Por Estela Porta |
En este tiempo de lecturas y relecturas, me detengo en el libro Intemperies del poeta salteño Ernesto Rojas, de Ediciones del Parque, año 2016. ¿Y qué significa el vocablo “intemperie”? Estar expuesto, al desnudo, al aire libre, sin reparos, y, a partir de esta definición, me atrevo a sintetizar todo el corpus poético del libro que alude a la intemperie de un alma, auténtica, sin dobleces, sujeta a las inclemencias del tiempo de la vida.
Y es ahí, en ese estado, donde se revela el alma, la esencia de Ernesto Rojas, en su intento de sostenerse en un vuelo en la percepción de la realidad y la iluminación, hacia estados superiores de la conciencia, a cielo descubierto.
Y se forma un entramado de líneas de ese vuelo que nace de lo personal, íntimo del poeta, a lo social colectivo; precisamente en esos estados superiores de la conciencia, el más alto es la conciencia de la Unidad, en que los conflictos se resuelven y en Rojas se percibe una veneración y un amor a toda la vida del Universo. El “yo” del poeta se proyecta como cuerpo-mente personal y como cuerpo-mente universal, con un potencial infinito e ilimitado, porque en cada ser está el Universo y en el núcleo de ese Ser se entra en contacto con la luz, el amor y el conocimiento.
Podemos distinguir tres secciones en el corpus poético de Intemperies.
En la primera sección sobrevuelan las palabras: sombras, noche, insomnio, silencios, miedos, nostalgias, abismos, abatimiento, desierto, otoños, inviernos, ocaso, cenizas, que crean un ambiente agónico de encuentros y desencuentros amorosos, tanto personales como fraternos y es su conciencia expandida la que suplica por la Paz del Mundo, de su mundo, y, en su nombre, pide perdón a la Madre Tierra, la Pachamama. Cito:
Serán nuestros nombres
la súplica para que la tormenta
se lleve las guerras;
porque no hemos venido aquí
para marchitar los campos,
ni a matar los hermanos
que respiran el aire
de tu propia sangre
(del poema Perdón Pachamama)
Como acápite de la segunda sección, nos dice Ernesto Rojas: “Hemos regresado para aprender a pesar de las amenazas y las tempestades”, en clara alusión a la transmigración de las almas y a la reencarnación hasta su purificación total, hasta atravesar el portal hacia el Nirvana, la Iluminación. En esta sección, el sujeto poético potencia su compromiso con lo social, su memoria no olvida todo el dolor, el sufrimiento de sus hermanos próximos y lejanos, víctimas de tanta injusticia como en Pozo de Vargas, Andalgalá, Pueblos del Norte, niños del Oriente Medio y refuerza su plegaria por el Amor y la Paz en el Mundo, y dice que la libertad es la gran tarea humana, personal y colectiva. Cito:
Se agranda fugaz en los pueblos pequeños
una pena que divaga desde el fondo de la tierra.
En sus venas de tigre rugen las comarcas
y las flechas de valientes morenos
cuando eleven los brazos como álamos agradecidos
sembrarán por cada semilla una gota de su sangre,
-con las alas abiertas-
con la mano abierta y la palabra
que anuncia el final de toda batalla
un sonido de aromas romperá los tallos
como hilo de plata que devuelve
las piedras hermanas de los Andes.
(de Pueblos del Norte. A nuestros pueblos originarios)
En la tercera sección, Ernesto Rojas la dedica a homenajear a sus seres amados: su madre, su padre, su hermana, sus amigos, a la Patria, la bandera, a su perra Magha, seres, en su mayoría, que ya transitan otras dimensiones.Y cierra los homenajes, con el alma desgarrada aún, por su gran amigo, el Maestro Gerardo Calderón, músico, con una bella cita en la contratapa del libro:
“Quizá de un soplo,
la madrugada cante con tu voz abierta”
y le agradece “por su eterno ejemplo de artista y de hermano.”
Para concluir, en Intemperies, el poeta Ernesto Rojas abre las puertas de su mundo, sale de su yo, se expone, despierta ante las situaciones cotidianas y, tanto desde la cosmovisión oriental como occidental, desde su intemperie se abraza al sufrimiento propio y social y lo suelta, “para desatar la condena del abrazo y de la sombra”.
En síntesis, Intemperies de Ernesto Rojas es un sentido libro, siempre vigente, donde vibra desnuda, a cielo abierto, a corazón abierto, la esencia de lo poético; a través de sus imágenes y metáforas exquisitas manifiesta líricamente su compromiso y anhelo de una nueva humanidad unida en “una celebración de hermandad universal.”
Estela Porta es poeta, profesora en Letras, egresada de la Universidad Nacional de Tucumán y miembro asociado de S.A.D.E (Sociedad Argentina de Escritores) sede Tucumán.