Por Mónica Cazón |
La mujer que Silvia empodera. La mujer que esperan que seas. La mujer perfecta que siempre sonríe, y asegura que todo está bien. La mujer que se muestra radiante mientras limpia el polvo. La que decidió dejarlo todo por amor, incluida a ella misma. Silvia Gómez destaca a las mujeres, y lo hace convencida, a veces con una inmensa tristeza. A veces con impotencia y bronca, resignada en otras ocasiones. La poesía de Gómez habla de la vida, la muerte, la injusticia, la rebeldía de la mujer muda, la que fue silenciada, asfixiada, pisoteada por décadas. De esa mujer que se siente vieja e inútil, irrespetada, mala madre, de la amante y de la esposa. La mujer que quiere gritar, y lo hace contenida.
Todas y cada una de nosotras hemos sido o somos esa mujer de la que habla Silvia Gómez.
Poeta marcada por la historia del avasallamiento de los derechos de la mujer, militante desde siempre a través de su vida y las letras. El rasgo característico de su producción es el feminismo, sus poemas toman un giro, evolucionan y desembocan en la mirada de las ellas, desde diversos ángulos. La fuerza de su lenguaje poético y su capacidad de subversión nos arrastran como remolinos de viento, esos que habita en sus poemas, empujándonos; Todo el firmamento/ hasta ahora conocido/ se ha modificado/y ya no entenderías/ ni las razones ni los preceptos/ que rigen este infinito/Como una revolución que estalla /en la cabeza y en el cuerpo, /de pronto/sin buscarla/ he cambiado de ropa, de amores, de libros/ para nombrar lo prohibido/ modificando la percepción del tiempo/ y el lugar que habito.
Su extrema sensibilidad y el uso de poderosas imágenes dotan a su poesía de una marcada tensión emocional y verbal: Se aproxima una lluvia tan fuerte / que llevará los sueños al infinito / y vos ahí, como invisible / pensando salvarte en la soledad de tu techo tibio/ sin los gritos del gentío, / ni los pañuelos/ ni las ollas ni las banderas / estático, cómplice de tanto viento/mirando mudo mientras las pibas corren / y se preparan como quien pueda / sudando, en medio del vendaval/
El conjunto de los poemas de Silvia Gómez, manifiestan una preocupación por el lenguaje y la perfección estética. Su voz poética surge como interrogante que se abre ante la imposibilidad de explicar el mundo, de explicarse, ante la dificultad de encontrar la palabra precisa. Se escucha un lenguaje claro pero perturbador, debemos añadir también el tema del silencio y el de la otredad que van evolucionando de manera paulatina. La poesía de Gómez está permanentemente ante la búsqueda incansable de sí misma, y de la otra. La que habita en todas: Soy aquella/que vende su soledad en los puertos/ dejando caer al piso/pesados anillos de bodas/para deshacerse de los hombres/que solo la miran huir/Soy la que cree/ que las lágrimas pesan tanto/que no requieren del sol/ni del verano, ni de las lilas/ ni de las penas para caer.
Alejada de cualquier formalidad métrica, la poeta tucumana despliega ante nosotros temas como la infancia, la injusticia, el desencanto, la vida, la lucha, pilares fundamentales sobre los que sustenta su poesía.
Gómez necesita responder y responderse infinitas preguntas. Acompañémosla en ese viaje.
MINIBIO DE SILVIA GÓMEZ
Feminista. Licenciada en Ciencias Sociales y Humanidades con formación en Género y Derechos humanos. Trabaja actualmente en el Sistema Provincial de salud de la Provincia de Tucumán. Integra la Comisión directiva de la biblioteca Popular La Randa de Yerba Buena en la que dirige un taller de Escritura creativa.
Actividades
Tallerista, expositora y capacitadora en ciclos de charlas y debates sobre la violencia de género, la prostitución y trata de mujeres , feminismo, sexualidades .Organizadora de las II jornadas abolicionistas sobre Prostitución y trata de mujeres, niñas y niños en la Facultad de Ciencias Naturales -UNT-(2010).Integrante de la Campaña nacional contra la violencia a las mujeres (regional Tucumán)Integrante de la campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de redes de prostitución”. Integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito.
