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La poesía es una huella de las culturas

Por Gonzalo R. Roncedo y Rocío Alejandra Lazarte Corbalán |

Un cacique comechingón presiente la muerte. Se prepara para que la tierra que lo engendró guarde su espíritu junto a sus ancestros. Así comienza Caranday de las muertes, novela tucumana de Adolfo Colombres. Sauleta Naguan, el cacique, descansará con sus antepasados hasta que dos niños de la familia Suárez, muchos capítulos después, profanen sus restos. Esta escena prefigurará el escenario de la novela.

Los comechingones consideraban al desierto tulumbano donde crecen las palmeras caranday, actualmente cordobés, “un lugar donde días difíciles serán. La raza se irá perdiendo en los desiertos”. Esta premonición dará paso a las “muertes” del título: una sucesión de destinos a lo largo de la novela que cruzará épocas desde el pasado precolombino hasta la guerra civil nacional, con personajes tan versátiles como poéticos, para por último alcanzar su clímax en la batalla de Quebracho Herrado. Robustiano Suárez, fundador del pueblo donde se hallan los restos de Naguan, le dirá a su mujer, en el capítulo siguiente, lo contrario: este lugar está “cerca de la tierra prometida”. El pueblo en cuestión, San José del Talar, será el escenario donde irán transcurriendo las muertes entre gobiernos, familias e infortunios, para dar paso a la batalla cordobesa donde se enfrentaron Lavalle y Oribe. Como una imagen grabada en plancha del territorio argentino, el contacto de culturas tan distintas en el libro desprenderá, buscará explicar, sedimentos mixtificados de nuestra identidad regional. La mirada del autor, que impregna de maravilla la historia argentina, es imprescindible para entender por qué este libro no es otra novela de realidades mágicas. 

La poesía, en esta novela, es una huella de las culturas en las que se prefiguran nuestras raíces latinoamericanas. 

Imágen: Caranday de las muertes de Adolfo Colombres, Rodolfo Alonso Editor, 1972.

Gonzalo R. Roncedo: Ingeniero las más veces, fana de Batman, y las menos veces autor».

Rocío Alejandra Lazarte Corbalán: Estudiante tucumana de Filosofía y Letras, otaku.

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