Palabras de presentación
-Gabriel Gómez Saavedra-
Como una sentencia venida de un tiempo desconocido, resuena uno de los versos de Leopoldo Silva: “que el movimiento sea al centro”, y con él queda marcado el sitio desde donde el lector recibirá estos poemas. Porque ellos dibujan una cuerda en tensión ubicada en el preludio del trabajo de un cronista que, antes de ofrecernos el objeto de su caza, echa mano a la poesía para atestiguar cómo ronda a su presa, define su medida y absorbe el halo que la evidencia; antes de caerle encima y confundirse con ella, para que ya no sepamos dónde empieza la presa y termina el cazador.
taxidermista
por el balcón entra al living una luz
todas las declamaciones grises plata
del mundo
se oye manso el ruido de la ducha
porque madre se baña
de a ratos se confunde con el de la lluvia
esta mañana conocí un taxidermista de aves
abrimos cajones vimos chorlos, búhos, águilas
sus favoritos son los loros
llegué preguntando por palomas
le grito a madre
si conoce alguien de la facultad de biología
duda
responde que sí, pero que es un paciente
le pregunto
pero para contarle
del taxidermista
hablamos a los gritos
ella escucha apenas
y contesta
quisiera contarle del cuarto refrigerado
de la piel de las aves
de las manos del taxidermista mostrándome
ese búho que surcó vientos
la forma en que acostado
liviano y bajo llaves compartía armarios con miles de pájaros
pero el poema no está en las palabras
sino en la ilusión que las precede
y me conformo con mirar por el balcón
decirle después te cuento
la casa es una semana vacía
afuera cae viento
una cortina de agua lo envuelve todo.
a veces mejor replegarse
que el movimiento sea al centro
no hacia adelante
de todos los gustos
elegir el más concentrado
si al té de la merienda dos cucharadas de azúcar
salir a masticar entonces
lo salvaje de una caña de azúcar
en días de vientos
a la montaña conviene mirarla desde el centro
que de ahí salga
lo que precede la palabra
el primer árbol del bosque
ese que ahora se estira
todavía no amanece
y desde temprano espero
rayos prematuros de luz.
por la tarde caminé hasta avenida corrientes
-siempre corro o camino cuando estoy por perderme-
y por lo que sale uno nuevo
compré cinco libros usados
es el invierno
que me pone nostálgico
pero a la noche
después de cenar
la calefacción estará rozando la cama
leeré un poco de cada uno
un cuento, un par de poemas, un capítulo de esa novela
entre líneas iré enredando la vigilia
es el invierno
y el no tener trabajo
este flotar con frío
pero ahora río soñando
sé que sueño algo lindo
en este calor de colcha y calefacción
acostado entre libros
no pienso apagar la luz
que quede prendida
está bien así
río con una novela en el pecho.
nacer es salir
como los pájaros
dice mientras fuma
le digo que bueno
entonces hacemos un pozo en el jardín
cavamos al costado de la pileta
después esperamos la lluvia
él no cree en santos
pero hace estas cosas
la lluvia llega en la tarde
meto los pies descalzos
en el pozo
los tapo con tierra
comienza a llover más
y ahora la tierra que presiona
hace ruido de succión
cada vez más rápido
el agua corre por el empeine
los dedos
como ríos
raíces que se tuercen
hasta que tantas gotas
crean un charco
y en ese reflejo de agua algo concede
él mira desde la cocina
esa mirada de animal salvaje domesticado a medias
se le siente
olor a hoja de coca y pepsi.
la yunga
es yunga por el contorno
espeso el silencio
pero liviano lo que se corta
del aire
el nudo que tensa es deseo
esta evocación,
nostalgia y alivio
llevo unas líneas
líneas de perfume a sombra
un tatuaje en el talón
son recuerdos
a destiempo.
Leopoldo Silva nació en Tucumán en 1998, es Licenciado en Comunicación Social (UNSTA) y Diplomado en Fotografía Documental (UBA). Cuando escribe narrativa flashea Juan Forn y escucha temas de El mató a un policía motorizado. Sostiene que la literatura es un milagro. Le gustan los gatos y la crónica periodística. Toma mate y duerme la siesta en el Parque Avellaneda. A veces se le pudren las naranjas en el canastito de la cocina. Ah y también es fotógrafo, ponele.

Concepción, prov. de Tucumán, 1980. Publicó la plaqueta Huecos (Ediciones Del Té, 2010), y los libros Escorial (Editorial Huesos de Jibia, 2013), Siesta (Ediciones Último Reino, 2018) y Era (Falta Envido Ediciones, 2021). Entre otras distinciones, ganó el Premio Municipal de Literatura San Miguel de Tucumán – Género Poesía (Región N.O.A.) y fue seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes como becario del programa Pertenencia: puesta en valor de la diversidad cultural argentina.