Integrante de la Comisión Organizadora del Encuentro Nacional de Mujeres en Tucumán.
Actividades Literarias
Organizadora y Expositora en lll Octubre Literario y Cultural de la facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
Ha participado en publicaciones digitales, mesas de lecturas, festivales de literatura y en revistas especializadas en tema género y poesía.
Publicaciones
“Transformaciones Urgentes”.(Ediciones Parque Chas. 2012).
“Esas que soy” (Ediciones de Octubre.2014)
Ha compuesto temas musicales junto a la canta-autora cordobesa Eloina Coronel. Los
temas (balances, Pájaros, Instrucciones y Despójate a la danza) forman parte de la
producción discográfica “Chamuyo Colectivo”.
Antologías
- Escritura compartida (Centro Nacional de Escritores. Córdoba 2012),
- Antología Contra la Violencia de Género, concurso Micaela Bastidas (Inadi-Buenos Aires. 2013),
- Poesía Bajo el Farol (Ediciones Del parque. Tucumán. 2013),
- Revelaciones (Editorial Dunken. Buenos Aires. 2013)
- Antología Mujeres poetas internacional “Grito de mujer” (Rep. Dominicana-2014)
- Antología Rutas (Ed Punto de encuentro) Buenos Aires.2015
- Antología Federal de Poesía, Región Noroeste” (Consejo Federal de Inversiones. Buenos Aires 2017)
- Antología Manchón y cuenta nueva. Relatos de aborto en Tucumán ( Gato Gordo Ediciones. Tucumán 2017).
POEMAS
CIUDAD JUÁREZ
He vuelto a caminar esta maquila
y siento se hace larga la trinchera
donde posaré mi cuerpo consternado
cuando de gris se vista mi ropaje
y de arrugas se incrusten ya mis venas.
Boca abajo, atravesando la noche
contemplo un rio que resuena a lo lejos,
los mares de cadáveres que cuelgan de los postes
me susurran los vientos,
me calan los huesos.
Envejezco.
Cada minuto envejezco en este sitio,
busco la almohada que prometieron mis muertos
los alambres de púas me atraviesan
como esas manos que atravesaron mi cuerpo.
Busco el silencio de una caverna oscura
¡porque es triste morirse bajo el cielo!
sin tumbas que acurruquen mis sentidos
sin manos que acaricien el desierto.
ESAS QUE SOY
Soy aquella
que vende su soledad en los puertos
dejando caer al piso
pesados anillos de bodas
para deshacerse de los hombres
que solo la miran huir.
Soy la que cree
que las lágrimas pesan tanto
que no requieren del sol
ni del verano, ni de las lilas
ni de las penas para caer.
Soy la que siente crecer
vainas de hierba entre las piernas
y yace en las alfombras
en las camas
en las cobijas
en los armarios
murmurando bajo los sueños
develando así otros intentos.
Soy la que entiende
simplemente que el tiempo
se ha mudado ya de casas
de relojes
de metáforas
de agujas
y cada noche se fuga
del paraíso.
Otra vez.
INSUMISAS
¿Quién de nosotras se anima a destapar la aurora?
¿a desmitificar la historia?
¿a derrotar el imposible alfabeto escrito?
¿a reírse de las muertes y las vidas?
¿a desacralizar los sexos , los cuerpos y deseos?
¿a explotar por el aire las reliquias?
Habrá que abrir todas las puertas esta vez,
así acertamos
a descubrir de la vida otros misterios
y podamos escribir lo que nos mueva
lo que nos plazca,
lo que nos duela
lo que tiña de rojo nuestras pasiones,
sin quedarnos errantes al costado de las puertas
mudas, marionetas
bajo la larga letanía de los dioses
que descansan como estatuas
en sus iglesias.
MUTACIONES
Ha cambiado la casa
los muebles, las plantas, los hijos.
Todo el firmamento hasta ahora conocido
se ha modificado
y ya no entenderías
ni las razones ni los preceptos
que rigen este infinito.
Como una revolución que estalla
en la cabeza y en el cuerpo,
de pronto
sin buscarla
he cambiado de ropa, de amores, de libros
para nombrar lo prohibido
modificando la percepción del tiempo
y el lugar que habito.
