Por Priscilla Hill |
Y además vos sos el sol.
Luis Alberto Spinetta
Micumán es el libro que más ha hecho enternecerse a mis estudiantes desde el 2016 hasta hoy. La ternura es sencilla cuando hay un perro chiquitito en la calle o cuando unx ancianx se acuerda de su pasado y nos habla. Tener ese asalto de ternura leyendo no es tan fácil como suena. Requiere, sobre todo, sentarse en una tapia con pantalones cortos y ojos risueños a mirar la vida. Quién pudiera.
Hay un ritual que repito porque la primera vez que lo experimenté me sentí muy extraña y no hay nada como ese vértigo físico: mientras les leo a lxs chicxs, sonrío y me detengo en cada una de las palabras, como si se merecieran unos segundos de inmortalidad. Llego al final de un poema, levanto los ojos hacia la gente y todo el mundo tiene esa sonrisa de fascinación. Eso significa para mí este libro, por eso cuando lo releo pienso en que me gustaría haberlo escrito yo. Salió a fines del 2016 y participé, de manera bastante lateral, de su edición. Recuerdo que había varia gente involucrada en ella, como una metáfora del libro mismo. Hoy está agotado pero quizás esté todavía en las redes sociales del poeta Osvaldo Bossi, que le dedicó unas palabras cuando lo descubrió y lo hizo circular en sus plataformas. Tiempo después aceptó hacer el prólogo y en él dice que después de todos los apocalipsis, la voz de Marco vuelve a nombrar las cosas pequeñas del mundo.
Micumán es un mapa, un poco real, un poco imaginario de sitios de la provincia tamizados por la apropiación absoluta de un territorio que sería totalmente distinto si se planteara desde ojos otros. Es un pieza de poesía narrativa con cosquilleos de una oralidad viva y perfumada, de una silueta amada, de un diálogo entre piedras sobre la idea de la espera, de un niño que juega a ser colectivero y nos recuerda a nosotrxs mismxs, del deseo y del miedo, esos dos nichos que han acariciado la literatura de todos los tiempos y lugares. Es un cuento de verano y de plazas, de edificios y de cuerpos, un poema total que se enciende de a pedacitos y nos va mostrando formas en el humo, una crónica del álbum de figuritas que traza la ruta de las vidas nuestras, una canción de esas que se nos quedan en el oído, es un secreto, un aliento, una despedida, un par de agujeros en nuestra ropa. El autor de este libro ya tiene varios otros y la mayoría de sus lectores- que son muchxs- no lo conocen por Micumán que es, según me confío Marco varias veces, un libro para él lejano y lxs escritorxs entendemos bien de qué se trata esa sensación. Pese a eso, creo que Micumán es un texto que borra los límites entre quien escribe y quienes leen, provocando un aura de ensoñación y experiencia corpórea a la vez. Tiene, además, ese efecto de percepción colectiva dado por el tono de complicidad lúdica que rodea al público lector como un conejito entrando y saliendo de nuestros orificios.
El discurso poético tiene mala prensa entre lxs jóvenxs, tal vez por esa manía disecante de la escuela de extraer, como si fuesen pulgas, figuras retóricas y dar , con eso, por terminada la relación con la poesía. Frente a eso, Micumán genera en la gente ganas de escribir que es a lo máximo a lo que puede aspirar unx escritorx.
El poema que da título a estas breves palabras termina así: detrás de las charlas filosóficas/ preguntándonos qué es el amor/ a las cuatro de la mañana, /detrás de todo eso/ no hay otra cosa/ que un gusto de vos. Esa mirada poética desde lo simple sobre algo tan complejo me recuerda otro gran detalle que define al libro, y quizás con su mención deba parar de escribir y recomendarles que conozcan la literatura de Marco Rossi Peralta: la suya es una poesía escrita con fuerza de poesía oral. Micumán es como una cajita de música: está hecho para ser escuchado. Les dejo esta pregunta que alguien le hizo a algún otro y que al final fue a morir a uno de los poemas: ¿Por qué sentimos de alguna manera?
Este libro está disponible para su compra en la Tiendita:
*Imagen: Micumán de Marco Rossi Peralta, Monoambiente, 2016
Priscilla Hill nació en Tucumán en 1991. Es Profesora en Letras por la UNT y editora en La Cimarrona Ediciones, editorial independiente y autogestiva que vio la luz en junio de 2017. Es becaria doctoral de CONICET e investiga los cruces entre las literaturas emergentes de Tucumán y las matrices de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) en espacios educativos de la provincia. Es docente en la Escuela Agricultura y Sacarotecnia de la UNT.
Escribió algunos cuentos cortos y muchos poemas en antologías, ideadas por editores y gestores culturales de Tucumán. Su único libro publicado hasta ahora es ‘Mamá, ¿qué es el miedo?’ (Gato Gordo, 2018) y consiste en tres cuentos breves. Este año saldrá ‘Dárselas con la noche’, un libro de poesía que la hizo padecer y dilatar varios años su publicación. La edición estuvo a cargo de Damián López, de El Andamio Ediciones, editorial sanjuanina que la contactó porque alguien compartió un poema suyo en Facebook.
Usa las redes de manera compulsiva y reniega, en vano, de su condición de millenial. Le gusta el terror en todas sus variantes, como si no bastara con la vida.
Tiene un superpoder muy molesto: pierde colectivos, siempre.
Hermosa reseña de un libro que merece ser reeditado. Felicitaciones a los dos, Priscilla y Marco.