con académicos de las Universidades Nacionales de Córdoba, Catamarca y Jujuy. Esta actividad fue un punto de inicio –y de reinicio permanente–- de otras que hicieran de la literatura materia de análisis/comunicación/discusión integrada a la agenda varia que contempla el estudio de las literaturas del país.
En 2020, publicó su libro Usos políticos de la nostalgia. Crítica del discurso hegemónico en “Añoranza” de Julio Argentino Jerez, resultado de su tesis de posgrado con el que obtuvo su título de Magister en Culturas y Literaturas Comparadas, carrera cursada en la Universidad Nacional de Córdoba. En sus páginas prologales, el Dr. Pablo Sosa (UNCa) da cuenta de la tarea de un lector desobediente en consonancia con el Dr. Ernesto Picco (UNSE), quien pone en relieve el énfasis del autor para mostrar en su discurso el cruce entre el campo de la política, el de la creación artística y el de sus producciones para desarticular/deconstruir las dinámicas de poder en su disputa por los significados y la construcción de sentidos. Por su parte, en 2022, la Dra. Raquel Guzmán (UNSa) publicó la reseña del libro en Confabulaciones. Revista de la Literatura Argentina (UNT). A lo largo de su texto acentúa los debates sociales y políticos con los que el autor da cuenta de su compromiso con el arte (literario) y las formas locales de instituir el poder.
En 2021 dirigió el proyecto de extensión La narrativa de Santiago del Estero: novelas, memorias y zocos, en el que planteó la selección de un corpus crítico y literario organizado en tres ejes: los problemas, los valores y la lengua que, en sí mismos y tratados como conjunto, le permitieron construir críticamente criterios de delimitación del objeto literatura santiagueña.
Tras diez años del dictado de la cátedra, en 2023, dirigió dos proyectos de extensión que se ejecutaron tanto por la trascendencia de su creación potenciada por su condición de única en su existencia actual como por los desafíos impulsados hasta entonces. La propuesta reunió una serie de actividades que pusieron en diálogo a distintos autores del campo literario: escritores, lectores, críticos, editores y libreros. Esta inclusión sirvió al proyecto para pensar la literatura de Santiago como un montaje resultante de operaciones de lecturas y de escrituras situadas.
La idea de sostener y de pensar la literatura local, siempre en diálogo con otros discursos sociales, de su sostenimiento o cuestionamiento, hizo que En clave de rompecabezas: la literatura argentina de Santiago del Estero, una tarea fuese una experiencia de gran alcance.
El segundo proyecto, La poesía de Aníbal Costilla: usos interpretativos y creativos de la producción literaria en Nueva Esperanza, Santiago del Estero, le impuso el desafío de interrelacionar la cátedra con un escritor contemporáneo y promover ese contacto con lectores comprometidos con las preocupaciones de su tiempo y, de esa conexión, la posibilidad de interactuar con el escritor y su obra lírica. Esta actividad tuvo el privilegio de coincidir con el lanzamiento Combi (2023) por la editorial La Papa, texto que postuló a Aníbal Costilla como novelista, y que, desde la actividad de extensión universitaria, tuvo a cargo su presentación en el SUM de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud (UNSE).
Fue tal su compromiso y preocupación que se propuso como objetivo planificar y escribir su tesis doctoral. Para este fin, seleccionó los Cuadernos de Cultura de Santiago del Estero publicados por la Municipalidad de la capital santiagueña entre los años 1970 y 1995. Su pronta partida dejó trunca esta tarea. Sin embargo, dejó una muestra en un artículo que saldrá a la luz como resultado de un trabajo conjunto como integrante del Proyecto de Investigación “Productores culturales en Santiago del Estero. Instituciones formaciones, movimientos del siglo XX” perteneciente al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la FHCSyS-UNSE.
No se puede negar que su recorrido académico sembró un cúmulo de actividades que le permitieron marcar un rumbo y, de esta manera, reconocerlo como el académico de excelencia que fue. Aunque su pronta partida dejó tareas pendientes, su legado es inmenso y se manifiesta en cada estudiante que formó, en cada texto que analizó y en cada puente que tendió entre las literaturas de su provincia y el resto del país. Su compromiso con el arte literario y su incansable labor por visibilizar las voces silenciadas inspiran a continuar su camino. Lo recordaremos no solo como un académico brillante, sino como un lector desobediente y un docente comprometido que, desde Santiago del Estero, desafió el canon y enriqueció el panorama de las letras. Su voz, su mirada aguda y su pasión por la palabra seguirán resonando en el paraíso de las letras que tanto amó y al que ahora pertenece.

Revista de cultura del Noroeste argentino. Fundada en 2019, en Tucumán.
Hemos admirado tanto al colega y querido mucho a la gran persona que fue, nuestro Ramón. Gracias por compartirnos estas semblanzas, más que merecidas
Gracias por estas notas, a cuyo homenaje me sumo, así como a la pena por la pérdida. Habrá que tomar su posta para seguir el caminito apasionado y laborioso. Salud, Ramón!!
Importante homenaje al Profesor Ramón Chaparro, apasionado y generoso investigador de nuestra literatura.
Profesor Ramón Chaparro, además de un apasionado de la literatura, destacado investigador, gran compañero e íntegra persona. Compartimos años de docencia en el IFDN° 7 de Clodomira en los que dejó huellas en sus estudiantes, colegas, institución, comunidad. Gracias por las notas…
Un gran valor de la cultura Santiagueña, lo recordaremos con cariño.