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ISSN 2684-0626

 

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«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

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Y pensé “¿quién mataría a un ladrón?”. Alguien muy frustrado por la situación de inseguridad.

Entrevista a Tomás Fourmantin

Ignacio Ortiz |

Tomás Fourmantin, estudiante de la escuela de cine de Tucumán, debuta en la silla del director, con el reciente cortometraje protagonizado por Rubén Ávila, “Justo Juez”.

Me pareció un gran corto y noté muchas cosas interesantes.  Entre ellas que el rol de director, productor y guionista, la tríada, te pertenece, pero la idea original es del actor, Rubén Ávila ¿Cómo fue la relación que tuvieron dentro y fuera del set y en las distintas fases de producción?

Para explicar la relación con Rubén me parece que primero hay que entender cómo nació todo. Él tenía una idea que se le ocurrió hace veinte años y una lista de escenas en su cabeza. Quería cosas muy puntuales, como las escenas con las sombras. Él sabía dónde quería que comience y termine la historia. Decía “yo quiero esto”, pero toda la parte técnica, de dirección, de producción; toda la parte cinematográfica y dramatúrgica me la dejó a mí. En ese sentido, me dio libertades a la hora del trabajo.

Y nuestra relación dentro y fuera fue bastante buena. De vez en cuando nos juntamos a tomar café. Ambos somos peronistas. Él lo financió y puso ciertas condiciones únicamente. Lo que implicó una libertad creativa total en la pre, en la post y en la escritura de diálogos. En un momento nos pidió que sacáramos unas escenas de desnudos que había, pero fuera de eso(entre risas). Fue muy productivo porque le dimos algo que cumplía su pedido pero que nos gustaba a nosotros.

¿Eso implicaba que también era del gusto de los equipos técnicos?

Tuve suerte de que el director de fotografía, Álvaro Casanova, se implicara mucho en las decisiones estéticas porque tiene gustos de cine parecidos a los míos, como Scorsese, policiales norteamericanos. Como teníamos opiniones muy similares, terminamos haciendo algo que fue del agrado de los dos.

Incluso la primera escena la dirigió él. Cuando la hicimos, y estábamos disconformes con lo que habíamos planteado, él hizo una propuesta. Por ejemplo, en esa escena hay un plano donde se ve un arma y un dedo y es una referencia a la Creación, de Miguel Ángel. A mí me gusta mucho la referencialidad, mostrar cuáles son mis diversos intereses artísticos, y él hizo eso con la pintura.

Me parece que eso es una prueba de cómo logramos entendernos al punto que, por decirlo de una manera, le cedí la silla del director.

Fotografía: Tomás Días Tolaba

Te quería preguntar por el personaje de Justo Juez. ¿Tomaste referencias reales o ficticias para la creación de su perfil?

Para mí, como el personaje no tiene mucho desarrollo debido a la duración del capítulo, era más importante explicar quién es y qué lo lleva al punto de quiebre.

Sé que hay mucha gente con mucha frustración. Y pensé “¿quién mataría a un ladrón?”. Alguien muy frustrado por la situación de inseguridad en la que se vive y traté de llevarla por ese lado; es una persona que se cansa de esa situación y eso lo lleva a un quiebre.

Entonces no traté de referenciar una persona en sí, sino un ánimo general que lleva a una acción específica.

Eso me recuerda a otra producción bajo tu cuidado que es “Así Son”. Te quería preguntar si Justo Juez tiene la fiebre que tienen los personajes de este otro trabajo. Y también si creés que estamos en una especie de situación alarmante que lleva a esta fiebre, no sé si de violencia, pero una que podés esclarecer.

Justo Juez comienza con una frase que dice “Sólo falta una noche larga para que el hombre se haga uno con la oscuridad”. Para mí una situación límite puede llevar a un quiebre, yo creo firmemente en eso. Como en la película Relatos Salvajes, una persona en ciertas situaciones de fricción se puede romper.

Esta fiebre de la que hablás vos, existe, pero también la fiebre que muestro yo es hija de las circunstancias de la producción del metraje. En ambos casos son obras bastante cortas y el punto de quiebre me es útil para llegar a un clímax o a situaciones de tensión que a mí me gustan.

Es decir que yo creo que existe esta fiebre pero lo hice de esa manera más por motivos narrativos que por mi propio interés.

Me parece un tema interesante que me gustaría poder desarrollar en mayor profundidad, pero en este caso lo uso más como puente narrativo y motivación de los personajes que por interés en sí.

La justicia por mano propia es un tema complicado. Y a pesar del tema, el tratamiento es en clave comercial con algunos agregados interesantes. El planteo que hacés ¿es una especie de enfrentamiento o señalamiento de los códigos del cine comercial o del llamado cine de “autor”?

