Sobre Vivo en un cumple, de María José Bovi (Monoambiente Editorial, 2024)
Por Leopoldo Silva |
Termino de leer el nuevo libro de María José Bovi y pienso en un artículo que leí hace unos meses, en realidad pienso en el título que la escritora mexicana Cristina Rivera Garza le puso a ese artículo: Nadie escribe en soledad. Esas palabras son lo primero que se me viene a la mente. Cierro el libro y lo dejo descansar en mi pecho.
Es que en la novela Vivo en un cumple publicada por Monoambiente editorial (y sospecho que también en lo que llamamos el plano de lo real) hay una escritora-editora que se reúne con un barbudo que conoció en Tinder hace unos años y del que no volvió a saber nada. Se reúnen porque ella se acordó de él, le mandó un mensaje y decidió escribir una crónica sobre los tipos de barbas. O sobre tipos con barba, eso no importa mucho. Tampoco importa qué fue la excusa primera, aquí la escritura funciona como motor de encuentro entre dos cuerpos.
Ella escribe la crónica y entonces se juntan. La leen en una terraza de Tucumán. La comentan y conversan mientras fuman porro y se confiesan un amor que a lo largo de la novela vamos a ir recorriendo, de Barrio Sur a Barrio Norte. Eso, precisamente lo que hace la narradora es una de las formas del amor que más me conmueven, la de regalar un texto, mejor dicho, regalar la excusa que despunte la escritura, otorgar y compartir ese deseo de narrar y compartir lo escrito.
Camino por la ciudad y vuelvo a pensar en el libro. Ahora, en los escenarios donde trascurre la novela. Recuerdo que Majo nació en Jujuy, pero que vive hace lo suficiente en la provincia para autopercibirse tucumana (aunque no estoy seguro de qué eso le importe). Hay mucha narración de Tucumán por la noche, Tucumán desde las alturas, desde el balcón de la narradora y la terraza de su amante: “Aprovecho la soledad y camino por el patio. La pared más alta me llega al pecho. Apoyo los brazos en el borde y sobre ellos el mentón para comerme la ciudad entera con los ojos… quedo maravillada. El patio es un paraíso tan grande que podrían entrar dos departamentos míos adentro. Está iluminado por las luces del Norte, Sur, Este y Oeste de la ciudad. El centro completo de Tucumán se da vuelta a mirar este patio en un cuarto piso, estoy dentro de un árbol de Navidad en pleno verano”.
Cristina Rivera Garza en su artículo propone que toda escritura es escritura de la imaginación. Pero en el plano de las definiciones -siempre oscilantes- el vínculo con lo real es la línea que divide ficción/no ficción, y es allí donde aparece una de las primeras disputas: ¿Quién tiene derecho a imaginar? El libro de María José Bovi lanzá, también, otra pregunta: ¿quién tiene derecho a desear?
María José Bovi es Profesora en Letras por la UNT, tallerista de escritura narrativa, editora/correctora/redactora y gestora cultural.
Nació en Tucumán en 1998, es Licenciado en Comunicación Social (UNSTA) y Diplomado en Fotografía Documental (UBA). Cuando escribe narrativa flashea Juan Forn y escucha temas de El mató a un policía motorizado. Sostiene que la literatura es un milagro. Le gustan los gatos y la crónica periodística. Toma mate y duerme la siesta en el Parque Avellaneda. A veces se le pudren las naranjas en el canastito de la cocina. Ah y también es fotógrafo, ponele.