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ISSN 2684-0626

 

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Sobre esta rama partida

Por Leticia Auat |

El título Rama hembra pajarraca, de Viqui Veronesi, fue publicado por Funga Editorial en el año 2024. El libro es un poemario que sucede monte adentro. Sitiados por la incertidumbre de una huida y por los pocos elementos descriptivos que los cercan, los escenarios se parecen a pequeñas y nítidas fotografías: «entrando/ a este verde amparo del tiempo/ como quien entra al riacho/ temiendo el chuzazo/ de las rayas.»

El monte es el asilo temporal que cobija a los tres personajes que le dan nombre al libro. Poblada de gestos autóctonos, la trama entre hembra, rama y pajarraca apela a una memoria ancestral que sostiene y custodia la vida, y recurre a la comunidad de un ecosistema que procura perdurar frente al avance del desmonte y de toda forma de persecución y de exilio. Las tres se observan, se reconocen, se solidarizan en la supervivencia: «Nuestros tiempos se vuelven ramillete/ cuando menos lo pensamos.»

La estructura del libro desplaza al lector por los pensamientos de rama, hembra y pajarraca sin intención de anclaje, para que podamos releer su espesura una y otra vez. De esta manera, somos testigos de un acontecer que se dibuja en partes para que solo nosotros, y no sus protagonistas, narremos el mundo. Así, sabemos lo que el ave; que el fuego está próximo, información con la que no cuentan los otros personajes: «y veo desde este alambrado/ el humo de una pesadilla/ que engulle troncos secos.»

Somos así la cuarta coincidencia; rama, hembra, pajarraca y lector anudan y ajustan la cuerda del pensamiento político. Hay una fuerza poderosa cercando el territorio, pero en el sitio otra fuerza resurge la memoria, despierta la palabra: «La hembra mujer carga la seña/ de otras mujeres», «y no hay cuerda que disimule lo que se desanuda».

Los personajes ingresan con baja definición, sin nombre. La intención quizás de este despojo sea ir a lo sustancial y desde la posibilidad de su alternancia garantizar identificación genealógica y colectiva.

Lo femenino se siente onmipresente en la obra como posibilidad de continuidad en su doble vertiente: en el aferrarse a la vida:

«Es que la vida insiste/ al ver la posibilidad nimia/ y gigantesca/ de que una rama partida como soy/ reinvente el calor y acolchone/ apenitas niquesea/ algún sueño.»

 Y en la consciencia de su casi insoportable peso:

«Tengo partes rotas./ Nuevas partes/ rotas.», «Donde apenas el aguacero/ está comenzando siempre», «¿Todas escapamos de lo mismo?»

Veronesi rodea las escenas con desconcierto y retazos de desesperación, en el centro las ramas arden en la intimidad del otoño, la fogata propicia un particular lenguaje entre los elementos que se condensan y desplazan como en los sueños: «Hay cantos mañaneros/ y cantos para acunar el cansancio/ mecerlo/ mecerlo hasta que se rinda/ a un territorio ilimitado/ donde realmente sucede/ lo que la cobardía nos niega en el insomnio/ ¿Qué transgresiones sueñan/ los seres que saben volar/ mientras duermen?»

Confirmo entonces que sus escenas son otra forma de conservación y de mudanza, de reconocer y luego tensar, y entonces el lenguaje privado, como la rama, cede sus partes a quien no teme con palabras mantener en vilo una intención: «Había jurado no llorar/ por la guitarra de mi madre/ pero escupo un canto/ sobre esta rama/ partida.» O también: «Las golondrinas cuentan/ que del otro lado del mundo/ estallan bombas/ Cuentan que/ todavía/ estallan bombas./ ¿Escuchaste?/ Acaba de estallar otra./ Seguiré cantando/ mientras pueda/ pajarraca testaruda/ para acompañar esas criaturas/ que dibujan constelaciones/ con hojas secas y piedritas»

Esta original, lúcida y emotiva historia de personajes sin nombres no ofrece desenlaces, también aquí la conversación será nuestra. Y me parece justo y apropiado invitarlos a este libro con las palabras que Ricardo Piglia usó para otra ocasión:

 «De modo que ésta será una historia de deudas como todas las historias verdaderas.»


Viqui Veronesi. 1979. Pozo del tigre, Formosa. Escritora, educadora y gestora cultural. Actualmente reside en Pueblo Belgrano, Entre Ríos. Estudió Ciencias de la Educación por la (U.Ν.Ν.Ε). y en Psicología Social. Publicó Lunita Pequeña (Chirimbote Ed., 2017) y el poemario Aterrizaje de emergencia. La boca semillada (Palo Santo Ed., 2022). Forma parte del colectivo literario Las Curanderas e impulsa el ciclo de conciertos «Música  circular».

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