Por Verónica Barbero| Los sábados somos una caravana obediente que sigue al cejijunto hasta la estación de trenes. Vamos a esperar el auto que nos compró de regalo. Sé que un día llegará en el vagón de carga, con moño amarillo, bajo un papel de celofán que hará crujir el viento. El guardia ya nos conoce y nos deja acampar sobre el andén desierto donde nos recibe un airecito con