Entrevista a Mariana Klyver
Por Fabián Soberón |
En esta entrevista, la realizadora argentina Mariana Klyver se refiere a sus piezas de animación “A medias” (corto multipremiado) y “Tiny lo hizo” (serie web), reflexiona sobre el contexto de producción, habla de sus pares y de los vaivenes de la animación a nivel mundial. Manifiesta que la animación le “da esa bocanada de aire fresco”, ese escape hacia la “infancia donde los problemas se resuelven con magia”. Klyver sostiene que quiere transmitir a los niños “un mensaje de esperanza. Un escape de este mundo donde ocurren muchas barbaridades”.
¿Por qué hacer animación en lugar de dedicarse al cine convencional o al documental?
Creo que soy una rebelde por naturaleza y me escapo de todo lo convencional. Siempre estoy del lado de lo marginado. Siempre elijo disciplinas poco explotadas, como en este caso la animación y la preservación del patrimonio fílmico. Son áreas en las que nadie se involucra y son necesarias.
Cuando estaba estudiando en la Escuela de Cine noté que no se produce contenido para un público infantil. Salvando algunas excepciones como “Los glubis” de Mauricio Vides, no he visto otras producciones destinadas a los chicos.
Dentro del contenido infantil está la animación, que, a diferencia de la ficción o el documental, no tiene límites en cuanto a las posibilidades. Todo lo que es imposible en la ficción, es posible en la animación. Así un pez puede volar y tener súper poderes y un ave puede nadar en las profundidades del océano y tener su nido un arrecife de coral.
En el fondo creo que tengo muy despierta a mi niña interior y me permito jugar a pensar cosas imposibles que puedo hacer posibles con la animación. A veces creo que a medida que vamos creciendo y nos vamos insertando en la sociedad con sus normas, nos vamos limitando para poder encajar dentro de ciertos parámetros. Con esa autolimitación siento que una gran parte nuestra se pierde, y comienzan las frustraciones y las enfermedades, que no manifiestan otra cosa más que esa sensación de no habernos realizado en la vida.
La animación me da esa bocanada de aire fresco. Ese escape que a veces necesito hacia mi infancia donde los problemas se resuelven con magia.
Es un poco el mensaje que quiero transmitirle a las generaciones más pequeñas. Un mensaje de esperanza. Un escape de este mundo donde ocurren muchas barbaridades.
Es necesario conocer otros puntos de vista y el cine convencional o el documental ya son muy conocidos. Falta un punto de vista de y para chicos.
Puntualmente la animación stop motion, que es en la que decidí hacer foco, me gusta porque además narra a través de sus texturas y materiales. Papel, plastilina, muñecos, arena, objetos, humanos. Todo es animable. Todo puede tener vida. Yo creo que no hay nada más mágico que eso.
¿Cómo fue el pasaje de “A medias” (tu primer corto) a “Tiny lo hizo” en términos de producción y en términos estéticos?
Originalmente “A medias” estaba pensado para ser una animación en stop motion, pero estábamos limitados por los tiempos de la cátedra de tesis y tuvimos que reinventarlo. Ahí sufrió una transformación técnica y por ende estética.
Nos inclinamos por la animación 2d, puntualmente por la animación tradicional cuadro a cuadro que, aunque seguía necesitando de mucho tiempo, era más rápido que la animación Stop motion.
Por otro lado “Tiny lo hizo” se propuso como una animación en stop motion. Cuando entré al equipo, el guion y la técnica ya estaban decididas y mis funciones eran solo dirigir y animar.
Al igual que en “A medias” estábamos condicionadas por los tiempos de la convocatoria y un presupuesto acotadísimo que no nos alcanzaba para pagar honorarios a un equipo completo.
4 meses para una serie animada en stop motion, de 10 capítulos de 1 minuto y medio cada uno. Una locura. Claramente quien hizo la convocatoria desconocía los tiempos y el costo que conllevan las animaciones.
Entre la compra de los materiales y el alquiler de un lugar exclusivamente para armar el set y animar, se nos fue la mitad del presupuesto. Y la otra mitad se fue en la contratación de personal esencial para el desarrollo de la serie: sonido, post de imagen, actores y animador digital.
El resto de las áreas fueron cubiertas por las 4 integrantes del equipo.
Todos estos factores condicionaron muchísimo la producción y la estética de “Tiny lo hizo”.
Para optimizar tiempos optamos por una animación stop motion en plano, con papel y por sustitución. Es decir, se animaba digitalmente los personajes y luego se los imprimía cuadro a cuadro, se los recortaba y se los animaba sustituyéndolos foto a foto. De esta manera disminuíamos el margen de error, ganábamos tiempo y seguíamos respetando la consigna de animar en stop motion.
