«‘Literatura del interior’ me parece una hermosa categoría para leer la literatura argentina contemporánea. Eso incluye a Buenos Aires, porque al fin y al cabo, en Buenos Aires está lleno de artistas del interior».
Por Diego Puig |
Terminamos la entrevista por Zoom y a los minutos recibo un audio de Agustín González riéndose: “Me acabo de dar cuenta que, después de hablar mal de los heteros cis, postulé a Aira para el premio Nobel. Pero bueno, nada. Incongruencias”. El escritor rosarino, autor de La trilogía maravillosa que tiene como protagonista a una gata, me dice que se quedó pensando en su respuesta. Y me hace pensar a mí también: sin contradicciones, sin incongruencias tampoco funciona la mente creativa. De hecho, uno de los indicadores de creatividad es asumir esas contradicciones o incongruencias, abrazarlas, y tratar de reconciliarlas, harmonizar el caos de las ideas y las emociones humanas. Intercambiamos unos mensajes más entre risas y acordamos que Aira es un poco queer y que no da muy hetero cis. “Por eso algunas cosas de él me gustan”, dice.
Lo periférico, las disidencias, todo lo que se corra del centro, eso le interesa a Agustín: por eso escribe desde una gatita, desde Rosario, intentando correrse del yo. Pero también escribe sobre y desde una esquina céntrica de Rosario y está explorando algo parecido a la literatura del yo. Es que sin contradicciones no hay matices, no hay riqueza. González es paisajista, músico, psicólogo, docente, coordina talleres y define a Buenos Aires como una región del interior del país: por la cantidad de escritores del interior que escriben desde ahí. También encuentra aburridos a los autores hetero cis.
Antes habíamos estado hablando de las posturas, conscientes o inconscientes, que adoptan los escritores. Le pregunto si está en calzoncillos para la entrevista, me dice que calzoncillos largos, por el frío. Y también admite que el día anterior se cortó el pelo y se emprolijó la barba para el zoom con La Papa. Y otra vez, pienso en la cercanía entre postura y posicionamiento: leer mujeres y disidencias, escribir desde voces alternativas, dar lugar a lo diferente, asumir muchas perspectivas. Contener multitudes, un marcador más de creatividad.
¿Te has planteado alguna vez qué tenés vos, Agustín González, para ofrecerle a la literatura argentina? ¿Creés que es algo que un escritor debe preguntarse? ¿Cómo es tu narrativa, cómo te pensás a vos mismo como escritor?
La verdad que no, nunca lo pensé, porque escribo desde muy chico, antes incluso de tener el hábito de leer, desde los 8 o 9 años: en ese entonces escribía sin pensar en la literatura. Después cuando empecé a leer libros y leer más conscientemente tales autores y tales autoras y comprendí lo que era la literatura, o mejor dicho, creí comprender en ese momento que la literatura era eso, Shakespeare, Sand, Wilde, Woolf, entonces supe que sería imposible que mi nombre y lo que yo escribía pudiera pertenecer al mismo Edén literario del cual mi biblioteca era una mínima muestra, o los anaqueles de las librerías en las que pasaba horas mirando y hojeando. Me parecía imposible y ahora me da gracia ver mis libros en las bibliotecas de la gente o incluso en las librerías al lado de Borges o García Márquez. Al mismo tiempo comprendí que la literatura no es ese panteón donde están les escritores sino una conexión entre alguien que se sentó a escribir y alguien que se sienta a leer. Ambas personas necesitan detener su vida, no hacer otra cosa más que sentarse frente al texto, ambas se olvidan de sí y del presente individual. La literatura es esa conexión entre dos personas, por más separadas que estén en el tiempo y en la distancia. Y para volver a la pregunta, no me parece fundamental que un escritor o escritora deba pensar en eso sino más bien en otras cosas más importantes, incluso, de índole técnica. No creo que sea trabajo del escritor sino de les lectores o les críticxs decir cuál es el aporte de tal libro o tal escritorx. E incluso a veces puede que se necesite de la perspectiva en el tiempo para saber lo que significó una obra. Les escritores debemos permanecer en un estado de inocencia y espontaneidad, ser fieles y honestos a ese impulso que nos hace escribir, sobre los temas que queremos escribir y del modo más natural y libre, confiando en que sin forzarlo estamos expresando una época, una geografía, una lengua, una tradición, una estética, etc., pero lo hacemos siempre de un modo personal. Entiendo que no todes deben escribir de ese modo, que es mi modo de escribir. Creo que con eso respondo también cómo me pienso como escritor.
Si un extraterrestre cayera ahora en la Tierra y le tuvieras que explicar o presentar la literatura argentina contemporánea, ¿qué le dirías?