Estamos
tan lejanos y distintos
que ya no entenderías
que cuando digo amor
me refiero a esa maqueta
destruida algún día
y desde otro deseo
reconvertir las ruinas
en otra etapa
con otra danza
en otra vida.
DOS MUNDOS, UN MUNDO
No, no sé cómo se hace una historia en instagram
Ni sé cómo twitear, ni navegar por esas páginas prohibidas del face
no sé si el emoticón es un meme o el meme, una broma
pero deambulo por estas galaxias hasta convertirme en parte
de la aldea global.
No, no sé a quién sigo ni me sigue,
veo fotos de gente ignota a las que percibo alegres, tempestuosas
y me alegra esa alegría,
y pongo likes a mansalva.
Pero cuando las pantallas se llevan ausencias
y redescubrimos la calle y sus lapachos floridos
entendemos que se acabó el tiempo del duelo
y el paso se transforma en baile
y el baile, libertad
convirtiéndonos en otras, con otres, con todes.
Entonces la mirada se viste de calles,
se llena de flores y explota de fuegos
que calientan de veras.
Y entre el mundo real y virtual hay una vida que se amalgama
porque los abrazos se convierten calor
y las risas, imágenes que nos fijan la retina
en ese instante feliz.
Porque después de todo, este mundo de mierda
puede convertirse un rato
(ese que dura un instante o un mega)
en risa, abrazo, deseo,
que, como conjuros solemos nombrarlos
para apaciguar tanto cuerpo
para encender tanto ardor.
GENEALOGÍAS
Cada alumbramiento en la familia sacudió una fibra intima
conmoviéndonos el cuerpo como un haz luminoso,
revoloteando en las cabezas, en las vísceras, en el alma
provocando sensaciones que oscilaron entre la confusión
a la algarabía absoluta.
Esto aconteció con mi abuela, mi madre, hermanas y tías
que rieron jubilosas ante cada nacimiento
transmitiendo a la nueva niña del linaje
una fortaleza que rodeó de aureolas violetas
toda su existencia.
Así exactamente sucedió cuando nací.
INDIFERENTES
Se aproxima una tormenta
y vos ahí en medio de la plaza,
inventando no sé qué excusa,
esperando tieso que las nubes pasen,
henchidas ellas
de agua/vapores o huracanes.
La tibieza del piso recién lavado
te engaña serenidad
como la radio, que suena imperceptible y embustera
anunciando soles y revoluciones de alegrías.
Y no pensás
que lo que se aproxima arrasará con todes,
y está tan cerca que es posible palparla
u olerla en la primera brisa de febrero
que se avecina inminente.
Y ves gente alrededor corriendo a guarecerse
buscando trapos, instrumentos, rejillas o paraguas para resistirla
o enfrentarla, como quien sepa.
Se aproxima una lluvia tan fuerte que llevará los sueños al infinito
y vos ahí, como invisible
pensando salvarte en la soledad de tu techo tibio
sin los gritos del gentío, ni los pañuelos, ni las ollas ni las banderas
estático, cómplice de tanto viento
mirando mudo mientras las pibas corren
y se preparan como quien pueda
sudando, en medio del vendaval
mutándole la esperanza a la agonía
creyendo infinitamente
que va a caer/ que va a caer/que va a caer
hasta que arda.
ALGÚN DÍA
Que no duela,
que no duela la espalda, los huesos, la mano
Que no duela ningún músculo del cuerpo aunque sea pequeño
Que no se nos vaya la energía en cuidado de localizar donde se encuentra el punto exacto donde se ha inflamado el nervio, la vena, el pedazo de piel que hierve abultado.
Que no nos duela nada
Ni la mano, ni la rodilla ni la espalda, ni cualquier órgano deteriorado de los años y los lamentos
Que no duela la tortura de vivir calvarios y desigualdades
Que no duela el desamor que nos quiebra el corazón y las arterias
Que no duela la sangre que fluye imperceptible y roja globulina acorazada.