Los personajes humanos, que tenían menos protagonismo, se animaron en 2d para ahorrar tiempos de animación.
Tanto en “A medias” como en “Tiny lo hizo” tuvimos que adaptarnos a las condiciones precarias con las que trabajamos y eso se ve reflejado en el resultado final. Aún no he tenido la oportunidad de hacer alguna producción como inicialmente la imagino, sin limitaciones de tiempo y presupuesto.
En la serie “Tiny lo hizo” el personaje de Tiny es un gato. Sus aliados son la tortuga y el perro. La serie puede ser pensada como una especie de venganza de los animales. ¿Cómo lo ves?
Creo que Gabriela Umbides, guionista de “Tiny lo hizo”, quiso plasmar la personalidad de los gatos en el personaje de Tiny. Seres independientes, desapegados y traviesos, que muchas veces son impredecibles.
Puede que en algunos capítulos Tiny recurra a la venganza, como en el capítulo de las galletas del parque; y en otros manifiesta sus celos hacia la novia de Eduardo, su dueño. Es un gato con una personalidad bastante particular. Tiene un amor odio con su dueño.
En cuanto a sus aliados, creo que son mascotas más neutrales que simplemente siguen su directiva (la de Tiny), pero no está en ellos el deseo de la travesura, como si lo está en Tiny. No hay maldad en ellos, ni malas intenciones.
El toque de humor y picardía es una característica del personaje de Tiny. ¿Crees que el humor de la animación es diferente al humor en el cine convencional?
Creo que la animación da lugar a explotar algunos recursos que permiten alejarse de la realidad, como la exageración, sin perder la verosimilitud. Tiny tiene mucho de eso.
Hay algunos capítulos que, si hubiesen sido filmados con personajes reales, tendrían otro tono mucho más agresivo, como por ejemplo el capítulo de los globos aerostáticos.
En la animación todo está permitido y no pierde credibilidad.
A diferencia de “A medias” en “Tiny lo hizo” los adultos no hablan. ¿A qué se debe esa decisión estética?
En “A medias” los adultos tenían diálogos que eran necesarios para el desarrollo de la historia, a diferencia de “Tiny lo hizo”, donde los personajes no tienen diálogos, porque todo se centra en las travesuras de los animales. Sus acciones hablan por sí solas.
Queríamos que los verdaderos protagonistas fueran siempre los animales, y que los humanos pasaran a un segundo plano donde no puedan competirles.
En la historia del cine hay una escasez de mujeres en los roles importantes en el cine. ¿Percibís diferencias en el trato (entre cineastas) porque sos una realizadora mujer?
Soy consciente de que hay muchas compañeras a nivel mundial y en a nivel provincial que han sufrido malas experiencias o han experimentado situaciones de tensión en rodajes.
Afortunadamente en mi caso no he tenido un trato diferente por ser mujer; o al menos no lo he percibido, porque el machismo también nos atraviesa a nosotras y todavía falta mucho por desnaturalizar. Quizás también tiene mucho que ver con las percepciones.
Recientemente he podido conversar con algunas de mis colegas realizadoras, y muchas han manifestado sentirse excluidas porque no son convocadas para participar de algunos rodajes, donde los equipos ya están constituidos en su mayoría por hombres, y son siempre los mismos.
Personalmente no he tenido esa sensación, quizás porque mi especialización es la animación, y no es lo que más se produce en la provincia. De alguna manera siempre estuve preparada para que no me llamen y decidí tomar las riendas de mi carrera, escribiendo y dirigiendo mis propios proyectos. No creo que haya sido casual que en mis dos experiencias como directora, mis equipos hayan estado conformados en su mayoría por mujeres.
Creo que está en nosotras animarnos a ocupar estos roles de cabeza de área, porque entre las conversaciones que mantuve con mis colegas, muchas admitieron no sentirse preparadas para asumir ese rol directivo por inseguridades que absorbemos desde la construcción de nuestra sociedad.
Afortunadamente estamos deconstruyendo ciertos mandatos, y he notado que, en las nuevas generaciones de la escuela de cine, las chicas han ido conquistando estos cargos, y la cantidad de producciones, producidas y dirigidas por mujeres, ha crecido significativamente.
¿Cuáles son tus referentes en el área de la animación?
Podría comenzar nombrando a Henry Selick, director y animador de “El extraño mundo de Jack” (“Nightmare before christmas”), “Coraline” y “Jim y el durazno gigante”. Las primeras películas animadas en stop motion que consumí y que despertaron mi curiosidad por la técnica.