Me encantó la pregunta. Probablemente primero tendría que explicarle qué cosa es la literatura, la escritura, los libros, les narradores, les lectores y también la idea de país o nación que puede resultarles ajena a seres de otras galaxias, y en particular hablar de nuestra nación argentina, su diversidad geográfica y social, su historia política y más ampliamente la cultura de occidente, y finalmente saber si ellos manejan la misma percepción de tiempo, respecto de lo que es la contemporaneidad. Quizás es un concepto que les cueste comprender porque tienen otras nociones para entender el tiempo. Me encantaría entrar en contacto con un ser extraterrestre, aunque también me daría miedo. Para no ser evasivo respecto de la pregunta, probablemente lo sentaría y a modo de ejemplo, como para mostrarle un color de entre los muchos que hay en la paleta literaria actual, le leería en voz alta algún poema de Mariano Blatt o de Alejandra Benz. Pero después le pediría que me cuente cómo es el mundo de donde viene, cómo se organizan, cómo viven, qué cosas descubrieron acerca del Universo. Y les pediría que me llevaran con elles a su planeta.
Hay escritores que sostienen que se escribe desde imaginarios, es decir ideas o concepciones acerca de lo que la literatura es o debería ser, mandatos culturales que circulan entre las “minorías cultas” o los agentes de legitimación cultural (editoriales, críticos, periodistas culturales, premios, libreros y lectores). Otros, consideran que la escritura proviene de, o tiene un sustento en, una realidad material, fáctica, física, incluso geográfica. ¿Cómo ves estas ideas? ¿Cómo se traducen o se manifiestan en vos y en tu escritura, si es que se pueden aplicar?
La verdad que soy totalmente ignorante o ingenuo respecto de esas afirmaciones. Supongo que ambas tienen un poco de razón. Para mí lo único que debe sostener la escritura, como cualquier trabajo, oficio, arte, lo que sea, cualquier acción humana dedicada a otros, es que tiene que ser sincera, sostenida por el deseo de hacer y de compartir. El circuito de editoriales, periodistas culturales, premios, libreros, etc. hace que eso llegue a más personas y eso es positivo, pero también tiene todos los defectos que tiene el capitalismo, es decir muchos, innumerables, me deprimiría hablar de ellos. Y por otro lado, si pienso en les humanes que escribieron las primeras historias en tablillas y papiros, o inclusos los que las cantaron, los aedas griegos y los juglares medievales, lo hacían sin necesidad de ese circuito, y esas historias circulaban igual e incluso algunas han llegado hasta nuestros días. Lo importantes es que la historia circule.
¿Qué clase de lector sos?¿Qué tipo de experiencia de lectura es la que más te entusiasma?
Soy un lector fiel pero tampoco me dejo aburrir. Espero mucho, soy muy idealista y fanático. Si alguien me gusta enseguida me convierto en fanático y amo incondicionalmente, quiero saber todo del autorx, soy muy entrometido en la intimidad de les autores, en este caso voy a usar el femenino, las autoras que leo, porque casi que exclusivamente leo mujeres o disidencias. Desde muy chico, siempre que encontraba una pareja de escritores o un grupo literario prefería la sensibilidad femenina.
¿Qué escritores argentinos contemporáneos y/o del interior de Argentina recomendarías? ¿Existen lecturas que son para compartir y recomendar y otras que son solo para vos? ¿Tenés escritores que te gusten para leer socialmente y escritores que te gusten en soledad, o de manera más íntima y personal?
Me gusta hacer recomendaciones personalizadas, conocer a la persona y conocer el libro, es una especie de matchmaking, de armar parejas, y eso es un arte en sí, o mejor dicho, un yoga. No le veo sentido a recomendar un libro porque sí: podría decir un clásico, un cliché, o algo inusual, una pieza rara y atrevida. Hay tantos libros, no creo que todos debamos leer los mismos. Y por otro lado tampoco le hago mucho caso a las recomendaciones que me hacen. A menos que esas recomendaciones provengan de otro libro. Por otro lado, voy a decir un lugar común, pero creo que un libro espera ser leído, tiene esa paciencia típica de los sabios, porque a veces el lector no está en el momento adecuado para leerlo, por más bien escrito que esté el libro, porque no se trata de que el libro sea bueno o malo, no es algo unilateral. Hace falta un lector o lectora disponible, sensible y disponible.
¿Cuál creés que es tu mayor hallazgo como escritor? ¿Compartirías un fragmento que hayas escrito que sea particularmente significativo para vos?
Elegí un fragmento de El libro de cuentos de Corazón que me gusta bastante:
Las cuatro gatas se fueron a sentar sobre el sillón blanco. “Desde que el gatito negro nos dejó en absoluta oscuridad –dijo Corazón– empecé a sentir el mundo de manera más compleja. La luz eléctrica nos obligaba a ver, y la oscuridad me hizo reparar en capas más profundas de la realidad”. Chaparrón, Melitón y Fantasía escuchaban a Corazón muy atentamente. “Nuestro olfato estaba enceguecido por la luz y deslumbrados nuestro gusto y nuestra visión”. Chaparrón, Melitón y Fantasía entrecerraron los ojos. “De esta manera pude detectar la presencia de dos gatas viejas que están acá, en nuestro departamento, desde hace tiempo”. Chaparrón, Melitón y Fantasía abrieron los ojos y se miraron con un poco de temor, excepto Fantasía a quien las gatas viejas no le dan miedo sino curiosidad, así que abrió los ojos como su madre y su tía pero, como ya se dijo, sin temor. “¿Y dónde se esconden?” preguntó Chaparrón. “No sé todavía si se esconden o si son invisibles” respondió Corazón. Chaparrón erizó los pelos, Melitón dio tres vueltas sobre sí misma y Fantasía preguntó: “¿Cómo podemos averiguarlo?”. “No lo sé todavía –respondió Corazón–. Es muy antigua la historia del primer gato que buscó la invisibilidad. Se llamaba Orlando Ambrosio y fue también el primero en buscar la inmortalidad. No consiguió ninguna de las dos cosas pero sus defensores afirmaron que sí, y la noche, mejor dicho, la madrugada de su muerte, los defensores de Orlando Ambrosio revelaron el secreto: El espíritu es invisible pero tiene color, es inmaterial y potente como una melodía, inmortal como el universo, profundo y evanescente”. “¿Y eso qué quiere decir?” preguntó Fantasía. “Creo –dijo Corazón– creo que significa que estas dos gatas viejas son recuerdos de la casa”. “¿Y eso qué quiere decir?” volvió a preguntar Fantasía. “Supongo –respondió Corazón– supongo que significa que estas dos gatas viejas son parte de un pasado que llega hasta nuestros días en forma de olores, y que a través de esos olores podemos acceder a las realidades pasadas que aún persisten como un presente en ruinas”. “¿Y qué son las ruinas?” preguntó Fantasía. “Son cosas que el tiempo rompió y que podemos reconstruir con la imaginación”.
¿Qué significa para vos y cómo aparece en tu escritura ser rosarino, vivir en Rosario, la provincia de Santa Fe? ¿De qué manera una identidad rosarina/santafecina está en tensión o se enlaza con Buenos Aires, el gran centro literario argentino? ¿Ves algún efecto en tu escritura o en la escritura de tus pares a propósito de la proximidad geográfica o urbana (¿cultural?) entre Rosario y Buenos Aires?
Las cuatro novelas que escribí hasta el momento son sobre la esquina de Corrientes y Urquiza en Rosario, que es donde vivo, así que Rosario tiene mucha presencia en mis libros. Corrientes y Urquiza en particular, que está en el centro de Rosario. Pero creería que si alguna vez me mudo de zona, ciudad, provincia o país, voy a escribir sobre ese lugar en donde esté.
Sobre si hay algún tipo de influencia cultural de Bs As respecto de Rosario, es posible que sí, no es total pero sí, es uno de los karmas de Rosario, sufre la cercanía de Buenos Aires como la influencia de un planeta maléfico. Rosario no es la capital de la provincia, no fue fundada por españoles sino por indios que se asentaron en el centro de un triángulo que forman Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Se dice que Rosario es hija de su propio esfuerzo. Nos pensamos una ciudad independiente y con una identidad cultural propia pero miramos mucho lo que pasa en Buenos Aires. Porque también somos una ciudad portuaria o porteña y con ambiciones cosmopolitas (europeas). Pero por suerte tenemos la influencia benéfica de provincias cercanas como Entre Ríos con la que compartimos el paisaje. Igual estoy generalizando con eso de “miramos para allá, miramos para acá”. Voy a contar una anécdota personal. Estaba en el velorio de mi mamá y una vecina del edificio que es crítica literaria y escritora se me acercó a darme el pésame y abrazarme, yo me equivoqué su nombre con el de otra vecina, le dije Malena y se llamaba Inés, y ella- sintiendo que tenía que darme un consejo de vida o una enseñanza, darme algo en un momento de desconsuelo- me dijo: “Querido yo sé que vos escribís, y dejame decirte que si querés tener éxito, si querés ser alguien, tenés que irte a Buenos Aires”. Faltaba que dijera “…y dejar este pantano en el que vivimos”. Por suerte otras cosas ocupaban mi cabeza en ese momento como para yo tomar en serio sus palabras. Me parece exagerado eso de “ser alguien”, pero tampoco voy a pecar de ingenuo y decir que no hay algo de cierto en lo que me dijo Inés.
