Por Fabián Soberón |
Juan Bautista Alberdi hace una parada en el viaje. Entusiasta, escribe sobre Yerba Buena, esa ciudad inexistente en el siglo XIX: «Una vez penetré en el bosque que queda al occidente del pueblo por una calle estrecha de cedros y cebiles de 15 cuadras, al cabo de la cual, abrióse repentinamente a mis ojos una vasta playa de figura irregular. Esta playa es la Yerba Buena. Es limitado en casi todas direcciones por los lados redondeados de muchas islas de laureles, por entre los cuales a veces, pasa la vista a detenerse a lo lejos, en otros bosques y prados azules.»
No se puede no pensar en el pasado como una zona distante e indiferente en la que alguna vez hubo otra fisonomía para lo conocido. Al leer la crónica de Alberdi, sentimos que lo que existe en la naturaleza no sólo preexiste a nosotros sino que seguirá existiendo después de nuestra desaparición. En este sentido, leer el relato de Alberdi nos lleva a la finitud inevitable. Pero también destaquemos que el abogado tucumano está embelesado con el «cuadro» multicolor de las montañas y prados cuando dice, más adelante en el texto, que es la «pintura que hizo el cantor del Edén de la entrada del Paraíso.»
Pienso en Dante y su Paraíso hecho de ángeles y simetría, en John Milton y en el Paraíso perdido. Es ineludible, en esta serie, el énfasis de Borges al asociar el paraíso con la forma de la biblioteca (tomado de la inigualable Virginia Wolf). Y desde hoy podemos pensar en Alberdi y su paraíso hecho de montañas azules, cebiles, cedros y lapachos. Los árboles brindan una colorida playa geométrica, un espectáculo a la vista que se compara con la entrada triunfal al paraíso.
Nota: el texto citado pertenece al libro Memoria descriptiva de Tucumán (1834), de Juan B. Alberdi.
Nació en Tucumán, Argentina. Es Licenciado en Artes Plásticas y Técnico en Sonorización. Se desempeña como Profesor en Teoría y Estética del Cine y Comunicación Audiovisual en la UNT. En 2014 obtuvo la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. Colaboraciones suyas se difunden en publicaciones nacionales e internacionales. Integra las antologías Poesía Joven del Noroeste Argentino (compilada por Santiago Sylvester, FNA, 2008), Narradores de Tucumán (compilada por Jorge Estrella, ET, 2015) y Nuestra última Navidad (compilada por Cristina Civale, Milena Caserola, 2017), así como el diccionario monográfico La cultura en el Tucumán del Bicentenario, de Roberto Espinosa (2017). Fue traducido parcialmente al portugués, al francés y al inglés. Libros publicados: la novela La conferencia de Einstein (1ª edición en 2006; 2ª edición en 2013); en el género relatos: Vidas breves (1° edición en 2007; 2° edición en 2019) y El instante (2011); en el género crónicas: Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (2013), Ciudades escritas (2015) y Cosmópolis. Retratos de Nueva York (2017); y el volumen 30 entrevistas (2017). Como director de cine, realizó los documentales Hugo Foguet. El latido de una ausencia (2007), Ezequiel Linares (2008), Luna en llamas. Sobre la poeta Inés Aráoz (2018), Alas. Sobre el poeta Jacobo Regen (2019) y GROPPA. Un poeta en la ciudad (2020). Con los músicos Fito Soberón y Agustín Espinosa, editó el disco Pasillos azules (AERI Records, 2019).