Juan Pablo Zaramella, animador argentino, es uno de mis máximos referentes del stop motion por su creatividad y sus animaciones increíblemente fluidas y originales.
Y luego agregaría al creador de “Wallace and Gromit” y “Shaun the sheep”, Nick Park.
Finalmente, mis referentes femeninas: Ana Inés Flores, animadora tucumana, Kirsten Lepore, animadora estadounidense y mi maestra, Lula Gómez, animadora argentina radicada en Barcelona.
¿Te interesa hacer un cine que enfatice la perspectiva de género?
Principalmente me interesa hacer un cine destinado a las infancias. Un cine libre de prejuicios y mandatos sociales, donde los personajes puedan ocupar cualquier lugar sin distinción de género. Creo que tenemos que empezar a naturalizar que somos personas, y nos definen nuestras capacidades, no el género, ni el sexo.
¿Qué lugar tiene la animación en la producción del norte argentino? ¿Es importante, ha crecido, ha cambiado?
Yo creo que el cine en general ha crecido mucho en el norte argentino desde la aparición de la escuela de cine en Tucumán y la ENERC en Jujuy. Y la animación como parte de la producción también ha crecido y ha ido ganando terreno.
Es fundamental su difusión y gracias a las nuevas plataformas argentinas de streaming y a las redes sociales, muchas producciones del interior del país se han dado a conocer. Por ejemplo la serie animada en stop motion con arcilla “Pacha, barro somos”, dirigida por la directora jujeña Aldana Loiseau, disponible ahora en la plataforma de Cont.ar
Por lo caro que resulta producir animación en materia de tiempos, la animación stop motion es la menos frecuente de todas las animaciones, pero nunca dejara de existir por su belleza artesanal. En cambio, la animación digital, especialmente motion graphics permite tener productos audiovisuales listos para su distribución, en menos tiempo y por ende a menor costo.
A medida que el número de estudiantes y egresados se siga incrementando, también lo harán las producciones de animación, así como también los avances tecnológicos que permiten acortar tiempos de producción.
¿Crees que ha cambiado la percepción de la animación (como arte) respecto de lo que ocurría en el siglo XX?
La animación ha ido sufriendo cambios en su técnica desde sus origines. Podríamos decir que la técnica más clásica es la del stop motion, que, si bien conserva su esencia, hoy existen programas como el Dragon Frame, o apps para el celular que facilitan el proceso; y programas de edición que permiten reemplazar fondos por los que deseamos, o corregir imperfecciones de la técnica misma, como el parpadeo de las luces entre foto y foto, o movimientos involuntarios de objetos en escena.
El avance de la tecnología ha posibilitado un gran abanico de técnicas de animación ya: 3d, 2d, stop motion, que se acercan cada vez más a lo real.
Las producciones a gran escala de estudios como Dreamworks, pixar, Disney, Aardman, Laika, por nombrar algunos de los más conocidos, han cambiado totalmente la percepción de la animación en el último tiempo.
27 de mayo de 2021, Tucumán, Argentina
Nació en Tucumán, Argentina. Es Licenciado en Artes Plásticas y Técnico en Sonorización. Se desempeña como Profesor en Teoría y Estética del Cine y Comunicación Audiovisual en la UNT. En 2014 obtuvo la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes. Colaboraciones suyas se difunden en publicaciones nacionales e internacionales. Integra las antologías Poesía Joven del Noroeste Argentino (compilada por Santiago Sylvester, FNA, 2008), Narradores de Tucumán (compilada por Jorge Estrella, ET, 2015) y Nuestra última Navidad (compilada por Cristina Civale, Milena Caserola, 2017), así como el diccionario monográfico La cultura en el Tucumán del Bicentenario, de Roberto Espinosa (2017). Fue traducido parcialmente al portugués, al francés y al inglés. Libros publicados: la novela La conferencia de Einstein (1ª edición en 2006; 2ª edición en 2013); en el género relatos: Vidas breves (1° edición en 2007; 2° edición en 2019) y El instante (2011); en el género crónicas: Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (2013), Ciudades escritas (2015) y Cosmópolis. Retratos de Nueva York (2017); y el volumen 30 entrevistas (2017). Como director de cine, realizó los documentales Hugo Foguet. El latido de una ausencia (2007), Ezequiel Linares (2008), Luna en llamas. Sobre la poeta Inés Aráoz (2018), Alas. Sobre el poeta Jacobo Regen (2019) y GROPPA. Un poeta en la ciudad (2020). Con los músicos Fito Soberón y Agustín Espinosa, editó el disco Pasillos azules (AERI Records, 2019).