¿Hay algo que hayas descubierto o aprendido escribiendo literatura? ¿La literatura transforma?
Sí, totalmente, la literatura transforma. Debería haber empezado por ahí cuando le explicaba al extraterrestre qué cosa es la literatura, o el arte en general. Es una experiencia transformadora, tanto para quien escribe como para quien lee, y también, cuando leemos traducciones, para quien ha traducido ese libro. Es importante visibilizar a les traductores porque muchas veces pasa desapercibido el hecho de que, a menos de que sepamos ruso, no estamos realmente leyendo a Tolstoi o a Dostoievski sino a un humilde servidor que es el traductor. Es una experiencia hermosa traducir, porque se completa esto de lo que hablaba antes, de la circulación de la palabra escrita.
Las dicotomías de literatura de centro/periferia, literatura de provincias/de capital ¿tienen algún sentido para vos? ¿Cómo te posicionás con respecto a estas categorías? ¿Cuáles son las implicancias prácticas o fácticas en tu caso, si es que hay alguna?
No, no tienen ningún sentido. Si me tengo que posicionar, estoy en la periferia, en la provincia, en el interior. Rosario no es siquiera la capital de la provincia. Haciendo esa salvedad tengo que decir que estoy en el centro de la ciudad de Rosario. En ese caso sin duda estoy en un centro. Rosario es una gran ciudad y puede ser muy egocéntrica también.
¿Cómo es tu relación con el mundo literario argentino? ¿Y tenés relación con otros escritores del interior de argentina? ¿Te parece una categoría útil o necesaria la del “interior” en la literatura?
Tengo amigues a lo largo del país pero no necesariamente escritores, también muchos son artistas de diversas disciplinas. “Literatura del interior” me parece una hermosa categoría para leer la literatura argentina contemporánea. Eso incluye a Buenos Aires, porque al fin y al cabo, en Buenos Aires está lleno de artistas del interior. Y es muy lindo eso de llevar a su pueblo a donde sea que se vaya. Y hacer literatura desde su interior me parece que define muy bien el estado actual de las cosas en la literatura argentina. Geográficamente hablando tengo muchísimo menos contacto con escritores de otras provincias de lo que quisiera y eso a veces me parece un empobrecimiento. Por eso acepté encantado esta entrevista y te agradezco por acá nuevamente.
¿De qué está hecha tu sensibilidad como escritor?
Está sostenida principalmente por la imaginación, la maravilla y la diversión, pero también por largos períodos de aburrimiento, soledad y estados de ausencia y reflexión. En las capas más visibles y superficiales hay animales, plantas, rocas, planetas, deidades, historias. También la música y la exploración de mis propias emociones respecto del mundo cambiante y el paso del tiempo. Me gusta asomarme al vértigo y tratar de ponerlo en palabras.
Podés ver la entrevista completa en el Canal de YouTube de La Papa
Agustín González es escritor, jardinero paisajista, músico, psicólogo, docente de historia de la psicología, ferviente lector y estudioso autodidacta, practicante de ayurveda, traductor amateur, amante de la naturaleza, los viajes y la literatura. Nació el 13 de marzo de 1983 en Rosario, Argentina. Escribió la novela epistolar Arrivederci amor mío (Iván Rosado, 2012, reeditada en 2017), y la trilogía maravillosa: El libro de cuentos de Corazón (Danke, 2014, reeditado en 2018), La novela histórica de Corazón (Danke, 2016) y La película de Corazón (Danke 2019). Coordina grupos de lectura y escritura desde el 2010.
Nació en Tucumán en 1982, pero se siente más o menos tucumano porque vivió gran parte de su vida fuera de la provincia. Es autor de la novelas Nadar sin luz (Ed. Milena Caserola, 2013) e It girl (Gerania Editora, 2020) y de los libros de cuentos Vírgenes infinitas (Ed. Mulita, 2018) y El problema de la luz (Gerania Editora, 2022). Actualmente sus escritores favoritos incluyen a Jhumpa Lahiri, John Cheever, Federico Falco, María Gainza, Rafael Pinedo, Hebe Uhart, Fogwill, Mavis Gallant, Lucia Berlin y Magalí Etchebarne. Dicta talleres de escritura y de lectura (con ¿excesivo? entusiasmo) online.