Por Juan Ángel Cabaleiro |
Fabián Dorigo nació en una de esas ciudades del centro de la Argentina, a más de 1.200 km de distancia, pero reside en Tucumán desde 2010. Escribe cuentos magníficos, al punto que dos de ellos han trepado casi hasta la cima de uno de los concursos más difíciles y prestigiosos que hubo en España: el Hucha de Oro. Se trata de “La jauría” y de “La partida”. El primero, cuyo clima ominoso recuerda el extraordinario “En la estepa”, de la Schweblin, es una obra maestra del suspenso y de la intriga: unos seres acosan a los personajes (y acaso a los lectores) y no se sabe qué carajo son. El segundo, un tanto borgeano por su temática y enfoque narrativo, es otra pieza de las que rozan la perfección: en este caso, un cajetilla de una de esas ciudades del centro de la Argentina va al campo y descubre sus crudezas. Ahí también hay algo que acosa sin piedad a los personajes y que no se sabe qué carajo es. Dos grandes aciertos que al que los lea le van a gustar. Ambos pertenecen al libro que nos convoca, Nada personal. Le siguen otros quince, que, a decir verdad, pelean para mantenerse a la altura, y muchas veces lo consiguen.
No hay primer libro de cuentos que no peque de desparejo o de variopinto; quizá por eso, Nada personal se ha quedado apenas con la primera mención del Fondo Nacional de las Artes. Pero el autor se empeña y promete. Tanto así, que el libro, editado en 2015, ya le sabe a poco, a viejo, a chiruso, y amenaza con nuevas y más potentes narraciones. Pero no nos vayamos tan lejos. Este es el que ahora nos interesa: Nada personal.
Dorigo, vaya a saber cómo y por qué, maneja con maestría el suspenso, ya lo dijimos, y la tensión, y la creación de atmósferas; y maneja además el género fantástico. Y el policial. Yo creo que esos son los tres registros que hallamos en el libro. Policiales con argumentos magistralmente armados, como “Cazador”, el tercero de la serie, o “Compañero”, el undécimo. Cuentos fantásticos algo convencionales pero efectivos, como “Primera clase” o “Feria artesanal”. Y cuentos realistas sugerentes y hasta conmovedores, como “Cita a ciegas” o “Perfume”. Eso sí: la prosa es siempre cuidada, exacta, talentosa.
El libro se cierra con la última página, con la contratapa, con su abandono en un estante de la biblioteca, pero algo indefinido y enigmático nos persigue las siguientes horas, una especie de murmullo que no sabemos de dónde carajo proviene.
*Imagen: «Nada Personal» de Fabián Dorigo, Editorial Contexto, 2015.

Buenos Aires, 1969. Es Licenciado en Filosofía por la UNT. Como escritor, ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Adolfo Bioy Casares a su libro Cuentos de las dos orillas, el Premio Internacional de novela corta «Giralda» por su obra La vida bochornosa del Negro Carrizo, y el Premio Francisco García Pavón de Narrativa Policíaca por El secreto de la Quebradita. Obtuvo el Premio Municipal de Literatura de San Miguel de Tucumán y el Premio Nacional de Cuentos del Bicentenario. Es autor, además, de las novelas El caso Dorindo (2016), El viaje a Walden (2017), La verdad sobre el caso de R. C. (2017), Masacre en Lastenia (2019), y del libro de relatos Cómo me hice un asesino y otros cuentos (2017).
Me encantó La partida. Tiene algo (o mucho, en verdad) de película Depredador, pero en código Pampa, lo que lo vuelve muy atrapante e inquietante. Un gran narrador, sin dudas.