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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

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«La generación de editorxs de entre 30 y 40 años heredamos un espacio editorial con más apertura»

Entrevista a La Cascotiada, Cooperativa de Trabajo

Por Pablo Toblli |

—La Cascotiada es uno de los primeros proyectos editoriales de Tucumán que se presenta como una cooperativa de trabajo. ¿Quiénes integran el staff y cómo se dividen las tareas?

—En realidad, La Cascotiada no es el primer proyecto editorial que se presenta como cooperativa de trabajo en Tucumán. Hay, por lo menos, un antecedente unos meses antes que nosotrxs, que es el de Dichosa Editorial. Nuestro staff está integrado actualmente por cinco editorxs. Fabricio Jiménez Osorio está encargado de la edición de novela y narrativa breve, además de algunas tareas administrativas; Simona (Mariana Salvatore) se encarga de la producción de ensayos y prensa; Patricio Dezalot de las biografías, el diseño editorial y nuestra tienda virtual; Ruth Isa, de la edición de poesía, investiga sobre activismos locales y hace la contabilidad; y Gri Arué Ocampo, nuestra más reciente incorporación, es ilustradora, colabora en la edición de poesía y crea contenido para redes sociales.

—¿En qué radica el aspecto de “cooperativa de trabajo” dentro de la dinámica y en la cosmovisión política/ideológica de la editorial?

—Si bien hace poco nos constituimos como cooperativa, llevamos más de diez años trabajando juntxs, en diferentes espacios, de diferentes formas. Por La Casco han pasado muchxs compañerxs editorxs, periodistas, fotógrafxs, ilustradorxs, diseñadorxs, investigadorxs… cada unx ha dejado algo que nos permite armar el rompecabezas de una historia comunitaria y cultural de Tucumán con visiones que escaseaban o se subestimaban mucho hace algunos años atrás. La figura de Cooperativa de Trabajo la teníamos presente porque amistades muy cercanas trabajan en cooperativas como Pangea o Tropa Circa. En el 2020 se amplió la Ley de Cooperativas, el trámite se simplificó y en la actualidad se pueden constituir cooperativas a partir de tres personas, así que surgió como una posibilidad para nosotrxs, y la tomamos. Pero no fue algo evolutivo, ni esta circunstancia es mejor que la anterior, aunque una instancia grupal visible para el Estado puede generar otras posibilidades para crear y trabajar, y relacionarnos dentro de lo que se conoce en el mundo de las cooperativas y mutuales como economía social.

—El proyecto lleva publicada Querida ilusión, de Fabricio Jiménez Osorio y próximamente saldrá Los labios del agua & Libidinario, de Ricardo Gutiérrez. ¿Cuáles son los puntos en común entre ambas obras dentro del catálogo?

—En 2019, por iniciativa de Pato y Simo, La Cascotiada pasó de ser una revista, un archivo privado y un medio, a convertirse en una editorial. El primer libro que se publicó fue Querida Ilusión, una novela porno gay norteña que actualmente se encuentra agotada. Por su tono y su historia se inscribe dentro de otros textos locales en los que aparecen dibujados modos de vida gay, como en La ciudad de los sueños de Juanjo Hernández y El Ángel de Osvaldo Fasolo. Uno de nuestros intereses como proyecto editorial está en explorar este tipo de cartografías literarias y ampliarlas con nueva narrativa, poesía y ensayo. Los labios del agua & Libidinario forma parte de ese proyecto, es un poemario doble con alto contenido homoerótico, algo raro para la provincia. Uno está inédito y es de los años ’70, el otro es de los años ’90. Ambos siguen nutriendo esos retratos de los modos de vida gay locales, en este caso con otras formas de erotismo poco visitadas.

—¿Cómo fue trabajar con Ricardo Gutiérrez, un poeta importante de otra generación, perteneciente al grupo Yunke y representante de los tumultuosos años 70 en Tucumán?

—Ricardo y Pato son amigos desde hace muchos años, así que nos conocíamos muy bien. Trabajar con Ricardo fue muy enriquecedor, divertido, lo sigue siendo. Algo que nos pasa con él es que en nuestras charlas parece no existir mucho esa distancia temporal, nos dice muy seguido que le recordamos a sus amigxs, que le damos mucha vida. Nosotrxs sentimos con Ricardo una proximidad de familia, nos une el humor, la filosofía, la poesía. De hecho, tenemos varios proyectos por delante con Ricardo.

—¿Qué similitudes y diferencias tienen con otros espacios de la región que también abordan la temática LGBTIQ+, como Inflorescencia Editorial?