Si tengo que definir mi gusto es marcadamente comercial, pero a mí el tipo de cine que más disfruto es el que tiene rasgos autorales. El modelo de autor que me gusta es Woody Allen. Él hace referencias a sus intereses y yo digo que es un autor en ese sentido. Y yo quería ingresar cosas que no son tan típicas en el cine, por ejemplo, el presentador ¿de dónde sale la idea del presentador? La idea de Justo Juez para mí es muy griega ¿En qué sentido? Los griegos creían en el concepto de destino, que el destino era irrompible y creían en las maldiciones, especialmente en las maldiciones, no sólo sobre la persona en sí, sino a la progenie, como es el caso de Edipo Rey y sus generaciones condenadas.

Yo creo que es muy griega en ese sentido, hay una maldición a la progenie y se cumplía. Y yo pensé, ¿qué tienen los griegos incorporados? Un coro que, digamos que comentaba la situación, era un elemento racional dentro de la historia. Una especie de voz de dios o narrador. No pude poner un coro, no como Woody Allen que puso literalmente uno. ¿Y qué hice? Elegí poner una adaptación más actual, que fue poner un presentador de televisión que comenta sobre el tema al principio y al final.

A mí me gusta eso, lo que me lleva a hacer algo que tiene una estética comercial pero usando elementos que podrían llamarse “autorales”; que no son otra cosa que una forma de referirme a otros intereses que tengo más allá de los cinematográficos, como lo son otras artes y formas de narrar. A mí me interesa mucho la narración y la misma viene desde los albores del tiempo y hay muchas formas de contar historias. Yo quería jugar con eso.

A mí lo que me había llamado la atención fue que en ese entrecruzamiento termina ingresando un elemento ensayístico. Cómo lográs hablar sobre la justicia insertada en un modelo de género.

Lo que quería, en un tema tan polémico, era marcar mi posición.

Siempre se dice que el diálogo es el enemigo del “buen cine”, que el “buen cine” tiene que decir sin decir. A mí me interesa decir cosas y me interesa transmitir, y en este caso yo quería transmitir mi opinión y esa fue la forma que opté.

También me gusta mucho el ensayo y me parecía que, aparte de poder aclarar cuál era mi postura sobre el tema, me permitía incursionar en él.

En relación a la justicia, te quería pedir que profundices un poco más en las diferentes variaciones de “justicia” que se ven en la película. Por ejemplo en un diálogo que dice “la justicia es ciega, la podés llevar para acá, la podés llevar para allá”.

A mí me interesan los valores simbólicos, y la imagen de la justicia, con la venda, la espada y la balanza, es una figura constitutiva. No viene de los albores del tiempo sino que se constituyó a base de unir otras figuras: la venda viene de la diosa romana Fortuna, la espada que castiga de la diosa griega Némesis.

A mí me llama mucho la atención esa figura constitutiva. La justicia se compone de la imparcialidad, el peso de la culpa y la espada que castiga. Me gustaba mucho la idea de desarmarla y hablar con el doble sentido de que es ciega, no ve a quién juzga, pero tampoco ve los resultados de su trabajo. Hay que ser conscientes de que la justicia no puede predecir hacia dónde se van a dirigir las consecuencias de las condenas.

También sobre lo que me parecía importante reflexionar era sobre la ceguera y la justicia. Es decir, cuando aparece la justicia encarnada por primera vez le sacan la venda, lo que implica que ya no es ciega, que ya no es imparcial y ahora juzga de manera subjetiva, tiene en cuenta quién es, no juzga a todos por igual. Sin embargo, cuando reaparece reflexiono sobre otro tipo de ceguera, sigue sin ver los resultados de su castigo.

Las condenas no son intrínsecamente justas porque toman únicamente al transgresor, pero no otro tipo de consecuencias que puede implicar. Ver el castigo como algo abstracto es una visión ciega, porque no hay que considerar a los condenados como seres individuales sino también como seres sociales porque puede suceder, como en este caso, que tenga un hijo, que queda solo, triste ¿Y qué destino puede tener el chico sino usar su odio y su frustración por el castigo desmedido de su padre?

Y en relación a no medir las consecuencias de los actos, la película muestra que el resultado son estos actos repetidos infinitamente ¿Podés ahondar un poco más en esa idea?

Qué borgiano suena todo; los ciclos infinitos. Yo creo que estos no son ciclos infinitos, más bien es un círculo vicioso. Yo no considero al ser humano como un ser individual, sino como uno social, y en ese sentido, uno vive en relación constante con sus circunstancias.

Sábato habló en una ocasión de que el realismo socialista ruso se oponía a la literatura rusa anterior, donde los protagonistas eran hombres solitarios y alienados, como en el caso de Crimen y Castigo de Dostoievsky, porque era anti-comunista hablar de un hombre solo cuando vive en una sociedad, pero Sábato planteó también que si un hombre está solo y alienado por algo es.

Entonces una persona no nace sin sus circunstancias, si un linaje familiar sufre de sus mismos males múltiples veces lo natural es que se repita. Obviamente, siempre hay alguien que puede romper este ciclo de repeticiones, pero generalmente, si las circunstancias son similares, el ser humano suele terminar haciendo lo mismo.