Que el agua se lleve todos los males, que se pierdan en los ríos, en las canaletas, en los techos, en el piso
Que no nos duela el corazón, porque eso quizás provoque que nos duela el cuerpo, y nos llague cual herida que no cicatriza ni con agua ni alcaloides ni sertralinas, ni iodo, ni alcohol.
Que no nos duela la ausencia, porque después de todo, compañera
volveremos a encontrarnos algún día.
LEGADO
Hay una muchacha que deambula en la cocina
e intenta desentrañar el miedo
en lo más recóndito del fuego,
que calienta la olla
que hierve el puchero
que mece la cuchara cual mano
acariciando infancias.
Hay una muchacha escondida en un rincón, callada
que no se puede librar del tiempo
que esparce sobre el tomate
que desnuda las cebollas
que despiden lágrimas, sobre el sartén.
Hay una muchacha que lentamente
se llena la boca de sal
entonces canta
esa canción con la que su madre la acunaba
mientras guisaba la salsa
con el mismo sabor
en la misma cocina
donde ella ahora
solamente, canta.
PARTIR
Se escuchan los trenes a lo lejos.
Y mientras el obraje parte a sus labores
la calle se llena de ruidos y olores por descubrir.
Yo no fui a la estación entonces,
no espere partir ni verte a lo lejos
entre una ciudad vacía que ensancha sus veredas
de lapachos floridos.
En este invierno que dura poco aquí
la gente corre, grita, se pelea o se ama
mientras el tren parte
y el invierno despereza sus brazos
para morir lentamente.
Yo no sé dónde ni cuándo nos espera el poniente
pero hay una primavera que se aproxima
y casi ni importa
que la estación no sepa tu nombre
porque la sensación que surca el ambiente esta mañana
es casi nueva,
como un grito que estalla
en la calle repleta de voces
hasta ahora silenciadas.
Y aunque les manden callar
ellas disparan sus bocas al sol
como una muchedumbre embravecida y hambrienta
que nunca quedara sola
como vos y yo
que estamos tan lejos
del tren y la estación
esperando esa primavera
que algún día llegará.
AUSENCIAS Y DESARRAIGOS
nunca supe si mi padre fue feliz
si sus pasos despejaron el hollín de los ingenios
cuando la tierra sudaba tabaco y caña de azúcar.
Nunca supe si dijo plegarias
si cantó canciones
si vivió destierros.
Nunca supe si lloró una ausencia
si esperó la muerte
si enterró algún hijo.
y ahora, cuando los pájaros sobrevuelan estos días del otoño
me pregunto ¿qué pensará mi padre?
mientras mira la vida sentado en la plaza
de un pueblo que huele a acequias
y a trenes vacíos.
SOLEDADES
¿Cómo se sintió mi madre
cuando sus hijas huyeron como
mariposas
para no arder bajo el pabilo de las velas?
Fue entonces que puso sobre la mesa
pequeños trozos de manteles,
copas sin filo,
alcuzas de papel que brillaban a la
sombra
y así pudo quitarse la sal de las mejillas
para secar
esa humedad que día a día le llovía la
cara
hasta inundarla.
VARGAS
Hay un pozo profundo en la mitad de la noche.
Fantasmas cubiertos de escombros crecen solapados en partículas grises,
voces y herrumbres sórdidas hormiguean en serpentinos cantos.
Escucho una palabra, luego otra que se desliza fugaz hacia la esfera de un lenguaje mudo.
La noche callada comienza a decir cosas que no entiendo y me atrapa con su sombra en un instante, donde pasado y presente revolotean al mismo tiempo.
Es hora de callar, comprendo.
Mi voz enmudece junto al pozo
que no para de sangrar ausencias.
Mónica Cazón (Tucumán). Escritora, Lic. en Ciencias de la Educación y Especialista en Literatura Infantil/Juvenil. Se desempeña en la UNT en Educación No Formal. Docente en PLAT. Coordina la Asociación Literaria Lagmanovich. Fundó el CIDELIJ Tuc (Centro de Investigación, Estudio y Lectura de la Literatura infantil/juvenil -Ente Cultural-UNT- y el Laboratorio de lectura crítica e investigación “MicroLee”. Gestora cultural. Colabora en La Gaceta Literaria y otros. Lleva editos 12 libros de diferentes géneros.