—Hasta no hace mucho tiempo, por hache o por be, el ambiente editorial tucumano era casi exclusivo de hombres cisgénero heterosexuales. Nosotres, la generación de editorxs de entre 30 y 40 años, heredamos un espacio editorial con más apertura. Esto nos lo dejó una generación previa de editoras mujeres muy importante, que no suele tenerse mucho en cuenta cuando se habla de edición tucumana. Es la del 2000 y entrada la década del 2010, con nombres como Natalia Acosta con Dichosa, María Belén Aguirre con Ediciones De La Eterna, Lourdes Farall con Brillovox, Antonella Aparicio con Metralleta, por nombrar sólo algunas pocas. Ellas nos abrieron paso a que editoriales como Gato Gordo Ediciones, La Cascotiada, Monoambiente, Falta Envido, Libros Tucumán o Llama Blanca puedan tener lugar, así como a una nueva generación muy fuerte de mujeres editoras como Majo Bovi, Zai Kassab, Constanza Toro o Rosario Cortez.

—En nuestra misma provincia, aquí nomás al sur, hay otros espacios como la editorial Mora&Altamirano, de Daniel Mora y Dardo Altamirano, un matrimonio gay en sociedad desde los años ’80, que ofrecen un catálogo con poesía de putos y literatura de autoras mujeres. En Jujuy está Ben Proyect (Dan Moltoni y su marido Marcelo Casas); en Catamarca El Guadal (José Luis Astrada y su marido Víctor Aybar) y el espacio cultural El Cebil (fundado por el nuevo movimiento feminista catamarqueño); en La Rioja está Hermosa Cena (Eugenia Murúa); y en Santiago del Estero Piedra Madre Editora (Silvina Robato) y La Garganta Diversa a cargo de Belén Cianferoni.

—Fabricio ha formado parte de otros proyectos editoriales, como Gato Gordo. ¿Cuál es el lugar de La Cascotiada en ese mapa evolutivo y en qué se distancia de anteriores proyectos?

—Probablemente más que un mapa evolutivo, sea un mapa de discontinuidades y contagios. Simo y Pato se conocieron compartiendo una grupalidad desde el año 2008. Luego en el 2013 Fabri y Pato hicieron una primera experiencia trabajando editorialmente en un proyecto de folletín que no llegó a publicarse. Ese mismo año, Fabri y Gri Arué participaron de la fundación del Colectivo LGTBI en Lucha, al que se sumó Pato y luego Ruth Isa. En el 2014 Simo fundó Escritores en Marcha, publicó el fanzine “Putx el que escribe” del que participaron Fabri y Pato, a quienes luego invitó a sumarse a Toukouman Blog de La Gaceta y publicamos Fornicárias: Antología de literatura gay tucumana. Ese mismo año comenzamos a trabajar junto a otres artistas en la Revista La Cascotiada #1. Fue recién en 2015 cuando Fabri funda Gato Gordo Ediciones, luego Pato se suma como editor del libro Hornos, de Ana Hynes, y posteriormente como diseñador de la editorial.

—A partir de entonces tenemos mucha historia de participación individual en otros proyectos que hoy forman parte de lo que hacemos. Ruth, por ejemplo, perteneció al ex Socorro Rosa y trabajó como archivista en el Archivo Nacional Potencia Tortillera; Simo integra la grupalidad Meta Pensá; Gri tiene su proyecto Dibujame Cuir, con el que trabajamos juntxs el Postalario Secreto: recuerdos desde otro Tucumán; Fabri actualmente es tallerista en “Desarmar la escritura” y “Dejar aparecer”, y Pato trabaja como diseñador de publicaciones digitales, en la creación de ebooks y pdfs interactivos.

—Ya que hablamos del catálogo, por lo que se puede observar, existe una estética definida en cuanto al arte de tapas, caracterizadas por colores plenos y luminosos, esto también se observa en el tratamiento de redes. ¿A qué alude esta decisión y cómo se integra en lo literario y extraliterario?

—Querida Ilusión fue ilustrada por Gri Arué Ocampo, y Los labios… por el artista plástico Rolo Juárez, y Pato hizo el diseño de ambas tapas. Quizás la propuesta estética se fue generando en las primeras revistas, en donde estaba a cargo del diseño Nicolás Bulacio. A partir de ahí nos inundamos de experimentación, collage y monstruosidad, un poco barroco, trash y bandera del arcoíris, así que no sabríamos decir si es algo definido. En cuanto a redes comenzaron siendo un poco una extensión de esa experimentación, pero seguramente irá cambiando. Ahora Gri y Ruth están al mando, su propuesta está desarrollándose. No descartamos que nuestrx próximx compañerx sea otrx diseñadorx, pero tampoco tenemos mucho apuro.

—¿Cuáles son los objetivos próximos de La Cascotiada?

—Por el momento el aprendizaje de las tareas administrativas que se nos demandan como Cooperativa nos ocupa mucho tiempo y nos estamos acostumbrando, así que somos cauteloses con los objetivos. Por lo pronto queremos hacer crecer nuestra tienda virtual y trabajar nuestro catálogo llegando a publicar este año al menos tres libros. También nos gustaría trabajar junto a libreres amigues, otres editorxs y poder visitar otras provincias. Nos espera un lindo año.

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