Es decir que no son ciclos infinitos porque pueden ser rotos, pero son círculos viciosos de patrones que se repiten por cosas como castigos desmedidos o una situación desfavorable.

Y en ese sentido, se podría decir que la mirada que plantea Justo Juez es más esperanzadora. No como Sísifo levantando la piedra una y otra vez sino que puede terminar. Quizá algo que se parece más a García Márquez que a Borges.

Creo firmemente, por mi formación personal y porque soy religioso, que cada uno es dueño de su destino. Uno es hijo de sus circunstancias pero también puede determinar qué hacer con su vida y romper con los ciclos y las cadenas del destino, por decirlo de una manera. Yo no creo que sea verdad que si alguien tiene un linaje con una historia familiar que se repite termine teniendo el mismo resultado. Es un motivo para entenderlo, pero no para justificarlo.

Yo creo que uno puede rectificar lo que viene torcido.

Vi que también tenés una relación con la publicidad, por ejemplo, en la difusión del evento de la Semana del Massa, sin embargo, en Justo Juez es el elemento disruptor de su narrativa. ¿Vos creés que los medios de comunicación son un tema que atraviesa lo que hacés y pensás hacer?

A mí me interesa mucho la gente de medios. Mis influencias no sólo son del cine sino también de la televisión. Nosotros que somos 2000-2001 no nos criamos con el streaming para ver películas tan servidas, veíamos la tele tradicional con corte y publicidad.

Siempre me ha llamado la atención y me doy cuenta, como alguien que piensa la publicidad, no sólo como consumo sino también como venta a un cliente, cuando tiene rasgos artísticos.

La gente se acuerda de las propagandas de cerveza, de TYC.

Las de Branca hace unos años.

La de Branca. Hay una publicidad que ganó premios, por ejemplo la de Tarjeta Naranja del vendedor de sueños, que es una publicidad narrativa. A mí la publicidad me ha influenciado y por eso me interesa.

Siempre se habla si hace ruido un árbol cuando cae en medio de la nada y nadie lo escucha: no hace ruido porque nadie lo percibe. Justamente la comunicación es importante porque si nadie ve lo que hacés, nadie ve lo que vendés, no existe de cierta forma.

La comunicación es importante para vender porque es importante que la gente te conozca y vea lo que hacés. Ahora, yo creo que se puede vender de una forma que no sólo apele a lo informativo, sino también apele a lo emocional y a otros aspectos del espectador con el objetivo de que se acerque a la compra y al consumo. No sólo jugando con las expectativas, los deseos, la imagen, no en el sentido de “si tomás esta cerveza se van a acercar tres chicas rubias suecas”, sino a jugar también con el lado más humano. Nosotros no sólo somos un producto, somos un acompañamiento, un complemento, “somos una empresa que es como vos”.

Yo fui influenciado por la publicidad y entonces también me apela trabajarla porque creo que puede ser algo artístico y divertido, y algo que me guste ver.

Los medios son extremadamente importantes. En la sociedad de hoy dan la existencia de las cosas. Las cosas no existen si nadie las ve, las comparte o las muestra en algunas de las plataformas de comunicación.

No hace falta más que recordar a Apold, el asesor publicitario de Perón en su primer gobierno. Él ha teorizado sobre eso y me parecen interesantes sus reflexiones de más de setenta años atrás. Me parece que lo es incluso a día de hoy para entender la publicidad, cómo funcionan las masas. Él trabajaba más en la tierra, no algo tan sociológico.

Para finalizar, te quería preguntar si a la vuelta de la esquina hay otro proyecto, para hacer la entrevista 2 con Tomás Fourmantin.

Dentro de dos semanas sale un documental que hice sobre la semana del colegio Lorenzo Massa. Fue un trabajo que hicimos con mi productora “9 de julio”. Es un documental sobre la identidad; la identidad que se construye sobre eventos y rituales. En el caso del Lorenzo Massa, yo creo que se define como una serie de valores y principios, tanto morales como estéticos que se articulan en base a la Semana del colegio. Este es el evento constitutivo de la identidad de la institución. Así que más que la historia de cómo se hace una semana sería de cómo se vive ese sentimiento de ser del Massa, porque yo creo que existe esa comunidad y un sentido de pertenencia creada a partir de ir a un colegio con ciertas actividades.

Recientemente se estrenó “Así son”. Produje un teaser para un futuro largometraje llamado “Amor Nía”, una comedia romántica muy linda que no planea explicarle al espectador qué es el amor, qué es la muerte, sólo quiere que el público se divierta, sin pretensión alguna. En la cara de Facundo Zurita.

Ahora estoy viendo qué hacer próximamente, con otros proyectos personales como lo es mi tesis. Pero será para próximas entrevistas.


Diseño de poster: Álvaro Casanova Cossio

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