Suscribirme

ISSN 2684-0626

 

Aquí podés hacer tu donación a La Papa:

«está comprobado que una comunidad que apoya su literatura tira menos papeles en el piso»

Libros Tucumán es una librería especializada en literatura de Tucumán ubicada en Lola Mora 73, Yerba Buena – Tucumán.

 

 

 

 

 

Una ficción ante la realidad velada

Sobre Los pozos, de Mario Lavaisse

Por Felipe Quiroga |

Encontrar un pozo es preguntarse quién lo ha cavado y por qué. Un pozo necesariamente ha sido hecho por alguien, para desenterrar o enterrar algo. Pensar en un pozo es pensar en la historia de esa oquedad, en las múltiples posibilidades de que exista ese vacío. Un pozo puede interpretarse como una anomalía en esto que llamamos realidad y es natural tender a llenarlo con ideas que lo expliquen. Las búsquedas de sentido son una de las claves de Los pozos (EDUNSE, 2024), en la que el santiagueño Marito Lavaisse presenta un relato fragmentado y abarcativo que toma como inspiración las obras del británico Alan Moore (guionista de prestigiosos cómics, como Watchmen y V de Venganza) y del escritor mexicano Mario Bellatín, a quienes está dedicada la novela.

Asomarse a Los pozos es entrar en una historia no lineal que entrelaza distintos tiempos, personajes, temas y escenarios. El narrador de la primera parte es un fotógrafo que participa de una investigación arqueológica en el interior de Santiago del Estero. A medida que conocemos más sobre su vida y sobre su familia, el misterio en torno a la excavación comienza a crecer capítulo a capítulo.

Lavaisse irá desplegando de a poco una serie de piezas aparentemente disímiles: la presencia de la comunidad judía en Colonia Dora, la historia de los pueblos originarios, el avistamiento de OVNIs en el Cerro Uritorco, y las leyendas y mitos populares como la Salamanca. Son elementos que, conjugados, le sirven al autor para indagar y cuestionar sobre el sentido de las creencias y de cómo estas pueden adoptar diferentes formas, ya sea que tengan un origen científico, religioso o popular. Esta idea también puede aplicarse a lo individual: el narrador de la primera parte recuerda, en capítulos intercalados, parte de su infancia y de la relación con su hermano menor, y allí se sugiere que incluso lo que creemos saber de nuestra identidad es un relato que nos contamos a nosotros mismos, un relato que lejos está de ser la verdad. De este modo, el lenguaje y los símbolos aparecen como herramientas que pueden usarse para el ocultamiento. En ese sentido, la novela advierte que estamos rodeados por discursos, tanto a nivel macro como a nivel micro, que dificultan el acceso a la realidad “verdadera”. De hecho, una experiencia que vive el narrador con una droga que le convida un lugareño lo lleva a preguntarse si tal vez se encuentra viviendo en un simulacro o en una ficción. “¿Qué es eso que fumamos?”, pregunta uno de los personajes. “Magia”, es la respuesta que recibe, y no es casualidad. La percepción de la realidad como una experiencia ficcional y la magia como una herramienta para potenciar la comprensión del universo son conceptos centrales en la obra y en la forma de pensar de Moore, uno de los autores que inspiraron a Lavaisse.

La segunda parte de Los pozos aporta más información sobre la madre del narrador, al mismo tiempo que el autor desliza una crítica a los medios de comunicación (una de las principales fuentes de discursos de la sociedad) y ofrece un vistazo a los sinsabores de la vida académica. Anomalías magnéticas y desapariciones inexplicables suman a la trama elementos de ciencia ficción.

Uno de los aciertos de Lavaisse es recurrir a una prosa que fluye con agilidad, con un narrador que lanza comentarios ocurrentes en varias ocasiones y con la inclusión de guiños a la cultura pop. Esto último es una forma de construir verosimilitud en la historia personal del protagonista y también parece revelar el “ADN nerd” del autor: se mencionan videojuegos como Age of Empires y Pokémon, y personajes como los Caballeros del Zodíaco, los Power Rangers o el Maestro Yoda de Star Wars. Sin embargo, esta ligereza es el reverso de la densidad temática de la novela, que apunta a reflexionar sobre cuestiones como la percepción de la realidad y del tiempo, así como sobre la identidad, la memoria y los usos intencionales del lenguaje. Además, el autor logra generar una sensación de inquietud constante, no sólo por el misterio de los pozos, sino también por repetidas alusiones a hechos de corrupción política que aluden a un sistema siniestro que ocupa todos los espacios y de cuya influencia parece imposible escapar. Contribuye en este aspecto que parte de la trama se desarrolle durante los años de gobierno del juarismo en Santiago del Estero.

Los personajes (y el lector) son llevados a contemplar la posibilidad de percibir lo que los rodea o aquello que dan por sentado de una manera distinta. La novela evidencia la contradicción de estar atravesados por creencias que intentan interpretar la realidad, pero no hacen más que ponerle un velo tras otro encima. Por supuesto, existen discursos configurados con esta intención, la de hacernos vivir inmersos en un diseño de otros. Los pozos, que paradójicamente (o no) es una ficción, es esa “magia” que nos permite intuir el simulacro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *