A propósito de Irrupciones sobre nosotros, de Walter Juarez
Por Pablo Toblli |
Walter Juárez sabe muy bien labrar el salto mortal de la poesía en su libro Irrupciones sobre nosotros. Su poética nunca se queda quieta, es voraz, combate la sumisión, destella y acciona en cada esquina de los barrios tucumanos, porque el barrio es una forma de encarar el espacio para Walter y para muchos sujetos que están redimidos, nombrados y visibilizados en sus poemas, porque el barrio es el sitio en donde se resiste a los embates de un sistema cruel de exclusión. El barrio siempre está presente en su poesía porque “es la patria íntima, el lugar donde uno ha resistido los ataques golpistas del nuevo milenio, en formato elegante sport”, declara en una entrevista al diario El tucumano. Por esto la poesía para Walter “es un arma, con ella se defiende de los ataques que le da el mercado”, tal como escribe en uno de sus poemas, o como comenta en entrevista a revista La Papa: «La poesía es mi arma, una de las que uso para repeler las agresiones de los engranajes que provocan, que con mi familia tengamos tantos condicionantes para subsistir.»
Irrupciones sobre nosotros no concibe un mundo sin cambio de conciencia, no claudica en su proyecto anarquista y lo lleva a cabo en constantes dosis de irrupciones de ternura que aparecen en sus poemas; entonces, la posibilidad de ser en un mundo tiene que ver con la posibilidad de igualdades al acceso de una conciencia poética, por eso declara en entrevista para La Papa: «Entiendo que la poesía es la totalidad de las cosas, por eso comparto la idea del estado de poesía como posibilidad para nuestra estadía en esta nave. Me cabe la línea Sartreana existencialista, por donde miro caminar la hipótesis de que el verdadero yo es el yo poético, el raciocinio está en desandar esa radical presencia de lo sublime.» También esta liberación existencial tiene que ver con el acceso igualitario a los recursos de dignidad social que son los puntos de partida para vencer al sistema opresor. Así, estas irrupciones aparecen como destellos, como raptos de rabia y de ansias que son intermitencias que el poema declama, festeja, pergeña en un grito de guerra fundado con la poesía y con el acceso social igualitario capaces de hacer un mundo más justo: Los poemas donde resido / por escotes despiadados de lunares invisibles / que me comen las distancias y relamen los sollozos / al lado de los tapones con los que la realidad política / se enfada por los coqueteos del fútbol / seamos esa miel constante / de raquetas estelares / sin servilletas en la tinta. […] No masticarán los versos las fauces del infierno neoliberal / es semilla el poema / subversiva canción del viento / que suena en los pájaros guerreros, / toda nuestra América marcha convencida / por las estrofas del horizonte / empuñando la vida / es que nace permanente la guerrilla / y sacude al silencio desde la poesía, / ni los promotores del olvido / ni los tarjeteros del abismo / es la victoria del destino / el ecosocialismo el camino, / todavía husmean / los incendiarios gorilas del descontento / y entonces amanece el pueblo / refusilando en el tiempo.
En cuanto al programa estético, Walter es un poeta dúctil y muy hábil porque es capaz de sintetizar en un mismo poema recursos poéticos de una gran invención lírica como analogías, imágenes sensoriales, metáforas y también ritmos como leímos en la cita anterior, sin embrago, no se enfrasca en aquellas limitaciones, sino que puede combinar extraordinariamente lirismos e historias de barrios, ciudad, contingencias y evasión, luchas y llamados a las proezas poéticas en un programa estético curiosamente logrado: Cuando los que sobran / no vislumbran el engaño / pero a través de sus sonrisas vencen al olvido / se desnuda la victoria / en los arrabales de los cuerpos / que gozan / invadiendo la sed del deseo / y entonces la ternura / sobria / desnuda / se conmueve de tanta belleza / al compás de la música del viento / los árboles esgrimen / sus gajos al cielo / alrededor de los sonidos del universo / la ciudad está encendida / en la barrio las pibas de rola / los guachos en vasos frescos / destapan al silencio y le ponen los puntos / para que la memoria toda / nombre a cada barrio ninguneado / debemos empezar a creer en el amor / y en los versos que podamos forjar / construyendo un mundo justo.
Como vemos, Walter extasía el verso con múltiples recursos que confluyen en el poema sin ningún tipo de conflicto; así, como intenta que sea la vida, sin las crueldades de la estratificación social, así esboza su poesía que no encuentra disonancias en la conjunción de pequeños retazos de la vida en los barrios, fiestas, objetos significativos y el lirismo de cierta música y cadencia: No me convence la cordura / ni los austeros modales de la histeria / me recomienda sinceridad la ternura / repudiar la cordura / impregnando de sabia locura / las paredes lastimadas de mi piel / y sobrellevar hasta donde dé / las posibles balaceras que ofrecen al poeta / la fortuita odisea / de no aceptar recetas. / A mis hermanos de cuero y sangre / a los de alma y hambre / les entrego mis versos / les entrego el compromiso elegante de un guerrillero chiflado.
Walter es un poeta difícil de encasillar dentro del imaginario poético de Tucumán de los últimos años , por eso quizá podamos llamarle poeta de los márgenes, porque no surge de grupos de poetas-amigos ligados generacional y estéticamente, sino que desde su Villa Amalia y desde su espacio cultural popular La Hilda escribe el poeta “changarin” sin ningún tipo de ligadura o dádiva más que a la liberación de las opresiones, tal como defiende a sus hermanos “a los que invita a vivir con un poema sonriendo”: Que liberen a Milagro / a Javier también / porque es un loco piola y sólo quiere un laburo / que le posibilite tener tiempo para coger / y leer algo de fútbol / para después ir también un rato a la esquina a fumar / ya sabiendo que sus ingresos lo dejan tranqui / sin la incertidumbre de ir de cita con el abismo / y esperar que todo sea piola / que no existen las filosas jaulas del olvido / ni el desempleo / ni los dictadores modernos / que suene una canción de los redondos fuerte / que hay que ir a buscar a los chicos a la escuela.
Datos del libro:
Primera edición, 2017: Irrupciones sobre nosotros, de Walter Juárez. Editorial: La Cimarrona Ediciones.
Segunda edición, 2018: Edición de autor, impresa con el apoyo de la cooperativa de trabajo Tropa Circa.
Walter Juarez ha publicado los libros de poesía Libreta, Irrupciones sobre nosotros, Cumbia Antinerd y Una calle llamada Escocia. Tiene un libro de poemas inédito.
Es Licenciado en Letras por la UNT. Publicó los libros de poemas Nace en lo próximo (Ediciones Magna, 2015), Lucero de ruinas (Ediciones Último Reino, 2017) y el libro de ensayo Una lectura del imaginario poético de Tucumán (2000-2020) (Fundación Artes Tucumán, 2022). Es editor de La Papa Revista y redactor en Indie Hoy. Nació en Tucumán, en 1987. Su e-mail es pablotoblli@gmail.com, por cualquier contacto.